El diputado nacionalista José Carlos Cardoso (Herrerismo) propuso el año pasado derogar la Ley de Caducidad. Este año se la jugó por la nacionalización del hierro. El 27 de junio el Partido Nacional anunció que pintará en su sede un mural en honor a los luchadores del partido contra la dictadura. Un mes antes, en mayo, el diputado Jorge Gandini era el principal orador, en el teatro El Galpón, del congreso de la agrupación que encabeza, la Héctor Gutiérrez Ruiz, más conocida como "la 250". Allí promovió un acercamiento con los actores de la cultura, un terreno que hoy parece patrimonio casi exclusivo de la izquierda.

Tras la derrota nacionalista en 2009, el partido mantuvo un largo proceso de "autocrítica" en el que el denominador común de la dirigencia fue que era necesario lograr una "mayor vinculación del partido con la sociedad". En ese marco y en lo que va del actual gobierno, el partido abrió una mesa departamental de Asuntos Sociales en Rivera; el actual presidente del directorio, Luis Alberto Heber, anunció que es partidario del matrimonio igualitario; el actual presidente de la Cámara de Representantes, Luis Lacalle Pou, manifestó su interés en legalizar el autocultivo de la marihuana, para lo cual incluso presentó un proyecto.

En varias oportunidades los legisladores blancos hicieron declaraciones en defensa de los trabajadores. El diputado Pablo Iturralde (Alianza Nacional) denunció "persecución sindical" tras la relocalización de la presidenta del sindicato del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS); el diputado Pablo Abdala (Corriente Renovadora) apoyó en octubre del año pasado los reclamos que los funcionarios públicos hacían a la Ley de Presupuesto, durante un acto organizado por la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE). En aquella oportunidad Abdala habló en una mesa redonda instalada en una carpa que se ubicaba frente al Palacio Legislativo, bajo pancartas sindicales y entre mediotanques, choripanes y tortafritas.

Empecemos de nuevo

La autocrítica se cerró con la renuncia a la presidencia del directorio del ex presidente Luis Alberto Lacalle el 11 de junio. En su lugar asumió Heber y a partir de entonces trató de instalar un cambio en la forma de dirigir el partido. Así trató de expresarlo en la reunión que mantuvo ayer con el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, donde dijo haber iniciado "una nueva instancia de diálogo con la central". "Venimos a establecer un nuevo tiempo. Hay una generación que asumió la conducción y entiende que esto tiene que ser así”, sostuvo.

En el encuentro, la delegación del PN propuso que surjan reuniones más frecuentes entre la central y los nacionalistas, en tanto que ambas partes expusieron temas de agenda que les generan preocupación. El PN se refirió a la educación, la seguridad, la capacitación de los trabajadores y las modificaciones a la Ley de Negociación Colectiva. En este último punto, que fue el motivo de la demanda de los empresarios ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el partido se ofreció a mediar entre trabajadores y patrones. Según señaló Abdala, el dirigente sindical Richard Read también habría propuesto una comisión cuatripartita, que incluye al gobierno y a representantes de los partidos políticos.

Oveja negra

El otro coordinador de la central, Edgardo Oyenart, dijo a título personal que no considera viable entablar un diálogo más asiduo con el PN, ya que este partido está en las "antípodas ideológicas" de los trabajadores. Para Oyenart los nacionalistas durante su gobierno "han dejado claro que no reconocen ningún derecho de los trabajadores" y también tienen diferencias insalvables respecto al concepto de la caducidad, algo que ve como "una diferencia muy grave". "No se han ganado su legitimación", entendió Oyenart, quien dijo que histórica y actualmente "ellos han defendido los intereses de la clase dominante".

Desde el PIT-CNT se insistió con el cumplimiento del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y se cuestionó al sector empresarial por poner a Uruguay "entre los 25 países bajo la lupa de la OIT". Además, se comunicó la postura de la central, contraria a la aplicación del régimen penal adulto a partir de los 16 años.

El coordinador de la central Juan Castillo valoró que el PN destaque que el PIT-CNT es un "actor relevante de la sociedad" y dijo que desde la gremial están dispuestos a "explorar el camino propuesto y ver si se puede avanzar". Otro de los coordinadores, Fernando Pereira, hizo referencia a la eventual mediación del PN para la negociación con las cámaras empresariales, y si bien dijo que se habían planeado "tener un diálogo tripartito junto con el gobierno", agregó que "todo el que quiera contribuir con el movimiento sindical en la búsqueda de soluciones es bienvenido".

Un árbol en el bosque

La diputada Ana Lía Piñeyrúa (Unidad Nacional) no considera que el PN se esté corriendo hacia la izquierda. Explicó que de la misma manera que el partido se reunió con la central de trabajadores lo hará con las cámaras empresariales. Para Piñeyrúa, el PN siempre tuvo posturas “pragmáticas”. No obstante, admitió que el cambio de directorio marcó “un cambio en la forma de ver las cosas”, que responde a que el directorio actualmente quedó comandado por “una generación de luchadores contra la dictadura”. “Nos conocemos casi todos de ahí”, sostiene.

Iturralde entiende, en cambio, que la conducta del PN se fue más a la izquierda. Confesó: “Muchas veces me siento identificado con posiciones progresistas, de izquierda”, posición que “dentro de los paramétros caducos de la visión derecha-izquierda, no me molesta para nada”. “Muchas veces me siento más progresista que el equipo económico”, declaró, y coincidió que “hay una impronta generacional que toma el partido en este momento, que se inicia en la posdictadura” y que “retoma las viejas banderas del wilsonismo”. Iturralde también consideró que el PN dejó que el Frente Amplio se “apoderara” de algunos sectores de la sociedad.

Por su parte, Abdala consideró que “no existe una táctica ni estrategia en estos movimientos”. “Las circunstancias nos han pautado a todos, y en un mundo desideologizado donde seamos proclives a abrir la cabeza vamos a aceptar que a veces cuestiones que no reconocíamos como legítimas lo son y las podemos incorporar, de la misma forma que planteos históricos que fueron nuestros hoy los incorpora el gobierno”, entendió.