El viernes, la mitad de los generales en actividad acudieron al lugar de reclusión de Machado y recién avisaron a Rosales cuando estaban en la puerta de la Guardia. Las autoridades ministeriales se enteraron del hecho a través de la llamada telefónica de un medio de prensa.

El evangelio según Langón

En este contexto, el abogado de Machado, Miguel Langón, presentó ayer la apelación a la sentencia del juez Ruben Saravia. Según explicó Langón a la diaria, se reiteraron los argumentos de que Machado actuó “bajo órdenes” y que hubo “un enfrentamiento armado”. Alegó que su defendido tiene varios testimonios a su favor y que la otra parte tiene sólo las declaraciones de “un testigo único” y la trayectoria de la bala, y sostuvo que “cuando las versiones son contradictorias se anulan mutuamente”. Langón afirmó que “no se trata de un homicidio cualquiera”, sino que es “eventualmente exceso del uso de la fuerza por parte del oficial”. El catedrático de derecho penal consideró además que el argumento de que Machado actuó con “brutal ferocidad es un error técnico del juez” y que “el argumento de que Machado es peligroso es circunstancial”, ya que el coronel retirado “se recibió después de abogado por la Universidad de la República” y esto muestra que “no representa un peligro” para la sociedad. Respecto a la decisión del gobierno de sancionar a los generales que visitaron a Machado, evaluó que “visitar a los presos no es falta administrativa en ninguna parte del mundo”. Recordó que Mujica visitó al militar en actividad procesado Miguel Dalmao y acotó que es “una de las obras de caridad que está en el evangelio”.

Desde el gobierno se había informado que el tema se analizaría en una reunión del gabinete de seguridad, pero la evaluación se adelantó y ayer por la mañana hubo una reunión en la casa del ministro de Defensa, Luis Rosadilla, que se encuentra con problemas de salud, donde los jerarcas de la cartera analizaron el tema. Por un lado se descartó el relevo de los generales, porque ésta sería una medida que generaría un alto grado de confrontación en un contexto ya de por sí complicado, dado que implicaría relevar a la mitad del generalato en actividad. Por otra parte, se consideró que ameritaba una sanción, en primer término por la “forma” en que se realizó la visita. Si bien la actitud de los generales no implicó la violación de alguna norma escrita en particular, sí se violaron “normas de la práctica”. “En la verticalidad de mando va de suyo que tenés que comunicar hechos como éstos”, señaló una fuente del ministerio.

A esto se suma una “actitud corporativa” de los generales, ya que no se trató de una visita aislada sino coordinada. El coronel retirado José Carlos Araújo, integrante del Foro Concordia y Libertad, dijo a Montevideo Portal que la del gobierno es “una sanción leve para quedar bien con dios y con el diablo”.

Lo sucedido el viernes no es un hecho aislado. Un grupo importante de generales en actividad ha expresado en diversas instancias su discrepancia con la forma de conducción de Rosales, porque entienden que es “demasiado tibio” o que no defiende en forma adecuada los intereses de la institución. En el caso del relevo del general de la División Ejército 1 (la más importante del país), Luis Pérez, el general relevado y Rosales discutieron especialmente por el tema Ley de Caducidad, y por la forma de conducirse de Rosales en general. El comandante en Jefe solicitó la destitución de Pérez.

Según informaron a la diaria fuentes del Ministerio de Defensa y del Ejército, cuando Rosales comunicó a Pérez su voluntad de relevarlo, hubo un intento de resistencia por parte de Pérez y algunos militares de su entorno, y eso motivó su posterior arresto. Consultado al respecto por la diaria, el ministro Luis Rosadilla aseguró desconocer el hecho.

Los jerarcas del ministerio son conscientes de las tensiones en la interna militar y evalúan constantemente la distribución de fuerzas. Por este motivo, entre otros, cuando Rosales deje su cargo este año, lo más probable es que asuma en su lugar un militar de confianza del gobierno, Daniel Castellá, actual jefe de la División Ejército 1 y hermano del subsecretario fallecido, Gabriel Castellá.