Durante cuatro días se llevaron a cabo en la estancia El Mirador, ubicada en Soriano sobre un margen del Río Negro y a pocos kilómetros del Parque Andresito, las maniobras anuales de la División de Ejército I, que concentra en el sur del país al contingente más importante de tropas de las Fuerzas Armadas.

El campamento militar se instaló en un predio de la familia Ortolanni que ha sido prestado con frecuencia para este tipo de ejercicios que combinan la necesidad de despliegue espacial, accidentes geográficos y la posibilidad de utilizar munición real sin consecuencias. Una pequeña isla en el río fue el objetivo elegido. La operación consistió en simular la invasión de un ejército enemigo al que se le responde con una ofensiva rápida. La división integró a todas sus armas: infantería, caballería (mecanizada), artillería, ingenieros y comunicaciones. Primero comenzó la Fuerza Aérea, que lanzó un bombardeo sobre objetivos en la isla. Luego, un cañón antiaéreo disparó sobre un blanco móvil con fuego defensivo. La artillería, ubicada a unos 5 kilómetros del lugar, siguió el ataque con cañonazos que volvió a sacudir la isla. Luego aparecieron los carros blindados, y las unidades de fusileros terminaron la toma del objetivo marcado. La operación coordinada culminó sin mayores problemas -a algunos morteros se les rompió el percutor-, y permitió que las autoridades militares, políticas y la prensa presentes se llevaran una imagen de una acción planificada al detalle y que desplegó cerca de 500 efectivos, 40 vehículos y el armamento más moderno con que cuenta las Fuerzas Armadas. “Más allá de que hoy estamos involucrados en el Censo Agropecuario, en la seguridad de establecimientos penitenciarios, y en otras cosas, también se pueden realizar tareas relacionadas a nuestra función fundamental que es la preparación para el combate”, señaló el comandante del Ejército, Jorge Rosales, “pero aunque este tipo de cosas no pase, el ensayo de coordinación de tareas nos permite aceitar mecanismos para cualquier tipo de situación de emergencia en la que haya que actuar”, agregó.

La hora de los cambios

Rosales deja su cargo el 31 de octubre, tras cumplir cinco años al frente de la Fuerzas Armadas terrestres, y será sustituido por el general Pedro Aguerre. Habría que revisar muy atrás en el pasado para encontrar otro general que se haya retirado así. O fueron generales que no completaron sus mandatos o tuvieron dos o tres años de comandancia. La juventud de Rosales como general y el sorpresivo nombramiento de Tabaré Vázquez “salteándose” a otros oficiales permitieron que esto ocurriera. Por su parte, el jefe de la división que se desplegó en la maniobra, el general Daniel Castellá, pasará en febrero de 2012 a comandar el Estado Mayor de la Defensa (Esmade) en sustitución del general del Aire José Bonilla. Estos cambios generan dos vacantes en el generalato del Ejército. Si bien no se conocen candidatos y los mandos manejan sus propuestas, “en definitiva, es una decisión política, que está en manos del ministro” Fernández Huidobro, señaló el subsecretario de Defensa, Jorge Menéndez, quien acudió a la actividad militar en representación del ministerio. Para ascender a general están habilitados los coroneles que tengan por lo menos cinco años de ejercicio de su grado, aunque siempre se buscan profesionales con más tiempo, pero necesariamente menores de 55 años, que es la edad en la que se retiran como coroneles. Desde que gobierna el Frente Amplio, las formas de designación han cambiado. En la interna militar se maneja que aquellos oficiales que se desempeñaron en tareas cercanas a la política son “más conocidos”, como los edecanes o los que cumplen funciones en la Casa Militar. Estos oficiales corren con ventaja ante los que han permanecido en los cuarteles.

Chiches nuevos

En el marco de estas maniobras se presentó la incorporación de algunos vehículos blindados, el casco de origen británico y el nuevo fusil Stein, calibre 5.56, de fabricación austríaca, que permite más precisión, velocidad y traslado de munición. El ejército se encuentra recambiando los viejos fusiles FAL y este nuevo modelo de arma portátil con lanzagranadas y casi todo de plástico fue bien considerado por los mandos de la Marina y la Fuerza Aérea, que lo vieron en acción.

No participaron esta vez mujeres: “Hay cinco que deberían haber participado, pero ahora están en el perímetro del Compen”, dijo el coronel Manini Ríos, de la División I. Actualmente, una de las primeras mujeres que ingresó a la Escuela Militar ya se encuentra a punto de ascender al grado de capitán. Manini Ríos señaló que en el Ejército uruguayo, a diferencia de otros países, se permite a las mujeres pertenecer a cualquiera de las armas y que, si bien no se permite ningún tipo de relación mientras se desempeñan tareas, “existen parejas de militares”, y esto no representa un problema en la institución. También Uruguay es el país con más mujeres militares en misiones de paz, según Manini.

Este tipo de maniobras se realiza una vez por año en distintas regiones del país, siendo la de ayer una de las más importantes por la cantidad de efectivos desplegados. Lo que se pudo ver es el producto de un trabajo de varios meses de diseño táctico y estratégico donde se vuelca la capacitación combinada con la experiencia, mucha de la cual viene de los escenarios donde se desarrollan misiones de paz. Las pruebas con munición real habían comenzado la noche anterior. Se realizaron ejercicios nocturnos con la participación de la Fuerza Aérea que sorprendió a los efectivos del Ejército al conseguir iluminar el lugar “como si fuera de día”.