“La GEPU no la tocan, la GEPU no la tocan”, cantaban en el Palacio Peñarol algunos militantes bancarios, una vez rechazada la propuesta del Poder Ejecutivo, y en referencia a los cambios planteados para esa escala de corrimiento salarial, tema central de la asamblea.
La GEPU establece un aumento anual -que va desde los 500 hasta casi 1.500 pesos- para los bancarios públicos, y el gobierno pretendía eliminarla paulatinamente. "Es un mecanismo que no premia al trabajador que más se capacita y se esfuerza”, decía el 14 de setiembre el ministro de Trabajo, Eduardo Brenta, consultado por la diaria.
La oferta del Ejecutivo, avalada por la mayoría del consejo (las listas 98, de Articulación, y la 17, del Partido Comunista del Uruguay y del Frente Izquierda de Liberación), mantenía la escala GEPU en los trabajadores mayores de 51 años; los pasaba a dos años y sin topes en su categoría en la franja de 46 a 50 años; y para los menores de 46 preveía ascensos cada dos años con topes en las categorías.
La escala no correría para aquellos funcionarios que ingresaran al sector, aunque en caso de que éstos no ascendieran al cabo de diez años, tendrían un incremento equivalente a cinco grados de la GEPU.
En las intervenciones en la asamblea, las agrupaciones partidarias de avalar el convenio señalaron que este conflicto llevaba demasiado tiempo y apelaron a la "racionalidad" para aceptar la oferta gubernamental. Lo hacían frente a una asamblea mayoritariamente contraria a esa opción, al punto de que varios oradores que defendían el nuevo convenio fueron abucheados.
El presidente de la banca oficial, Gonzalo Pérez (98), recordó que “cada vez que rechazamos una propuesta del gobierno la que le siguió fue peor”. La moción de estos sectores destacaba que la fórmula habilitaba la inclusión de mecanismos "en los sistemas de concursos", y que aumentarían las garantías al "transparentar" esos procedimientos.
También destacaron las “contrapartidas" para mantener el salario real de toda la banca pública.
Todo menos la GEPU
Lejos de eso, las agrupaciones opositoras -las listas 810, la 575, algunos referentes de la 1955 y, en menor medida, la 33- se plantaron firmes. Cuestionaron que el Consejo de Banca Oficial violó el mandato de las últimas tres asambleas al negociar la modificación de la escala GEPU y argumentaron que la propuesta del gobierno generaba “división”, al estratificar “no sólo según el banco” sino a partir de edades.
Esta moción, que finalmente resultaría ganadora, establecía que si bien en la propuesta “hay una franja que mientras sea activa se beneficia, los otros sectores, sobre todo la franja de 45 o menos, y la de los nuevos ingresos son ampliamente perjudicados”. “No pueden aceptar llevar estas porquerías a una asamblea”, sostuvo Rafael Fernández (810), que acusó a Articulación de intentar ser “amiga” del gobierno, aunque “no inciden en él, son un florero”. “Esta es la respuesta a Mujica, Astori, Lorenzo, Calloia, ¡se meten en el culo!, ¡se meten en el culo la fórmula!”, finalizó.
Minutos después, Alejandro Gómez, también de la 810, pedía la renuncia de todo el consejo: “Hay alguno acá que vendió Pluna y tiene el rostro de estar con los trabajadores, ¡hay que echarlos a patadas!”, dijo, en referencia al ex presidente de ese ente Carlos Bouzas, quien de inmediato se acercó al estrado a insultar a Gómez.
A raíz de eso, el ex jerarca de gobierno fue agredido cuando se retiraba, lo que generó una extraña escaramuza: voló algún golpe, se escucharon insultos y todo terminó sin mayores consecuencias.
La moción de la 575 y la 810 resultó ganadora. Además de rechazar la propuesta del Ejecutivo, plantea “recurrir a todas las vías y herramientas para hacer respetar” la negociación colectiva, incluyendo “recursos de amparo ante la justicia y otros mecanismos jurídicos”. Además, se votaron dos mociones complementarias: paros en la división Finanzas del Banco República para hoy y mañana, de 15.00 a 20.00, e interrupciones en las cargas en cajeros automáticos por los próximos dos fines de semana, primero en el litoral y después en el este del país. También habrá una comisión de delegados el 20 de diciembre y una nueva asamblea dos días después.
A la salida, el presidente de la banca oficial, decía que será necesario “reconstruir el clima de fraternidad interno para llevar adelante las resoluciones”. “Hubo cierta intolerancia para escuchar las opiniones contrarias a la resolución que se votó”, concluyó Pérez.