-¿Lo sorprendió la posición del Partido Socialista sobre AFE?

-En un principio la diferencia era grande y nosotros nos movimos, porque la verdad es que nos convencieron. Nuestra idea original era crear una SA de propiedad de los ministerios de Economía y de Transporte. Y nos convencieron de que AFE tenía que ser el accionista mayoritario. Capaz que se interpretó que nos movimos como debilidad y no como búsqueda de consenso. Creo que cuando uno va a una discusión con los compañeros dentro del FA no puede querer ganar el 100%. Tenemos la esperanza de que este camino, que ya decidió el Poder Ejecutivo, sea aceptado finalmente.

-En el FA se está hablando de actualización ideológica. ¿El rol del Estado debería entrar en la discusión?

-Por supuesto. La relación Estado-mercado y qué tipo de mercado es fundamental. Tenemos también que ponernos de acuerdo en qué es ideología. Porque si por ideología entendemos paradigmas ideológicos, ya no hay acuerdo posible, porque hay gente que tiene una base social cristiana, otra marxista, otra gramsciana. Entonces, hablemos del acuerdo político que dio origen al FA, renovemos ese acuerdo. El neoliberalismo afectó más las cabezas de todos nosotros que la acción económica, en el sentido de que generó una sociedad hiperconsumista, individualista, y eso se ve en los comportamientos aun de los sectores de izquierda. Los que priorizan solamente su posición sectorial por encima del colectivo, en el fondo son neoliberales ideológicos. Eso también tenemos que rediscutirlo: ¿dónde están los límites?, ¿podemos ser indisciplinados?, porque esto no se arregla con dos ave marías y tres padre nuestros de castigo. Pero no podemos discutir los paradigmas. No nos vamos a poner de acuerdo, es una discusión que nos deshace. Ya de pique nunca el FA tuvo un objetivo socialista. Fue siempre democrático, antiimperialista y antioligárquico. Incluso esas categorías hay que rediscutirlas, porque de izquierda somos todos. Algunos son de la izquierda radical del verbo, y otros somos radicales de los resultados, y ése es el radicalismo que cambia la realidad.

Debes y haberes

Este miércoles la comisión de Transporte y Obras Públicas del Senado recibirá a Pintado y al directorio de Pluna Ente Autónomo para abordar la situación financiera de la aerolínea. El ministro dijo a la diaria que aún se analiza el balance, pero que "daría la impresión", más allá del episodio de las cenizas del volcán chileno que motivaron la pérdida de vuelos, que "la tendencia -obviamente más lenta que las ganas que nosotros tenemos- es que el déficit se vaya reduciendo lentamente".

En cuanto al nuevo rol que tendrá la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) a partir de la aprobación de la Ley de contratos de Participación Público-Privada (PPP), el ministro afirmó que el organismo se limitará a ser "articulador y facilitador de los proyectos. "Las decisiones políticas las tomamos nosotros, entre otras cosas porque somos los que pagamos", enfatizó. Y aseguró que se siente "muy cómodo" con la designación de Adriana Rodríguez, cercana al Movimiento de Participación Popular, al frente de ese organismo.

-¿Hablar de liberación nacional y socialismo es hoy sólo una consigna?

-Yo no califico a los demás, pero a ver... socialismo... China, Vietnam, Cuba, ¿de qué me estás hablando? Esas cosas no me dicen mucho. Yo no quiero hablar en consignas. Si yo te digo "patria arriba y rosca abajo", ¿qué te dice eso? Yo qué sé. Capaz que vos diciendo "liberación nacional y socialismo", el otro diciendo "paz y amor", y el otro diciendo "viva la revolución del pan y de las rosas", queremos decir lo mismo.

-En la Mesa Política se discutió el acuerdo fundacional del FA. ¿Habría que revisarlo? ¿Hoy la categoría oligarquía ya no sirve?

-Antes pensábamos que una extensión enorme de tierra daba mucho dinero. Hoy hay unidades productivas de poquísimas hectáreas que generan mucho más dinero. Antes reclamábamos la explotación intensiva en el campo. Hoy está lleno. Analicémoslo. Los latifundistas, los oligarcas, están en otra categoría. La teoría tiene que estar basada en la realidad, y si no explica bien la realidad, hay que cambiarla y punto.

-¿Esto puede vincularse a la discusión sobre el impuesto a la propiedad de la tierra?

-Nosotros partimos de una coincidencia enorme. Que los sectores del agro a los que les está yendo muy bien tienen que hacer un aporte extraordinario para el desarrollo rural, y que los que usan la infraestructura rural para obtener dinero tienen que hacer un aporte para su mantenimiento. El tema es cómo lo hacemos, cuál es la manera más eficaz de cumplir con el fin.

-Tabaré Vázquez pidió hace algunos días poner fin a las disputas internas a través de los medios. ¿Comparte?

-Coincido con la preocupación. Siento que hay una exacerbada sectorialización. Hay mucha reunión y poca discusión política, mucha reunión formal y poca informal. Hay poco cultivo de las relaciones personales, que eso ayuda mucho. Yo estaba en un gremio que estaban todas las tendencias de la izquierda posibles y teníamos discusiones muy fuertes en las asambleas, pero terminaban y nos íbamos a tomar una todos juntos, y ahí hablábamos de la vida. Podíamos ser amigos y tener diferencias políticas. Y creo que se está perdiendo el cariño entre nosotros. No sé si nos contagiamos de los peronistas o algo de eso, pero hay una especie de obsesión por la lucha de posiciones, y cuando la lucha por el poder se transforma en un fin en sí mismo, nos olvidamos que nuestra misión es construir una sociedad con la gente y para la gente. Siento a veces que, como dice Pepe, le buscamos el pelo al huevo para encontrar una diferencia, y eso no está bueno. Llegamos a eso por muchos factores: primero porque estamos en el gobierno. Segundo, tuvimos un cambio de elenco gubernamental dentro del mismo partido, y no es un cambio tan fácil. Implica que algunos se van y otros vienen, y eso seguramente genera sentimientos a favor y en contra. Creo además que estamos estudiando poco. Tenemos el desafío de construir una fuerza política que hegemonice ideológicamente, que genere lo que generó el batllismo en el Uruguay, un sentido común que independientemente del partido que gobierne, sea el que opere en la sociedad. Y ese cambio de cabeza no lo hemos logrado.

-¿La lucha por cargos ha incidido en la pérdida de fraternidad?

-Mentiría si dijera que no. No sé si es lo que pesa más. Creo que también sacrificamos cuando éramos jóvenes carreras en torno a una sociedad nueva que estaba a la vuelta de la esquina, y un día esa sociedad cayó de la noche a la mañana sin que nadie tirara un petardo. Eso también desacomodó a mucha gente. Por otro lado, lo que hablábamos: el neoliberalismo penetró con su cambio de valores, que está operando en las relaciones entre la gente. Hoy las relaciones son más violentas. Hay una resolución de los conflictos que es el juego de suma cero: yo gano todo y tú pierdes todo, o al revés. Y no se busca la conciliación. Hay muchas cosas que pasaron y que a nosotros también nos cambiaron.

-¿Hay alguna característica del FA que lo exonere de que le suceda lo mismo que a la Concertación en Chile?

-El único antídoto es no creernos que no nos va a ocurrir. Siempre hay que estar alerta. Yo de la derrota colorada aprendí muchísimo. Ellos gobernaron 90 años este país, y se olvidaron del partido y de la gente. El gobierno chupó al partido y el partido se burocratizó, y al burocratizarse perdió contacto con la ciudadanía. Y para mí es fundamental que el partido cumpla una función de contacto con la gente para palpar directamente cómo están influyendo las medidas de gobierno y pensar las transformaciones para el futuro. Hay un debe en la forma de comunicar, y también nos estamos salteando la formación de cuadros de gobierno. Siento que se está bajando el nivel de la discusión, y me preocupa cuando creemos que hablar sencillo significa bajar el nivel. Tú podés hablar sencillo siendo muy profundo. También podés ser muy superficial. Y si sos superficial, estás yendo a un modelo de sociedad que no queremos, muy de lo que muestran algunos medios de comunicación argentinos. No podemos estar esperando que uno o dos grandes líderes nos saquen siempre del riesgo que tenemos. Hay que construir algo que nos supere a todos.