Aguerre propuso "separar propiedad de uso de la tierra" y evaluó que más que trabajar sobre la "tenencia" de la tierra se podría haber apuntado a la "capacidad contributiva" de los productores. Según explicó el coordinador de la bancada de diputados, José Bayardi (Vertiente Artiguista), Aguerre manifestó que la concentración de la tierra "es una preocupación de todos, también del Ministerio de Ganadería (MGAP)”, aunque, de todas formas, según contó el senador Ernesto Agazzi (MPP), expresó un matiz al considerar que "en los últimos diez años no hubo concentración visible". Los datos del ministro señalaban que hubo concentración "entre los grandes propietarios", es decir, que éstos compraron otras grandes extensiones; pero no hubo pequeñas propiedades que se convirtieran en grandes latifundios.

Aguerre presentó un informe sobre "las consecuencias dinámicas de la aplicación del ICIR" en los distintos rubros agropecuarios, y planteó especial preocupación porque el impuesto afecte negativamente la ganadería de cría. Según informó Aguerre, esta actividad rinde 36 dólares por hectárea y gravarla "puede tener un impacto que desestimule el aumento de la cría de novillos por año".

El ICIR gravaría a los predios con un índice Coneat 100, mayores a 2.000 hectáreas, pagarían ocho dólares por hectárea los que tengan hasta 5.000 hectáreas, 12 dólares por hectárea los que tengan entre 5.000 y 10.000 y 16 dólares los que tengan más de 10.000. Bajo estos supuestos, según los cálculos del Poder Ejecutivo, el ICIR recaudaría 60 millones de dólares anuales.

Para impedir este impacto sobre la ganadería de cría es que Aguerre defendió ante los legisladores la eliminación del 1% que se cobra a la venta de semovientes, que significaría la eliminación de 18 millones de dólares que actualmente recaudan las intendencias.

Otro de los puntos de atención para el MGAP es que el ICIR, en su intención de desestimular la compra especulativa de tierra, no signifique un desestímulo a la inversión que tiene como objetivo el arrendamiento para actividades productivas. En ese sentido planteó que es necesario "separar propiedad de la tierra de uso de la tierra".

Además, dijo a los legisladores que el proyecto debería contemplar los predios "que puedan tener dentro de sus hectáreas bosque indígena o nativo, y que están obligados a mantenerlo". En estos casos, para Aguerre se debería disminuir la cantidad de hectáreas a computar para el impuesto.

Cada ministro con su librito

Uno de los senadores que integra el grupo de trabajo, el ex ministro de Ganadería Agazzi, consideró “lógico” que el ICIR afecte de” distinta forma” a las actividades productivas, pero apuntó que “la ganadería es una cosa residual. Las tierras que no son buenas para granos, ni para forraje con vaca lechera o arroz quedan en la ganadería”. Sobre esto, Agazzi consideró que pese a que la renta neta por hectárea en la ganadería de cría sea más baja, sigue siendo “bastante alta”. Según sus cálculos, una familia rural con 400 hectáreas dedicadas a la ganadería de cría tendría una renta neta de 18.000 dólares, por lo que, superficies menores a las incluidas en el proyecto “tienen el equivalente a un salario medio uruguayo”.

Agazzi contó que en la reunión se le preguntó a Aguerre sobre qué herramienta sería la adecuada para frenar la concentración de la tierra y el ministro “no propuso ninguna cuestión mejor”, sino que planteó alternativas como “el impuesto a la renta y no a la superficie”.

Respecto a la discusión sobre el uso del índice Coneat, que mide el crecimiento del pasto, por lo que se toma como un indicador de la productividad de carne y lana, Agazzi consideró que muchas críticas “técnicamente no tienen fundamento”. “Quedó claro que es un índice de producción del suelo, y que es el que hay, se aplica en todo el resto de la legislación, así que si se quiere cuestionar es otro tema”, manifestó. Según Agazzi, Aguerre reiteró que hay producciones, como la arrocera, que si se toma en cuenta el índice Coneat de las tierras deberían producir poco, pero sin embargo, producen mucho. Esa productividad, entonces, no estaría medida en el indicador. Para Agazzi eso es “un desvío del índice” que no le quita validez.