-¿Qué valoración política hace del desencuentro con Mujica por el paquete de cambios tributarios del Ministerio de Economía (MEF)?
-Hago una valoración muy positiva del desenlace. Tuvimos [el lunes] una muy buena conversación con el presidente. Es un muy buen proyecto, que se trabajó mucho en el Ministerio de Economía y que representa una base muy coherente con el sistema tributario actual. Además, que ya llegue al Parlamento esta semana es una muy buena noticia, porque significa que podemos tratar lo antes posible de avanzar con el trámite. Hay que recordar que estos cambios ya habían sido discutidos en el Congreso del FA de 2009 y están en el programa. Con el sistema tributario en 2007 marcamos que debía tener objetivos, equilibrios y capacidad de mejorarse. Y hoy hay que ver todo en su globalidad, en el debate público de estos días se hablaba sólo del IVA y no tiene sentido, porque también hay que ver los cambios que tiene el mismo proyecto en IRPF.
-¿Qué plazos manejan para el proyecto?
-El año de aplicación es 2012, veremos ahora cuál es el trámite parlamentario. El propio presidente Mujica ha dicho que pretende que se aplique lo antes posible. Son fechas complicadas, no creo que termine de definirse antes de fin de año. Si por mí fuera, eso sería lo ideal, pero no depende de mí, claramente.
-El MPP ha cuestionado que la rebaja de dos puntos en el IVA abarque también la compra de bienes suntuarios. ¿Qué opina?
-El proyecto está diseñado en función de sectores y capas de la sociedad, y no de bienes puntualmente considerados. Porque para establecer gravámenes selectivos según bienes hay otros impuestos, el IVA ni siquiera es el impuesto más eficiente para gravar bienes. Para esos casos tenemos el Impuesto Específico Interno (Imesi), ya sea para el whisky, como se ha dicho, o para cualquier otro bien, y es mucho más apto para estos objetivos.
Lo dijo
Presidencia del FA. "No tenemos un candidato, no lo hemos discutido. Debería ser un frentista de gran trayectoria, un actor político de fuste, que sepa articular con el gobierno, algo que es fundamental. Ojalá pudiéramos también, con estas decisiones, contribuir a la renovación generacional y hacer que el FA se vaya rejuveneciendo".
"Los acentos van a estar en educación y seguridad. En el Ministerio del Interior se ha progresado enormemente, pero hay que seguir avanzando. En algunos sensibilidades de izquierda todavía hay una visión romántica y no se valora la represión del delito como una herramienta".
"Es una vergüenza hablar de candidatos tres años antes. Tenemos que encarar con autocrítica nuestra tendencia permanente a pensar en términos electorales, totalmente fuera de tiempo. Pensar que la necesaria actualización ideológica del FA se resuelve hablando de candidaturas es un enorme error".
Ley de Medios. "Sé que hay algunos compañeros trabajando el tema, pero no conozco el producto. Es un tema muy delicado. Pero sí debemos discutir cómo distribuimos equitativamente bienes colectivos, que es un tema que Uruguay nunca resolvió bien. Más bien los manejó a contrapelo de criterios de justicia y democracia, porque en el pasado predominaron el dedo y la arbitrariedad. Tendríamos que salir de esa situación y hoy no tenemos un instrumento, aunque hay que tener mucho cuidado, y cómo se encara el tema de la regulación de contenidos es algo que me preocupa".
Delegados sociales. "La representación social en los organismos no puede estar mandatada por el movimiento sindical. En el BPS esa fórmula funciona, en otros casos no nos ha ido tan bien, como en ASSE o en la educación. Me gustaría que fueran representaciones sociales, no de corporaciones".
-¿Están pensando en más cambios tributarios antes de que termine el período?
-No hay que descartarlos, en absoluto. Un sistema tributario tiene que estar dispuesto a mejorar permanentemente. No existen los sistemas perfectos. Es algo para ir definiendo, no sólo a partir de la realidad, sino para garantizar la coherencia del sistema. Lo que no se puede contrariar son los objetivos del sistema y sus equilibrios.
-Algunos sectores del FA aspiran a gravar más intensamente las ganancias elevadas y a los sectores más rentables de la economía. ¿Eso contradiría el sistema?
-Las retenciones y los impuestos a las exportaciones contradicen totalmente el espíritu de este sistema. Y por eso siempre he estado en contra de impulsar medidas de ese tipo. Nosotros instalamos en 2007 un sistema tributario para que el eje sea el ingreso, entonces no podemos ahora contradecirnos con tributos que alteren esos objetivos.
-A nivel público, el ICIR se presentó como un triunfo del mujiquismo y el episodio del IVA como una pulseada que gana el MEF. ¿Las políticas económicas se vienen resolviendo caso a caso?
-Sinceramente no coincido con eso. En materia de políticas públicas, y en economía, siempre puede haber acuerdos y discrepancias, y no está mal que así sea. No hay caso a caso, porque equipo económico hay uno solo y está encabezado por el ministro de Economía, Fernando Lorenzo. Y las políticas tributarias son resorte del MEF, que es quien define las políticas. Eso en consonancia con el presidente de la República, porque los ministros no son entes autónomos. Ha habido discusiones, se presentaron argumentos por una y por otra posición. Personalmente he participado en más de una discusión, en el seno del Consejo de Ministros, y en muchísimas conversaciones con el presidente. En este caso fue a solas, cada uno presentando sus argumentos, discutiendo con tolerancia y tratando de entender al otro. No parece anormal algo así.
-La Consultora CPA Ferrere opinó recientemente que este debate interno podría convertirse en oportunidades perdidas, en referencia a una situación internacional favorable. ¿Qué piensa?
-Para que el país crezca sostenidamente se necesitan altos niveles de inversiones, superiores a los actuales. Hoy tenemos 20% del producto y Uruguay debería llegar al 25% lo antes posible. Esos cinco puntos no son algo sencillo y para eso se necesita un clima propicio. Ese clima tiene que estar sustentado en la confianza, un equipo económico que inspire confianza, certeza y credibilidad. No puede generar dudas. De esto hablamos mucho con el presidente, la última vez fue ayer, y él está de acuerdo con este razonamiento. Tengo la esperanza de que podamos seguir trabajando sobre esta base, porque los logros de Uruguay -ese 20% actual duplica el máximo histórico-, hay que consolidarlos, porque los cambios todavía no son suficientes.
-¿Comparte la idea de que en el FA persisten visiones dirigistas?
-No creo que sea “dirigismo” el término. Lo que veo en algunos compañeros es un intento por utilizar con énfasis distintos la política fiscal, es decir, ingreso y gasto público. En uno y otro caso se quieren usar esas dos hojas de la tijera fiscal de una manera que intenta acentuar, y el ICIR es un ejemplo, las posibilidades reales de la política fiscal. Tenemos que tener muy claro dónde están los equilibrios y evitar las contradicciones. Si diseñamos un sistema tributario basado en los ingresos, tenemos que seguir por esa línea, salvo que se demuestre que no es la manera de hacer justicia, y hoy no tenemos ninguna evidencia de eso. Al contrario, hay evidencia de que podemos perjudicar el sistema tributario si contradecimos sus equilibrios. Está comprobado en el mundo que la herramienta para avanzar en justicia es el gasto público social, que también requiere cautela, para garantizar un crecimiento sostenido. Puede haber una discusión en el FA sobre estos temas, pero no veo a sectores del FA pretendiendo un dirigismo estatal.
-La posibilidad de impulsar entes testigos aparece en el programa del FA.
-Es cierto que algunos sectores plantean eso. Entonces corrijo mi respuesta anterior: no veo actualmente al FA, con todo respeto hacia estas posiciones minoritarias, postulando posiciones dirigistas. Más bien veo a un FA comprendiendo cada vez más que el interés público también está fuera del Estado y que es importante ocupar espacios públicos no estatales. La izquierda comprende crecientemente, acá y en el resto del mundo, que las grandes herramientas para construir un mundo más justo están en otro lado, no en un Estado ocupando cada vez más espacios.
-En cuanto a la comunicación del gobierno, usted reconoció que se enteró de la postura de Mujica respecto del IVA a partir de la nota en El Observador. ¿Eso no complica la gestión?
-Sí, y es algo que hemos hablado con mucha sinceridad con el presidente. Incluso Mujica es muy autocrítico, al punto que el otro día en el Consejo de Ministros dijo una frase muy representativa, “se me escapó”, en cierta forma asumiendo que había dicho algo de más. Él es muy sincero y es algo que hablamos. En todo caso, sí es evidente que tenemos que mejorar nuestra forma de trabajo político y de comunicación. Pero Mujica tiene la virtud de poder dar marcha atrás. El hecho de asumir que se equivocó, o que se le escapó, o decir “está bien, vamos a hacerlo de esta manera”, es una enorme virtud de cualquier presidente. Y este presidente la tiene.
-¿Eso lo diferencia de Tabaré Vázquez?
-Sí, no son iguales. Totalmente. En el gobierno de Vázquez, cuando me tocó estar al frente del Ministerio de Economía y Finanzas, se nos presentaban menos oportunidades de tener problemas de este tipo, entre otras cosas porque actuábamos con mucho mayor autonomía o independencia. Había un estilo más autonómico desde el punto de vista de la actuación ministerial. Sin embargo, lo que son las cosas, en el primer año tuvimos un serio encontronazo [con Vázquez] y estaba dispuesto a renunciar, algo que no me ha pasado con este gobierno, al menos hasta ahora. Aunque también debo reconocer que [Vázquez] en aquella oportunidad actuó con flexibilidad.
-¿Tiene más diálogo con Mujica que con Vázquez?
-Hablo más frecuentemente con Mujica, por razones de estilo de gobierno y también porque un vicepresidente no es un ministro. También hablamos más porque le estoy dedicando mucho tiempo al Poder Ejecutivo, que es un tema que me interesa, y porque el estilo de conducción de Mujica lo permite.
-El jueves en La Teja hay un acto para pedir el regreso de Vázquez a la actividad política. ¿Comparte la iniciativa?
-Por supuesto, él es una figura de enorme trascendencia, que concita los mayores niveles de popularidad en el sistema político uruguayo. Tanto el FA como Uruguay necesitan que Tabaré Vázquez esté en la actividad política.