Los obstáculos varían semestre a semestre, pero el resultado es siempre el mismo: el Mercosur no logra aprobar durante las cumbres presidenciales los temas centrales de su agenda. Este semestre, no obstante, los avances fueron significativos: se acordó el proceso de eliminación del doble cobro de AEC (para que los productos paguen arancel una única vez, cuando ingresan a cualquier país del bloque regional) y un mecanismo de distribución de la renta aduanera. En él se contemplan beneficios especiales para Paraguay, por ser el único país mediterráneo, y que por lo tanto no percibe ingresos por vía marítima.
Pero subsisten diferencias, y así lo explicó el sábado el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, Alfredo Chiaradía, al término de la reunión del Grupo Mercado Común (GMC). Este órgano está integrado por funcionarios de las cancillerías encargados de “preparar el terreno” para el encuentro del Consejo Mercado Común (CMC), que nuclea a los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de los países miembros, y que tendrá lugar hoy en San Juan.
“Todas las negociaciones que hemos llevado a cabo en el semestre están indicando que en la reunión de San Juan vamos a poder finalmente establecer mecanismos para la eliminación del doble cobro y para la redistribución de la renta aduanera”, manifestó Chiaradía. Aunque agregó: “El Código Aduanero es un documento muy extenso, solamente hay dos artículos que no han sido consensuados. Creo que son 200 artículos y el 1% del documento todavía no ha podido ser consensuado. La lógica indicaría que en esta oportunidad deberíamos lograrlo, pero no tenemos garantías”.
Ese 1% no consensuado echa por tierra la aprobación de todo el Código Aduanero. Y las diferencias tienen que ver con el tratamiento de los derechos de exportación, indicaron fuentes de la cancillería uruguaya. Argentina quiere incluir una mención expresa a que será potestad de cada país aplicar medidas como, por ejemplo, las detracciones a las exportaciones. Uruguay y Paraguay entienden, en cambio, que esto debe ser acordado por los cuatro países, que debe ser potestad del Mercosur y que así debe quedar establecido explícitamente.
La última oferta uruguaya fue directamente no hacer mención a ese tema en el código, pero esta propuesta sería también rechazada por Argentina, señalaron las fuentes. La última esperanza es que el tema logre destrabarse en el encuentro de hoy del CMC. “Argentina quiere legalizar la situación que hay hoy, cosa que es inadmisible”, enfatizaron las fuentes. Si el Código Aduanero no es validado, tampoco se acordará la eliminación del doble cobro de AEC, ya que esto está vinculado a la distribución de la renta aduanera. El fracaso del código complica además las conversaciones para un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, ya que ese bloque ha supeditado su concreción a que el Mercosur tenga un Código Aduanero común.
Y el Parlamento tampoco
Por otra parte, el CMC tampoco sancionará hoy una decisión suscrita por legisladores de los cuatro países del Mercosur en abril de 2009 para establecer un mecanismo de representación proporcional atenuada en el Parlamento del Mercosur (mediante el cual se instrumenta una integración del cuerpo legislativo que representa en mayor medida la población de cada país) y dispone la conveniencia de instalar un tribunal de justicia supranacional del Mercosur. El entendimiento al que habían llegado los legisladores consistía en que el Parlamento pasara de tener 18 representantes por país a tener 37 legisladores brasileños, 26 argentinos, 18 paraguayos y 18 uruguayos, en un primer período. Luego la representación brasileña subiría a 75 y la argentina a 43.
Pese al consenso legislativo, la cancillería argentina pretende ahora incorporar en el reglamento del Parlasur la exigencia de mayorías especiales para la aprobación de los temas con el objetivo de que Brasil no pueda por sí mismo o junto con un solo país decidir sobre los asuntos en discusión. Uruguay comparte esta postura, aunque cree que esto podría instrumentarse después, señaló en diálogo con la diaria el parlamentario frenteamplista Doreen Ibarra. “El acuerdo no se va a aprobar, no se llegó a tiempo”, reconoció.
Algo hay
Más allá de las divergencias, algunos asuntos tendrán luz verde en la cumbre de San Juan. Por ejemplo, el proyecto de interconexión energética entre Brasil y Uruguay, financiado por el Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), que ronda los 300 millones de dólares. El Focem también financiará el tendido de líneas de transporte de energía desde la represa de Itaipú a la localidad de Villa Hayes, cercana a Asunción, en Paraguay. Por otra parte, se modificará el reglamento del Focem para convertirlo en un órgano desconcentrado y darle mayor autonomía. Es probable que también se suscriba un tratado de libre comercio entre el bloque regional y Egipto.
En tanto, la cumbre social del Mercosur, que reúne a organizaciones sociales de la región y que se realizó la semana pasada en el Chaco, solicitó a los mandatarios que implementen una reparación económica para Paraguay por la guerra de la Triple Alianza, que enfrentó a ese país con los otros tres de la región.
Sobre el conflicto entre Colombia y Venezuela, si bien habrá conversaciones informales, es poco probable que surja una declaración, más allá de la eventual reafirmación de la voluntad de paz de la región. Es que los gobiernos prefieren privilegiar el diálogo en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), aunque éste no tuvo hasta el momento los resultados esperados.
Los presidentes del Mercosur sesionarán mañana en San Juan, y en la ocasión Argentina hará el traspaso de la presidencia pro témpore a Brasil, que tendrá en sus manos una agenda de temas pendientes bastante similar a la del semestre que pasó. El vocero de la Presidencia brasileña, Marcelo Baumbach, dijo ayer en conferencia de prensa que las prioridades de su gobierno serán fortalecer institucionalmente al Mercosur, reforzar su agenda social, realizar un esfuerzo por aumentar su visibilidad y hacer un balance sobre el patrimonio y los rumbos futuros de la integración, a 20 años de la firma del Tratado de Asunción.