El presidente dijo ayer en El Espectador que por el momento no hay una “necesidad apremiante” para hacer cambios en el gabinete, pero adelantó que en caso de que los haya, éstos implicarán a todo el equipo del ministerio. Se refería a las diferencias entre el ministro de Economía, Fernando Lorenzo (Nuevo Espacio), y el subsecretario de la cartera, Pedro Buonomo, y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Gabriel Frugoni, ambos del MPP.

También se ha manejado que otro emepepista, el subsecretario de Ganadería, Daniel Garín, ha tenido enfrentamientos con el ministro de ese cartera, Tabaré Aguerre, un independiente que cuenta con el respaldo del presidente.

En este último caso las mayores discrepancias surgieron por la no renovación de los contratos de directores de los programas Uruguay Rural y del Programa de Producción Responsable, mientras que en las primeras tensiones los temas son diversos: la discusión del presupuesto, el Código de Minería, el ingreso de los jubilados, profesionales y cajas de auxilio al Fondo Nacional de Salud (Fonasa) y la reforma de la Carta Orgánica del Banco República.

“El equipo no quiere decir que sean identidades calcadas ni nada por el estilo, más bien son complementarias, pero es en primer término un equipo. Yo no concibo cambiar un ministro sin cambiar el subsecretario, y no concibo cambiar el subsecretario sin cambiar el ministro, para mí es una realidad de equipo. Y cuando se está al frente de un equipo hay que procurar que el equipo funcione. Punto”, aseguró Mujica. En entrevista con Búsqueda, el presidente ya había dicho que a su entender el problema de fondo detrás de los roces “es de naturaleza política: las dos grandes corrientes que existen dentro del Frente Amplio, una más socializante y otra apenas progresista”.

Fuentes del gabinete ministerial dijeron a la diaria que varias de las confrontaciones en la interna del Ejecutivo se han dado por cuestiones personales, aunque también han tenido su peso las distintas visiones de la economía, que, al igual que a la interna de la fuerza política, se reflejan en el gobierno. La impulsada por el vicepresidente Danilo Astori y el equipo económico procura cuidar el crecimiento de la economía para atender las situaciones de desigualdad a través de las políticas sociales, mientras que otros integrantes del gabinete, donde se encuentran los representantes del MPP, señalan que con políticas sociales no alcanza y reclaman un rol activo del Estado que promueva una política industrial y de empleo.

Ante la duda

Para el diputado del MPP, Gonzalo de Toro, las dificultades radican en la falta de estrategia de la fuerza política: “Al no haber un rumbo claro, una estrategia a mediano y largo plazo, apostamos todo el problema concreto y coyuntural de lo que es el gobierno, y se empieza a discutir por cosas circunstanciales. El FA pierde perspectiva”. Discusiones sobre “si el gobierno es progresista o si es de izquierda, frigorífico nacional sí o no o industria pesquera sí o no no tienen sentido si no se tiene claro a dónde vamos, y para mí eso no está resuelto”, afirmó.

Para De Toro la mayor dificultad pasa por “cómo distribuimos mejor, cómo hacemos para achicar la pirámide de la desigualdad, que hoy se sigue estirando”, y las dos formas de hacerlo son, para el diputado, la vía impositiva y la salarial. De todas formas, para el MPP eso “no lo tiene que discutir el Poder Ejecutivo, sino el FA”. El legislador está “convencido” de que las diferencias o matices entre los integrantes del equipo económico se laudarían a través del debate: “Falta discusión, discutiendo se va a llegar a muchos más acuerdos de los que suponemos, el tema es que hace tiempo que no se discute temas de fondo”. La comisión de programa del FA, que a partir del plenario comenzará a funcionar de forma permanente, sería el lugar donde, según De Toro, se deberían dar estos debates.

El diputado Aníbal Pereyra (MPP) piensa que en el FA conviven más de dos grandes corrientes, aunque esa caracterización puede servir para comprender algunos de los debates que han dividido las aguas en los últimos meses. “Se han plasmado esas diferencias, por ejemplo, con la reforma de la Carta Orgánica del BROU o con la presencia de militares en las cárceles, y por suerte se han laudado. Y llegamos a acuerdos que no son más de derecha o más de izquierda, son acuerdos que te sirven para enfrentar la realidad”, sentenció.

Pereyra desconfía de que la categorización entre izquierda y derecha siga teniendo una mayor utilidad y ejemplificó con uno de los más duros conflictos sindicales recientes. “Supuestamente ADEOM está dominado por la ultraizquierda, pero para mí las prácticas que aplican son fascistas. Las pindongas son de izquierda. Un sindicato que sólo se mira el ombligo y el bolsillo, y que no le importa tapar de basura a una ciudad, no puede llamarse de izquierda”, criticó el representante electo por Rocha.

Evaristo Coedo, del Ejecutivo del MPP, reconoce que “lamentablemente” hay compañeros en el FA que ven a los emepepistas “sólo como grandes cazadores de votos”, y consideran que se trata de un sector que no cuenta con “cuadros formados para la gestión”. “Capaz que dicen eso porque armamos mateadas en el barrio Capra o en el Cuarenta Semanas. Lo ideal siempre es que la academia se involucre en mirar a esos barrios que recorremos; el problema es cuando la academia se niega a meter las patas en el barro y se termina quedando de espaldas a esas realidades”, aludió. Coedo mencionó algunos casos de cuadros aportados por el MPP que han llevado adelante gestiones exitosas, como el canciller Luis Almagro; el presidente de ASSE, Mario Córdoba; el gerente de ese organismo, Enrique Buccino, y el jerarca de la Oficina de Planemiento y Presupuesto, Homero Guerrero. Coedo no está de acuerdo con que existan dos “grandes tendencias” en el FA, y en todo caso recuerda, por si acaso, que la orientación del gobierno está pautada por el programa “aprobado por todos los sectores”. “Al MPP ningún sector le vino a plantear que existan diferencias o discrepancias en materia de gestión”, agregó.