En el gabinete productivo realizado ayer dialogaron finalmente en forma directa dos visiones distintas sobre la conveniencia de aumentar la carga tributaria a los grandes propietarios de tierras. Hasta el momento, el debate en el propio seno del gobierno se había dado a través de la prensa. Ayer el presidente José Mujica presentó la propuesta que había anunciado dos semanas atrás.

La idea de Mujica es que el impuesto, que se aplicaría como un adicional a la contribución inmobiliaria rural, sea progresivo. La propuesta la presentó en realidad el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Gabriel Frugoni, que fue el primero que planteó la idea públicamente. En ella se propone gravar en forma anual con ocho dólares por hectárea a los predios de entre 2.000 y 5.000 hectáreas; con 12 dólares para los que tienen entre 5.000 y 10.000 hectáreas: y con 16 dólares para los latifundios mayores a las 10.000 hectáreas. Los predios de menos de 2.000 hectáreas continuarán pagando cuatro dólares por hectárea anualmente. Mujica reiteró en el encuentro "que no se baja" de esta idea y alegó que se trata de una "cuestión de principios", en la que pesa mucho su historia militante.

Los jerarcas del Frente Liber Seregni (FLS) en el gabinete -en particular, el vicepresidente Danilo Astori y los ministros Fernando Lorenzo (Economía) y Enrique Pintado (Transporte)- reiteraron su percepción de que el impuesto tal cual está planteado no es conveniente, y se comprometieron a elaborar una contrapuesta.

Luego del encuentro no hubo voceros oficiales, tan sólo un escueto comunicado de Presidencia en el que se señaló que "existió total acuerdo en el seno del gabinete" respecto de "la procedencia" de plantear un aumento de los tributos al agro, "en momentos de particular crecimiento del sector". "Luego de un intercambio de opiniones entre los diversos integrantes del gabinete, se convino que sobre esa base se realice la elaboración de las alternativas que puedan plantearse en cuanto a los instrumentos a utilizar para la consecución de dicho fin, las que se evaluarán en la próxima reunión de gabinete", informa el comunicado.

En declaraciones a la prensa, Astori aseguró que hay coincidencia "en los puntos de partida", en que "el agro está necesitando mejoras importantes", pero que se analizará "la mejor vía para implementar esta propuesta" y se presentará una alternativa, probablemente el próximo lunes.

Lealtad pero con límites

La situación generada en torno al planteo de aumentar los tributos a los grandes propietarios rurales incluyó nuevamente un episodio de falta de coordinación entre Mujica y sus ministros, en este caso el de Ganadería, Tabaré Aguerre, y Fernando Lorenzo. Los secretarios de Estado se enteraron por la prensa de la iniciativa. En el FLS hay preocupación por este tipo de actitudes de Mujica.

En esa línea, el publicista Esteban Valenti, integrante del FLS, opinó en una columna publicada en su agencia Uy.press que la lealtad no es “infinita”. Valenti se refiere a Astori como a una figura que ha sido leal “hasta las últimas consecuencias”, tanto a Mujica como a Tabaré Vázquez, pero fundamentalmente leal “a un proyecto”, el del FA. Considera que fue “el garante de la seriedad y de la confianza en el manejo de la economía, de los impuestos, del gasto, del crecimiento del país”. “Ha reclamado que se respeten ciertos criterios básicos, que los temas delicados y sensibles, como los impuestos, se analicen bien, se integren al análisis de toda la política económica y se considere que se aprobó un sistema tributario, y que no debe toquetearse, debe manejarse con toda la seriedad y responsabilidad necesaria. ¿Es mucho pedir?”, continúa Valenti. Y agrega: “¿Es mucho pedir que se consulte antes a los ministros involucrados en cada tema? ¿Es una exigencia demasiado grande, tener en cuenta la institucionalidad democrática y republicana y no enterarse por la prensa de proyectos de nuevos impuestos? ¿No descubrir un día sin que nadie lo haya discutido -por ejemplo- a nivel del Consejo de Ministros que ahora la OPP es la que definirá el rumbo tributario?”.

Valenti advierte que a pesar de todo Astori “sigue siendo leal”, pero considera que a esta altura es “demasiada lealtad”, ya que “si se pierde” dentro del FA “el contrapeso, la garantía, el sentido de equilibrio, estamos muy adentro del horno, y esa sensación crece”. “¿No llegará el momento en que la situación llegue a un límite y se vuelva inmanejable? [...] La lealtad es hermana dilecta de la paciencia, de la reflexión, pero es pariente más cercana de la coherencia, de la responsabilidad institucional y política. Y viven muchas veces en tensión. A veces la tensión es demasiada. La lealtad es una calle obligatoriamente de doble mano”, evalúa.