-Rafael Ubiría abandona la Fiscalía de Corte y pasa a la Procuraduría del Estado, ¿hay consultas políticas para designar sucesor?
-Efectivamente hay consultas por este tema. Pero me parece que empezar por el tema de los nombres es una forma de poner la carreta delante de los bueyes. Porque empieza a generarse, en definitiva, un problema “de interpretación” de si ése debe ser un cargo del sistema político o de los fiscales. No se termina de visualizar la necesidad de un cambio de abordaje, porque termina siendo un error del gobierno terminar haciendo consultas e insistiendo en una lógica tradicional de abordaje del tema, pensando en quién va para ese lugar. Toda la experiencia del gobierno anterior implicaba la necesidad de tener un Ministerio de Justicia, una cartera especializada en el tema. Además, con la crisis brutal de la educación parece difícil que el ministro (de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich) pueda dedicarle ni diez minutos al tema.
-¿Las consultas incluyen a la oposición?
-Hay consultas en trámite dentro del oficialismo por lo menos, no tengo claro en la oposición. Si Ubiría pasa como procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo el gobierno no necesita venia, y si eso fuera así debería renunciar y quedaría una vacancia definitiva del fiscal de Corte, que requiere mayorías especiales, y para eso sí se necesitan consultas con la oposición, porque el oficialismo no tiene mayorías. Lo que empieza ahora es una polémica sobre si el cargo es de particular confianza política o si es un cargo de culminación de una carrera. Esa polémica es inconducente, porque hay que asumir que el sistema está mal pensado y que parte del problema es que no hay una Secretaría de Estado especializada, que le impregne a esto una lógica articulada. Vamos a una reforma del Código del Proceso Penal y del Código Penal, y está absolutamente difuso quién opina sobre eso y le da seguimiento. Las políticas públicas en materia de Justicia siguen siendo bastardizadas, como si fueran secundarias, cuando son centrales.
-¿Por qué insiste con la creación del Ministerio de Justicia en este contexto?
-Porque es clave colocar el tema central: necesitamos un Ministerio de Justicia que pueda constituir una lógica de consultas permanentes y de definición de objetivos, preservando naturalmente toda la independencia del Poder Judicial, pero que se pueda dialogar con él. No se pueden seguir agregando al Ministerio Público y Fiscal nuevos elementos de fricción o que generen rispideces. Aquí se necesita otra lógica de condución y no seguir pensando que éstos son temas menores que se arreglan con un nombre. Deberíamos empezar por el Ministerio de Justicia, discutir sus cometidos y generar consensos.
-¿Hay consenso en el gobierno sobre el Ministerio de Justicia?
-El gobierno, cuando remitió el informe en cumplimiento de la ley de Rendición de Cuentas, expresó que tiene una opinión favorable, pero ahora dependerá de su voluntad. Pero parte del problema es que el tema lo tiene que conducir el propio MEC, que naturalmente está desbordado, entonces seguimos con los parches. Creo que es un gravísimo error y que todo cambio va a generar elementos negativos; no estoy en contra de los cambios, pero resolvamos primero los temas esenciales, que haya un Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y que después se discutan todos los nombres y los cambios.