-¿Qué opina de la afirmación del senador comunista Eduardo Lorier sobre la necesidad de un proyecto económico alternativo al actual en el FA?

-Aunque no conozco cuál es la propuesta, en nuestro campo, el de la economía, discutir estas cosas siempre es bueno. Si hay ideas y propuestas que no se han tenido en cuenta hasta ahora, bienvenidas sean. Hay que escuchar cuáles son. De hecho el ministro de Economía va a estar reuniéndose con todos los sectores del Frente para eso. Obviamente, todo esto debe analizarse a la luz de si se está cumpliendo con los objetivos del programa. Por ejemplo, si se está reduciendo la pobreza, la indigencia, si está mejorando la distribución del ingreso. A mí me parece que en el período pasado mejoramos desde este punto de vista. La pobreza se redujo en más de diez puntos porcentuales, la indigencia se redujo a menos de la mitad, aumentó el trabajo y mejoró -todavía insuficientemente, pero mejoró- la distribución del ingreso. Si lo evaluamos a la luz de esos resultados, creo que la dirección es la correcta.

-¿Hay un proyecto hegemónico en el FA en materia de política económica?

-No, hay un proyecto del Frente Amplio. Tanto la política económica del período pasado como ésta son la política económica del gobierno del FA, no del Ministerio de Economía. Tuvimos obviamente períodos de discusión, y de esa discusión surgieron decisiones. En este período va a ser lo mismo, pero la política económica es de todo el gobierno. No es que haya un ministro que decida y se imponga a los demás, en absoluto. El gobierno colectivamente decide, a veces discutiendo más y a veces menos.

-Una de las cuestiones que están en debate para este período es la creación de un frigorífico nacional.

-En el programa está establecida -y eso se va a cumplir- la necesidad de discutir si se implanta o no un frigorífico nacional. Yo no creo que estén dadas las condiciones para que el Estado se instale como productor de carnes en la actividad frigorífica.

-Otra de las propuestas del programa del FA es la convocatoria a una Convención Nacional Constituyente en el primer año de la instalación del gobierno.

-Por ahora no hay movimientos al respecto. Me consta que eso está mencionado en el programa, pero no soy de los que piensan que Uruguay tendría que discutir ahora una reforma constitucional. No me parece bien en general que los países discutan frecuentemente reformas constitucionales. Tal vez más adelante, durante este período, se pueda ver si hay condiciones para enfrascarnos en esa discusión, pero en estas circunstancias, con necesidades tan importantes, realmente no lo comparto.

-Algunos integrantes del gabinete entienden que deberían otorgárseles menos beneficios a las inversiones extranjeras y poner más énfasis en la inversión pública nacional.

-Son los mismos incentivos, no hay ninguna diferencia entre inversión nacional e inversión extranjera. Una de las reglas de juego que defendió este gobierno es que no podía haber diferencias, porque lo que nos interesa son los resultados de la inversión. En este período la inversión nacional, tanto pública como privada, va a tener un protagonismo importante. En la medida en que el sector público no va a estar en condiciones de financiar totalmente las obras de infraestructura, vamos a tener que recurrir a asociaciones con el sector privado, y allí el sector nacional estará presente con incentivos muy importantes.

-Algunos actores de gobierno han cuestionado el funcionamiento de las zonas francas. ¿Hay algo para revisar?

-Los incentivos tienen que estar en permanente revisión. El de zonas francas ha traído al país progresos en materia tecnológica y de empleo, y ha generado un volumen de comercio muy importante, pero es un incentivo más. El objetivo es que en el país no sigan proliferando las zonas francas, no podemos apostar a un camino de incentivo permanente, hay que limitar. Por eso los beneficios en territorio no franco son en este momento muy similares a los que se perciben en zona franca. Para recibir estos incentivos hay un sistema de puntajes que se asignan en función de las prioridades fijadas por el país, y si se reúnen estos requisitos, se está muy cerca de los beneficios recibidos en zona franca. Ahora seguramente vamos a atender aspectos en los que todavía hay un retraso importante, como empleo juvenil y empleo de las mujeres, y eso puede motivar el establecimiento de nuevos criterios de puntaje para estimular la inversión.

Izquierda y renovación

-¿Este tipo de cuestionamientos dentro del FA puede responder a un apego excesivo a ciertas consignas?

-No, yo no puedo achacar eso a nadie. Sí creo que el FA tiene que estar en permanente renovación. No sólo en cuanto a su estructura, sino también desde el punto de vista ideológico. Sobre el programa, el FA tiene que estar permanentemente preguntándose, en primer lugar, si conoce bien la realidad a la que se está refiriendo y en la cual está actuando, requisito fundamental para hacer propuestas rigurosas. Y en segundo lugar, si las propuestas que está haciendo son realmente las que el país necesita para obtener lo que todos queremos, una sociedad que tenga prosperidad pero también justicia social. En esto no debe haber un pensamiento único en la izquierda, tiene que haber discusión. Éste es un punto a mejorar, sin duda. Porque la distancia entre fuerza política y gobierno aún es grande. Nos proponemos convocar a la Agrupación Nacional de Gobierno del FA ni bien asuman los nuevos intendentes, porque estamos convencidos de que eso va a ayudar a acercar a la fuerza política al gobierno, y a que haya una participación más activa en esa discusión.

-¿La fuerza política ha tenido carencias en cuanto a sentirse gobierno, por ejemplo en el manejo de los tiempos?

-Creo que la responsabilidad es compartida entre fuerza política y gobierno. Por supuesto que un gobierno tiene sus tiempos, sus velocidades, sus necesidades de acción, y la fuerza política tiene los suyos. Se trata de que unos y otros hagan un esfuerzo por acercarse; creo que hay que hacer autocrítica desde ese punto de vista. Y hay otra distancia entre la estructura del FA y el pueblo frenteamplista.

-El Congreso del FA que discutió la última candidatura presidencial lo dejó en tercer lugar. ¿Fue el trago más amargo de su carrera política?

-No por lo personal, porque esas cosas pueden pasar, y no fue una amargura porque sabía que iba a competir en la interna de todas maneras, respetando la decisión del Congreso. Lo tomé con preocupación frenteamplista, y es un ejemplo de la distancia a la que me refería. Es algo para discutir y mejorar.

-Los sectores del FA discuten hacer elecciones a padrón abierto. ¿Qué piensa de esto?

-Tiendo a adherir a todo lo que sea consultar al pueblo frenteamplista, sin límites ni rigideces. Pero estaría bueno que eso se encuadrara en una renovación profunda de todo el funcionamiento del FA. Esto tiene mucho que ver con la renovación ideológica, partiendo de una gran pregunta: ¿qué es ser de izquierda hoy en Uruguay y cómo podemos transitar como frenteamplistas por el camino de la izquierda? Las reestructuras que no estén asociadas con una discusión ideológica pueden ser parches o enmiendas algo artificiales que luego fracasan.

-¿Y qué significa ser de izquierda hoy en Uruguay?

-Me he dado una respuesta pragmática, y espero que no sea demasiado ambigua. Ser de izquierda es crear condiciones de justicia en la sociedad para quienes tienen una posición de mucha inequidad en el acceso a las oportunidades de la vida en materia de salud, educación, vivienda. Y al mismo tiempo, en el acceso a los frutos del crecimiento. Ser de izquierda es trabajar para que eso mejore, como objetivo fundamental del gobierno. Y no es sólo crear esas condiciones en el presente, sino también asegurar que en el futuro podamos seguir trabajando en la misma dirección; es pensar estratégicamente ese rumbo. Si estuviéramos de acuerdo en esto, hay cosas que no haríamos o no fundamentaríamos. Nos puede estar faltando, a veces, tener claro qué queremos lograr.

-¿Por ejemplo?

-Cuando se defienden cosas que sólo benefician a un grupo organizado de personas y perjudican a la gran mayoría, no creo que se esté en un rumbo de izquierda. Es lo que solemos llamar una actitud corporativa, y se encuentran muchos ejemplos en el país. Muchas veces son compañeros frenteamplistas los que levantan esas banderas.

-¿En el movimiento sindical?

-Sin duda, pero no sólo. Hay profesionales que no integran un sindicato y defienden propuestas que sólo están inspiradas por la defensa de sus intereses, a veces identificándose como frenteamplistas (recuerdo discusiones sobre el impuesto a la renta). Ésa no es una actitud de izquierda. Ser de izquierda es defender la transformación de toda la sociedad al servicio de los más débiles y los más humildes.

-Se ha planteado en el FA la necesidad de reemplazar a Jorge Brovetto en la presidencia.

-Independientemente de las personas, una de las peores cosas que nos pueden pasar es creer que la renovación pasa por cambiar la presidencia. Ésa tampoco es una actitud de izquierda, no es ir a fondo. Si todo lo demás subsiste, no soluciona nada y le crea problemas al que venga.

-Otro debate incipiente es si los sectores designan a las personas más adecuadas para los los organismos de FA. ¿Qué opina?

-Es grave lo que ha pasado, los sectores no le han dado importancia o jerarquía a la Mesa Política [MP] del FA. En el gobierno pasado parecía que la MP era el Consejo de Ministros, donde estaban las cabezas de todos los sectores, cuando en realidad no debía estar en Suárez y Reyes sino en Colonia y Ejido. Pero si creemos que mandando a nuestros mejores hombres y mujeres a la MP se arregla todo también nos equivocamos.

Por la acumulación

-¿Por qué la bancada parlamentaria del Frente Líber Seregni [FLS] no ha funcionado como tal?

-Estamos haciendo intentos por mejorar eso, y seguramente en los próximos días tengamos una reunión grande de coordinación. Está en sus comienzos, en sus primeros pasos, pero nuestra intención es que desarrolle su trabajo y que sea un mecanismo eficaz de acumulación al servicio de un enfoque renovador en el FA. Hay que discutir si los mecanismos de acumulación del FA y del FLS son los correctos. ¿Por dónde caminará en el futuro el FA para seguir acumulando y fortaleciéndose? ¿O ya llegó a su techo? ¿No podrá seguir innovando por otras vías?

-A veces parece que ese enfoque renovador tiene dificultades para incidir en organizaciones como el PIT-CNT, la FEUU o FUCVAM. ¿Coincide?

-La sensibilidad política que intenta reflejar partidariamente el FLS está en el PIT-CNT. Cuando recorremos algunos ámbitos sindicales más específicos la realidad es más variada, y en algunos casos efectivamente esa sensibilidad no está presente.

-¿El FLS nació para ejercer un contrapeso en la interna?

-¿Para contener o enfrentar algo? No, juro que no fue así en absoluto. Fue por la posibilidad de sumar en torno a un enfoque que compartimos y que el FA necesita. Vamos a intentar que esté presente en esta discusión que por fin el FA está dispuesto a dar.

-¿Las coincidencias con el MPP durante la definición de las candidaturas municipales han continuado en la práctica política?

-Cada vez tenemos más áreas de coincidencias y lo vemos en el propio gobierno. Además las buscamos, y no sólo con los compañeros del MPP sino con todo el FA, aunque cada uno defienda aquello de lo que está convencido. El MPP es el principal sector del FA y hay que analizar sí o sí la posibilidad de hacer cosas juntos en áreas muy importantes, sería terrible que no ocurriera. He encontrado muy buenas respuestas, para empezar, del presidente de la República, con quien trabajo muy cómodamente y en una sintonía muy especial, como no la teníamos antes.

-¿Es cierto que Mujica le da la derecha en política económica?

-Mujica nos escucha con mucha atención y respeta mucho nuestras opiniones. Trabajamos muy fluidamente y las discusiones se han desarrollado sin dramas.

-Apenas pasada la elección se comenzó a hablar de Tabaré 2014. ¿Qué le parece?

-Me parece muy bien, excelente. Tabaré ya demostró que no sólo puede ser un gran candidato sino también un gran presidente. Ahora, sería bueno que esto no lo empezáramos a discutir ahora [se ríe], porque no podríamos concentrar nuestra atención en los temas de la acción política.

-¿Y qué pasa con Astori 2014?

-Lo digo ahora con mayor énfasis, porque se trata de mí: por favor, que eso no nos distraiga ni un segundo. Si uno estuviera planteando estas cosas, estaría actuando en la vida al servicio de un objetivo personal y no de uno colectivo. Y puede haber contradicciones entre uno y otro. Es posible que lo que le convenga políticamente a una persona no le convenga al país o al FA. Ni por un instante quiero distraerme con objetivos personales para el futuro.

-La oposición atribuye la escasa tarea parlamentaria a la falta de iniciativas del gobierno. ¿Es así?

-Están entrando en una medida creciente las propuestas de gobierno. Hay importantísimos proyectos de ley prácticamente en discusión, como el de emergencia carcelaria, el de modificaciones tributarias o el de asociaciones público-privadas, que nos permitirá progresar en materia de infraestructura; se aprobó la nueva carta orgánica del Banco Central con modificaciones, y en breve entrará la del Banco República. Ya estamos en un tren intenso de iniciativas legislativas. ¿Por qué el ritmo parece diferente? Porque en el primer gobierno había que realizar transformaciones urgentísimas.

-Más allá de la necesidad de construir políticas de Estado y acuerdos, ¿cuáles serán los principales debates ideológicos con la oposición?

-Los temas fiscales estarán permanentemente en discusión y en eso se diferencia claramente un gobierno de izquierda de uno que no lo es. Ese debate va a darse ya en el Parlamento, porque estamos proponiendo cosas importantes en la materia, y quizá la síntesis más importante sea el presupuesto. En infraestructura, es probable que el planteo de articulación entre el Estado y el sector privado sea un tema de discusión y este año llegará al Parlamento un proyecto importante, que está casi terminado. Pretende establecer reglas de juego para esa asociación usando diferentes instrumentos financieros, como el fideicomiso o la concesión de obra pública, sobre todo en las áreas de transporte y energía. Hoy no existe legislación que establezca condiciones, requerimientos y límites en esta materia. Queremos establecer los criterios fundamentales a los que deban sujetarse esos instrumentos cuando sean utilizados, de modo que el país tenga reglas de juego conocidas por todos.

-¿Imagina un debate con la oposición y otro dentro del FA sobre este tema?

-Probablemente tengamos ambos.