En setiembre del año pasado, la banca oficial de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU) se declaró en preconflicto. En aquel momento, los principales reclamos del sindicato eran la equiparación salarial de los ex funcionarios del Banco de Crédito, ingresados con el sistema de "tres por uno" a los bancos públicos, un plan de rotación de personal que implicaba "traslados de trabajadores contra su voluntad" y la denuncia de que existían funcionarios que realizaban tareas que estaban "por encima" de sus funciones, comentaba el ex presidente del sector, Carlos Márquez, en noviembre de 2010 a la diaria. En aquel momento, las listas 17 (Partido Comunista, Fidel y por esos días todavía el Partido por la Victoria del Pueblo y el MPP) y la 810 (izquierda no frenteamplista) eran mayoría en la banca oficial.
A finales de año el conflicto comenzó a agudizarse. AEBU comenzó a paralizar las actividades en el clearing de cheques, una práctica que luego sería condenado por las listas minoritarias del sindicato en aquellos días (98, de Articulación, y 33), y también por el gobierno, que amenazó con decretar la esencialidad del servicio y sancionó monetariamente a los trabajadores que adhirieron a la medida. El jueves 9 de noviembre de 2010, Mujica le pedía al gremio que recapacitara sobre sus medidas y que no sea "injusto con gente que nada tiene que ver", en referencia a las consecuencias que tenía la paralización del Clearing sobre el cobro de cheques. Estas medidas, por el momento, se realizaban sólo en el Banco República, el "corazón" de prácticamente todo el conflicto.
Con el trasfondo de la elección de autoridades del gremio en abril y la amenaza del cese del convenio colectivo el 19 de diciembre de 2010, cuatro días antes una asamblea de la banca oficial radicalizó el conflicto rechazando una propuesta de salida del gobierno y, a instancias de las listas 17 y 810, generalizó el conflicto a toda la banca pública. Así, el convenio se venció y la discusión pasó a girar en torno a si este acuerdo regía mientras se estuviera negociando uno nuevo, todo eso mientras AEBU negociaba las sanciones de los trabajadores que adherían a los paros del clearing.
Versión oficial
Para el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Eduardo Brenta, la discusión central de este conflicto, es decir, los cambios a la escala GEPU, tiene un "alto contenido ideológico", y se trata de un esquema de ajuste salarial "que nunca funcionaría en una empresa privada". El gobierno, según Brenta, está intentando "una nueva lógica en la administración pública donde el funcionario vaya avanzando en función de metas y objetivos, sobre la base de un salario variable, que es lo que se ha trazado para todos". "Esa es la visión que tiene el Frente Amplio y, sin embargo, el Poder Ejecutivo flexibilizó mucho su planteo durante la negociación", sostuvo Brenta. Por su parte, el director Romero recordó que los derechos de los trabajadores se respetaron "durante todo el conflicto", que el convenio colectivo rigió incluso cuando se venció el convenio anterior y opinó que "la fórmula que se rechazó era la mejor de todas". Coincidió con Brenta en que la compensación de la escala GEPU es un beneficio que tienen los bancarios "que no es el correcto".
Nuevo escenario
El 5 de enero el gobierno firmó un acta con el sindicato en la que se comprometió a poner fin a las sanciones si los trabajadores autorregulaban sus servicios y no tomaban "medidas distorsionantes". A su vez, se iniciaba la discusión de un nuevo convenio colectivo, que hoy continúa. A principios de marzo, la lista 1955, que integraba el Espacio 17, se escindió del sector, dejando a la alianza que gobernaba la banca en minoría. En abril, las elecciones del sindicato marcaron, más que un triunfo de la lista 98 -que mantuvo sus cuatro cargos en el consejo de banca oficial-, la derrota del Espacio 17, que pasó de cuatro a dos consejeros, en un escenario que hacía difícil vaticinar mayorías, por la aparición de una nueva lista, la 575, con fuerte militancia joven, que obtuvo dos representantes en el consejo.
Pero tras las elecciones del sindicato, la postura del gobierno de eliminar la escala GEPU -que implica un aumento salarial a los trabajadores bancarios año a año- y el recorte de las partidas presupuestales de los bancos a partidas salariales fijas sobre finales de julio y la negativa de rellenar nuevas vacantes, radicalizaron a AEBU y minaron la posibilidad de un acuerdo, ante un Ejecutivo que dejó pasar largos lapsos sin convocar un ámbito de negociación tripartita. Así, el sindicato, bajo la égida de la defensa a la escala GEPU, consideró "insuficiente" una propuesta gubernamental del 16 de agosto.
Cancha embarrada
Tras esa asamblea, el gobierno y la dirección mayoritaria de la banca -ahora articulada bajo la alianza entre las listas 98 y 17- habían logrado un acuerdo de un nuevo convenio colectivo, que establecía diferentes franjas de aplicación de la escala GEPU, pero la asamblea del 6 de diciembre, impulsada por una moción presentada por las listas 810 y 575, tiró la propuesta por la borda y el conflicto volvió a radicalizarse, votando incluso una moción para desabastecer los cajeros automáticos en las zonas litoral y este del país.
En la última reunión entre el sindicato y el gobierno realizada el viernes, este último denunció ante el Ministerio de Trabajo que se violó el acuerdo del 5 de enero. También se advirtió que en caso de no haber acuerdo, a partir de 2012, regirán los nuevos presupuestos y los trabajadores comenzarán a correr un grado en la GEPU cada dos años y no cada uno como se hace ahora. Además, el director nacional de Trabajo, Luis Romero, aseguró que para los futuros ingresos "no correrá más la escapa GEPU".
En ese marco, el Ejecutivo mantiene la propuesta rechazada por el sindicato en la última asamblea, hasta que comiencen a regir los presupuestos de los bancos para 2012, por lo que desde el gobierno se espera un cambio de postura para la próxima asamblea del sindicato, convocada para el jueves 22. "Le advertimos al sindicato que era mejor acordar antes, que era ventajoso negociar antes del presupuesto", recordó Romero, que agregó: "Luego del presupuesto algunas cosas no van a dar y la fórmula deberá ser menor de lo que se hizo últimamente".
Lucha confrontada
Todas las corrientes de AEBU, a la hora de hablar del conflicto, apuntan sus dardos contra el gobierno. Para Ricardo Ibarburu (Articulación): “No hubo mucha discusión en las negociaciones”, y el Ejecutivo tuvo una “mala técnica de negociación” con “largos períodos sin convocar” al sindicato. Alejandro Gómez, de la 810, en cambio, sostuvo que “las baterías del gobierno apuntan a destruir conquistas históricas de los trabajadores bancarios, al punto de que ni siquiera la dictadura se animó a modificar los planteos que hoy hace este gobierno”. En tanto, Daniel Cuitiño, de la 575, interpretó que el gobierno actuó de “mala fe” al modificar “unilateralmente y en medio de la negociación” el sistema remunerativo de los bancos y opinó que, además, “intenta eliminar de la noche a la mañana un sistema que rige desde 1951, sin instaurar sistemas de concursos cristalinos”. “El sindicato tomó una postura radical, lamentablemente, por la contraria, cuando se nos atropelló desde el gobierno. No tuvo otra que cerrarse”, remató.
Además de estar peleando contra el tiempo, el gobierno y hasta su propia interna, el sindicato bancario tiene otro problema: “Hace ya bastantes semanas que hay un goteo de desafiliaciones. No son muchas pero es un hecho preocupante porque aumentaron”, explicó Ibarburu.