El titular es la presentación de las noticias y, en un sentido más general, de una publicación. Es el principal elemento de cualquier contenido periodístico. Ayuda a captar la atención de los lectores, presenta y da un pantallazo de lo que viene a continuación. A partir del título es que la mayoría de los lectores deciden leer o dejar pasar una nota o, muchas veces, incluso comprar o no un periódico.
Para la diaria, la titulación es un elemento clave. Su estilo es uno de los elementos distintivos de la publicación. Tanto la tapa como cada encabezado de cada nota intentan marcar un perfil propio, creativo, con una fuerte dosis de interpretación dejada en manos de cada lector. Cada título y cada portada de la diaria implican un esfuerzo adicional de cada redactor y cada editor. Y también de cada lector. La mayoría de ustedes destacan y elogian rutinariamente esta característica.
En general, los titulares de la diaria están divididos en dos. Un título principal (en negrita y cuerpo de letra grande), habitualmente breve y que intenta ser original y creativo, y una bajada o colgado: un texto en letra más pequeña, normalmente más largo y explicativo de la noticia. La tapa funciona de la misma manera, con el título principal debajo de la foto y su correspondiente colgado debajo o a su costado, habitualmente en azul.
Sin embargo, la creatividad y el ingenio no siempre llegan de la mano del rigor y la buena comprensión de la información. Y eso es lo que critican de vez en cuando algunos lectores.
“Realmente no entendí el título” del 3 de junio, sentenció uno de ellos. Esa tapa mostraba una foto del presidente uruguayo, José Mujica, y la presidenta argentina, Cristina Fernández, mirándose, frente a frente. Debajo de la foto se leía en letras grandes: “Lo bravo es el monito reo” y una bajada que rezaba: “Hubo acuerdos sobre energía, salud y defensa, pero no se sabe qué pasará con el control de UPM y el corte de ruta”. “¿Quién es reo? ¿O no es por ahí que tengo que buscar la explicación?”, se preguntaba el lector. “No es la primera vez que me siento un idiota, o lo que es peor, que se mofen de cosas importantes”, agregó.
La doctrina
El mensaje es apropiado para intentar ahondar en el tema del estilo de titulación, que se distingue de cualquier otra publicación diaria uruguaya, tanto en forma como en contenido. Por ello consultamos al director de la diaria, Marcelo Pereira, quien explicó la doctrina que existe en la materia. Explica Pereira: “La idea, en general, es permitirnos y asumir un margen de libertad para comentar la noticia desde el título, aunque tratamos de que siempre haya elementos descriptivos [por lo general en el colgado] para no convertir la titulación en una adivinanza.
Esa libertad de comentar se expresa a menudo mediante el uso de humor, ironía y juegos de palabras, pero esto no se aplica siempre ni es, por supuesto, una norma. En el caso de las portadas, entra en juego la imagen, y la interacción es más compleja y rica”.
Agrega el director: “Nuestra forma de titular es una apuesta con riesgos, y no siempre nos sale bien. En todo caso, tampoco es nuestra intención ‘hacernos los vivos’, ni nos atribuimos la capacidad de poner a prueba la inteligencia de nadie. Proponemos un juego, pero no sólo porque nos divierta, sino también porque consideramos que jugarlo puede ayudarnos a valorar mejor los hechos”.
Sin embargo, Pereira se negó a explicar el título criticado por el lector para no “eliminar la utilidad de los sentidos múltiples”. Me parece evidente que la diaria, por ser un medio escrito, distribuido por suscripción, y por tener un propio estilo interpretativo, exige una mayor participación del receptor en la decodificación de sus mensajes. Así como busca ciudadanos críticos, que, por ejemplo, utilicen esta herramienta del Defensor de los Lectores para manifestar sus dudas, críticas o preferencias, también requiere de lectores lúcidos capaces de interpretar y de participar en ese “juego” que plantea Pereira.
Otro lector encara el tema desde el punto de vista de la exactitud y no de la interpretación. La bajada del título de una nota publicada el 10 de junio “dice que la desigualdad en Latinoamérica está más determinada por el país en el que se vive que por el género, la raza o la clase social”, pero, según Luis Bértola, el autor de la ponencia a la que se refiere el artículo, “esa afirmación es equívoca” y no refleja el espíritu de su conferencia. No me interesa en este texto evaluar si es correcta o no la afirmación de Bértola, sino alertar sobre lo obvio: si bien la diaria se toma una licencia creativa para sus titulares, no debe descuidar ni un segundo, ni en una letra, la búsqueda de exactitud y rigor en lo que informa.