Pocos deben ser los días en que José Mujica inicie su actividad con una ceremonia religiosa. Sin embargo, ayer a las 8.00 el presidente desayunó con una misa ecuménica en la catedral de la ciudad junto con la senadora Lucía Topolansky, el intendente del departamento, Guillermo Besozzi, y el obispo local Carlos María Collazi. Tras la celebración, Mujica reconoció no ser creyente, aunque dijo tener un “tronco cristiano” que compuso buena parte de su pensamiento.

Tras el evento partió hacia el parque Admirable Alarma, a pocos kilómetros de Mercedes, para participar en la celebración del bicentenario del Grito de Asencio. El momento simbólico de esa instancia consistió en plantar dos árboles nativos en el terreno donde tuvo lugar originalmente el levantamiento. La siembra la protagonizó Mujica, secundado por Besozzi.

Luego de esa acción llegó el turno de la oratoria, que, a diferencia de lo que sucedería minutos después en el teatro de Soriano, fue bastante breve. Mujica, último de los oradores, hizo un discurso bastante similar al de la inauguración de los festejos del Bicentenario, en el Palacio Legislativo. Según recordó, la república que comenzó a forjarse en los primeros tiempos de la historia de Uruguay fue “gaucha y a caballo”. Reivindicó la figura del caudillo citando a Juan Bautista Alberdi: “Tal vez la expresión posible de la democracia jugó alrededor del caudillo. Eran vástagos de una democracia primitiva, y era la única forma de poderse aglutinar”.

Para Mujica los uruguayos deben sentirse “orgullosos de ser orientales”, pero también es necesario ser “quisquillosos” con “la defensa de nuestra independencia y libertad”. “No es una retórica. En tiempos de globalización, donde aceleradamente la humanidad está cambiando”, “se crean unidades de carácter continental en donde los acuerdos internacionales van podando las prerrogativas de los viejos gobiernos nacionales y las fronteras se hacen cada vez más permeables”. “Les corresponde a nuestros muchachos el idioma digital y el inglés para comunicarnos en este tiempo”, concluyó, para después agregar que es necesario buscar “las raíces en la patria vieja”.

Por su parte, Besozzi entendió que “esto tiene que servir para unirnos y trabajar. No va más aquello de la capital por un lado y el interior por otro”. También hizo uso de la palabra el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, como presidente de la comisión interpartidaria para el Bicentenario.

After Pepe

Culminada la conmemoración, el centro de acción de la actividad política pasó a ser el reconstruido teatro Hernán Viera Castro, ya sin la presencia de Mujica. Allí se celebró una sesión extraordinaria de Diputados, que además fue la última que tuvo como presidenta a Ivonne Passada (MPP). La presencia fue mucho más allá de los diputados y abarcó también a ministros, senadores, autoridades de las Fuerzas Armadas, de la Suprema Corte de Justicia y figuras políticas locales. No obstante, la cámara baja no pudo completar su composición. Previo a la oratoria del colorado José Amy, Passada destacó que la presencia era de 90 en 99 diputados, lo que motivó el aplauso de los presentes.

Durante su exposición, Passada saludó a las figuras presentes y entre ellos incluyó a los “señores ex presidentes”. El único presente era el nacionalista Luis Alberto Lacalle, que al escuchar la expresión de la diputada comenzó a mirar hacia sus costados y luego sonrió, evidenciando el yerro de la legisladora. Lacalle se ubicó en una suerte de palco a la derecha del escenario junto al ministro de Defensa, Luis Rosadilla, Ehrlich, el comandante en jefe del Ejército, Jorge Rosales, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Bonilla, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Lesley van Rompaey, y el prosecretario de presidencia, Diego Cánepa. En segunda fila se encontraba Pablo Mieres (PI), en medio de dos generales de las Fuerzas Armadas.

Passada dijo no tener dudas de que “aquí nació la patria” y resaltó que de ahora en más los diputados tendrán la responsabilidad de reivindicar como corresponde la fecha del 28 de febrero. La alusión estuvo en sintonía con lo que había dicho hacía minutos su colega Gonzalo Novales (PN), que fue orador como diputado por Soriano. Novales había señalado que “como fecha patria al 28 de febrero no le fue fácil”. Según había señalado, “por circunstancias que desconocemos estaba en el olvido. Debido a la desatención de las autoridades pasó a ser una fecha desconocida en todo el Uruguay menos en Soriano, y han tenido que pasar 200 años para que las autoridades la valoren”.

Además, la hasta ayer presidenta de la cámara destacó que “hace 200 años el interior estaba sometido al control de la capital y esa concepción no continúa”. Respecto a la descentralización indicó que “hay estructuras nacionales que estamos intentando cambiar y debemos acelerar esos procesos”. Para la diputada revivir esta historia significa “luchar contra la pobreza en cada rincón del país, que cada uruguayo tenga igualdad de oportunidades y lograr hacer una patria solidaria”.

También hablaron los otros dos diputados de Soriano, Roque Arregui (FA) y José Amy (Partido Colorado). El frenteamplista destacó que “en momentos en que la educación está en el centro de las grandes preocupaciones, está más vigente que nunca la frase de Artigas: sean los orientales tan ilustrados como valientes”, en tanto que el colorado dijo que existe una gran deuda con los gauchos que gestaron la revolución. “Nunca tantos le debieron tanto a tan pocos”, remató.

Cerró la oratoria por los partidos el independiente Iván Posada, que en lugar de subirse al escenario con un papel para leer su discurso -como hicieron los demás- lo hizo con un viejo libro en sus manos, a fin de hacer las citas históricas para reconstruir el clima.