El caso tiene acusaciones de sabotaje político, como en Watergate, con la diferencia de que esta vez se trata de un embrollo de la interna departamental salteña del Movimiento de Participación Popular (MPP) y que el acusado no es el presidente de la República, sino el primer suplente de la senadora frenteamplista Constanza Moreira (Espacio 609) -quien también fue senador suplente en el período anterior- y presidente de la mesa departamental del Frente Amplio (FA) en Salto.
La historia, que comenzó en una reunión política en mayo de 2009 en la que se coordinaba una visita del entonces precandidato presidencial José Mujica, llegó hasta el máximo órgano legislativo del país y comenzará a dirimirse en la próxima sesión de la comisión de Constitución y Legislación de la cámara alta cuando el tema ingrese al orden del día del cuerpo.
En aquella reunión de militantes del MPP hubo un entredicho con un activista de izquierda, Raúl May, que terminó en una denuncia efectuada por otro militante del MPP, Eduardo Perrone. Según este último, en aquel encuentro “le pegaron a May, y de atrás”, porque “él es muy intelectual y los superaba en la discusión”. En cambio, el senador suplente Eduardo Muguruza alegó que fue una discusión en la que May propuso hacer la próxima reunión en un lugar diferente y él le dijo que la reunión debía ser en el lugar donde estaban. “Luego la cosa fue subiendo de tono y él respondió agresivamente, lo que derivó en algunos forcejeos, por lo que yo le pedí que se retirara”, agregó. Según Muguruza: “Después Perrone, que ni siquiera estuvo presente en la reunión, hizo la denuncia [por agresión] y se ocupó de darle publicidad a la misma por todos los medios”.
Luego del episodio Muguruza hizo algunas declaraciones en medios de prensa que motivaron a Perrone a denunciarlo penalmente por difamación e injurias. El actual presidente de la departamental de Salto dijo que cuando fue consultado por los medios acerca de la denuncia de Perrone, contestó que “siempre hubo gente en la izquierda infiltrada que se ocupa de magnificar situaciones para dañarla” y también recordó resaltar que “hay conductas de la gente que se parecen a actitudes que hubo en otros lugares, que hacen parecer a una acción de gente vinculada al fascismo”. “Lo asumió como una acusación personal y lo llevó a la Justicia”, interpretó. Sin embargo, Perrone sostuvo: “Muguruza sale a rebatir la denuncia, dice que soy un infiltrado para romper al Frente Amplio y que soy un neonazi”. “Cuando le hago la denuncia, en lugar de presentarse en el juzgado se ampara en los fueros”, agregó.
En concreto, según el diario Cambio, de Salto, Muguruza dijo que “le falta raparse la cabeza para ser neofascista”, en aparente referencia a Perrone. Hoy el actual senador suplente dice que no tiene problemas en ir a declarar al juzgado, y en caso de ser necesario, votar su propio desafuero.
No es tan fácil
El pedido de desafuero ingresó al Parlamento en noviembre y ahora está en el orden del día de la comisión de Constitución y Legislación. No obstante, los senadores no están seguros de que Muruguza tenga fueros, ya que, por más que tomó juramento, se trata de un senador suplente. “Yo creo que no tiene fueros, sólo los tendría si estuviera ejerciendo la titularidad”, entendió el presidente de la comisión, Francisco Gallinal (Partido Nacional), que, sin embargo, dijo que desde el cuerpo van a hacer las consultas jurídicas pertinentes. la diaria también consultó a Eduardo Lorier (FA) y Ope Pasquet (Partido Colorado), de la misma comisión. Todos repitieron que la asesoría jurídica del Poder Legislativo definirá el tema y ninguno se animó a definir si votará o no el desafuero, salvo el propio Muguruza.