Bien por el PIT-CNT. Una de las pocas cosas con las que estoy de acuerdo en lo que va del año es con las posiciones políticas que está tomando la central de trabajadores y trabajadoras. Está siendo muy seria al manifestarse frente a los ochenta mil temas con los que es bombardeada la ciudadanía, muy asertiva al demandar concreción (¡por favor, al menos una!) e interlocutores y posiciones claras respecto a la reforma del Estado. Está interpretando con amplitud las demandas sociales y es valiente y directa cuando decide que suspenderá en los derechos sindicales a aquellos trabajadores acusados de ejercer violencia de género. Bien por el PIT-CNT.
Es desde ese lugar, desde la admiración y el respeto por la independencia y la ética de sus posturas, que me llama la atención que la central no resuelva de una manera más justa el conflicto producido a raíz de la próxima Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Entre los temas principales, la Conferencia tratará los avances respecto al trabajo doméstico remunerado, para lo cual Uruguay, dadas sus últimas conquistas, es especialmente invitado. El problema se suscitó cuando al resolver quiénes compondrán la delegación a la Conferencia no se incluyó a ninguna de las integrantes del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD).
Ante la protesta de las integrantes del SUTD, dijo Juan Castillo (en la nota de la diaria del 27/05/2010): “Acá hay un interés político, hay un gremio que se está formando que todavía no tiene la experiencia suficiente y que puede no entender cómo es el mecanismo. Por eso les expliqué cómo era, que los sindicatos no van a la OIT por sí y ante sí, las que van son las centrales sindicales; que decidimos sus representantes en función muchas veces de los temas que son orden del día. Esta vez son cinco temas y no va un dirigente por cada uno. Se va a pelear la posición de Uruguay, nunca importó quién va”.
Y Castillo tiene razón. Pero esa misma razón forma parte del problema porque si bien es lógico que la central elija a sus representantes por la experiencia que tienen en el manejo político de todos los temas a tratar (y no sólo en el del trabajo doméstico), vale la pena preguntarse cómo adquirirán esa experiencia las sindicalistas del SUTD y de tantos otros sindicatos si casi nunca integran las mujeres ese tipo de delegaciones. En este caso hizo muy bien el PIT-CNT al incluir a una integrante del Departamento de Género y Equidad. Pero ya que lo hizo tan bien, ¿por qué no hacerlo mejor aun e incluir además a una integrante del SUTD? Defender el derecho al trabajo, defender salarios y condiciones laborales dignas, a la sindicalización, son objetivos y luchas que históricamente han sido difíciles para todos y todas. Pero para algunas ha sido y es más difícil aun. Por algo recién en 2009 las empleadas domésticas conquistaron derechos que los demás trabajadores y trabajadoras teníamos desde hace décadas. ¿No rechina un poco que vaya a la Conferencia de la OIT una representación de los empresarios y empresarias en el consejo de salarios sobre trabajo doméstico, pero ninguna integrante del SUTD?
Y está bien que vayan. Eso hablará de cómo en Uruguay entendemos la participación y el diálogo. Pero si no hacemos el esfuerzo necesario para integrar a las principales involucradas en la Conferencia, también estaremos mostrando que las conquistas conseguidas no alcanzan para que su trabajo se dignifique ante la sociedad ni para que su lucha sea reconocida, en todo lo que significa, por sus compañeros sindicalistas. Y eso no se lo merecen ellas ni el PIT-CNT, que está haciendo tantas cosas bien.