“Tal vez la bonanza económica pueda opacar esto, porque nuestros países hace ocho años que están creciendo a tasas muy importantes, entonces la bonanza suele ser una invitación a la siesta y a la insularidad de los países”, reflexionó. Caetano considera que los países de la región "se equivocan" al suponer que esa bonanza "va a resistir" o que los pondrá "a salvo de la crisis". “Estamos creciendo en función de la venta de los commodities, vendiendo alimentos sin procesar, incluso Brasil. El mercado para los productos con valor agregado es la región”, manifestó.
Según Caetano, en los últimos dos meses surgieron en Uruguay conflictos de coyuntura que han “reanimado” la discusión de la política exterior. Hizo referencia a las protecciones arancelarias de Brasil a la industria automotriz y las declaraciones del presidente francés, Nicolas Sarkozy, luego de la reunión del G20, respecto a los paraísos fiscales. Respecto a este último episodio, Caetano subrayó que se trató de la noticia más importante de los últimos meses en Uruguay, pero en la región "pasó desapercibida”. “En Argentina no fue noticia, y eso que para algunos uruguayos fue una acción muy dura contra el Estado uruguayo”, señaló.
Para Caetano, la integración regional se propone como una “sensata administración de conflictos de intereses”, enmarcado en un ciclo en el que “la crisis de manera directa o indirecta nos va a afectar y va a haber más conflictos”.
El politólogo advirtió que “si a la administración de la crisis no le ponemos pensamiento estratégico, vamos a tener problemas, sobre todo a nivel regional”. “Salvo por el caso de Brasil, los gobiernos regionales están dominados por la administración de los conflictos internos y carecen de construcción de agenda prospectiva, cuya ausencia a nivel regional dificulta la construcción de una mirada regional, en tiempos de cambios fortísimos en la geopolítica mundial”, sostuvo.
También advirtió que la integración regional ya no admite "la retórica de las palabras, que ha llegado a un nivel de agotamiento absoluto; llegó el momento de las ideas y de la acción política”. Según explicó, ahora el gran desafío en materia de negociaciones internacionales es China, al que definió como “el gran factor que ha permitido que saltemos de la crisis de 2008 y que condiciona nuestro mundo”. "Es necesario comprender lo que está pasando en China. Quienes creen que China va a ser un negociador benévolo están en un enorme error”, advirtió.
En cuanto al papel de Uruguay, recordó que su política exterior se ha llevado adelante "con el paradigma de país entre dos gigantes, pero hoy Brasil y Argentina han cambiado y las políticas que ayudaron a pendular entre ambos hoy ya no sirven”. Afirmó que por ese motivo es necesario "repensar la clave de política regional en nuestras iniciativas de política exterior”. Por último, reflexionó en torno a si la integración regional es América del Sur o el Mercosur: "Por supuesto que es complementario y no alternativo, pero para definir su complementariedad es necesario hacer prospectiva”.
Replantear el Mercosur
En la conferencia en el Cefir también expuso el brasileño Luiz Dulci, que se desempeñó como secretario general de Presidencia durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Dijo que es necesario aprovechar el momento de bonanza para repotenciar el bloque mercosuriano: “Llegó la hora de hacer un nuevo pacto, con un salto de calidad, para que el Mercosur no sea apenas un pacto comercial, sino también de carácter político y cultural”. Según Dulci, la economía “tiene su importancia” pero la integración “no puede ser sólo comercial”, ya que eso implicaría una “lógica empresarial” que no es conveniente.
Los problemas actuales del Mercosur, según dijo, también son “fruto de sus avances”, y puso como ejemplo que Brasil haya pasado, en menos de diez años, de ser el séptimo comprador de productos uruguayos al primer lugar.
Por su parte, el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena, reflexionó sobre las posibilidades de democratización del conocimiento y explicó que en países en vías de desarrollo existe una debilidad de demanda de conocimientos científicos por parte de la economía. “La inversión en conocimiento no es rentable”, explicó Arocena, quien relativizó el rol de China en el concierto mundial: “Ha llegado a la etapa de la sociedad basada en la industria, pero no a la sociedad basada en el conocimiento”.
Arocena pronosticó que en nuestra región “están empezando a surgir políticas de ciencia, tecnología e innovación, directamente vinculadas a la atención a la problemática social”. “Para eso se necesita una construcción de diálogos e interacción de saberes extremadamente complejos, aunque esto no es imposible [...] el imperativo de la democratización del conocimiento es insoslayable, pero a Uruguay, en el mejor de los casos, le queda grande la tarea y sólo la puede abordar a nivel regional”, remató.
Por otra parte, el ex embajador chileno en Argentina, Luis Maira, vaticinó que la coyuntura mundial beneficia a la integración sudamericana, ya que en las próximas décadas la subregión tendrá “mejores oportunidades” de procurar recursos y fondos. Enrique Rodríguez Larreta, del brasileño Instituto de Pluralismo Cultural de la Universidad Candido Mendes, explicó los problemas del Mercosur en la ausencia de un “mito integrador”. También propuso conformar “instituciones de intercambio”, ya que, desde su punto de vista, “en Argentina y Uruguay se conoce muy poco de Brasil”.