-En materia de reforma del Estado, ¿cuál es la discusión central?

-En algunos sectores se piensa que el mercado es el que mejor asigna en temas tan básicos como la salud, la educación. La discusión es qué cosas queremos que sean bienes públicos, porque cada vez se han ido ampliando más, y para sustentarlos se precisa más eficiencia del Estado, pero también más presión fiscal. Con una presión fiscal de 15% como algunos países, es imposible.

-¿Hoy la presión fiscal en Uruguay es la adecuada?

-Uruguay tiene caminos para avanzar. No hay que pensar en el crecimiento por el crecimiento. Se vienen años en que lo importante es la igualdad, más que el crecimiento. Por supuesto que nadie quiere decrecer, uno puede sostener esos niveles, pero la reforma del Estado parte de un rol diferente del Estado con respecto al mercado. No puede existir un buen mercado si no existe un buen Estado. El mercado, por sí solo, no crea bienes públicos, no genera equidad y no piensa en el largo plazo.

-¿No hay unanimidad en la izquierda respecto a que el mercado no puede cumplir esas tareas?

-No, yo creo que no es unánime. Ha permeado [la visión que asigna un rol determinante al mercado] en algunos lugares donde predomina lo técnico por sobre lo político. Nosotros acabamos de plantear esta discusión en la comisión de programa del FA. Venimos de un deterioro del rol del Estado, y eso de alguna manera permea mucho, no sólo en lo político, en lo sindical también. Hemos descreído de un montón de cosas y a veces a la propia herramienta la hemos desgastado. No hay unanimidad en que cada vez tengamos más bienes públicos. Muchos se pueden ver tentados a decir: hasta acá llegamos, ahora lo que nos queda es gestionar mejor. Y yo creo que no.

-Se ha mencionado el IRAE progresivo, ¿qué otras medidas se manejan para una mejor distribución de la riqueza?

-Puede haber otros impuestos o subvenciones. Para nosotros, inclusión no es inclusión financiera, es tener, por ejemplo, un sistema de microcréditos diferente, con otras garantías. Dar apoyo, como está haciendo el Fondo de Desarrollo [Fondes], a empresas autogestionadas, pero expandir eso a lo que sería una especie de mini banca de desarrollo, en la que no sólo esté el Fondes sino también pequeñas empresas nacionales. Eso lleva de alguna manera a focalizar beneficios, tener más presión fiscal en los lugares que tienen más ingresos. Cuando uno propone un IRAE progresivo está intentando captar determinadas rentas económicas que se tienen en el país, que son excepcionales y que están directamente relacionadas a determinadas coyunturas internacionales -el caso de los granos, por ejemplo-, y que deben aportar a ese esquema. Necesitamos un Estado que debe planificar, que debe revalorizar lo político ante lo técnico, porque ante la ausencia de políticas y de debates sobre esto, lo que hemos hecho muchas veces es tomar instrumentos que nos brindan los organismos internacionales, una especie de lavaculpas porque son muy focalizados, en sustitución de las políticas.

-¿Estas ideas se han conversado con el Ministerio de Economía?

-No hemos conversado de estas cosas con ningún ministerio. Es una cuestión que se propone a largo plazo, pero también hablamos de estos dos años que quedan de gobierno. En los temas impositivos yo nunca digo “de esta agua no he de beber”, hay que ver los contextos. Hoy hay presiones inflacionarias pero va a haber seguramente necesidades por el lado de la competitividad.

-¿Debería reevaluarse la actual política cambiaria?

-Sería necesaria una política que pueda contrarrestar a las políticas de emisión de Estados Unidos. La única herramienta a futuro, si no queremos depender exclusivamente de los bienes primarios, es tener una complementariedad productiva con la región. Y ésa es toda una definición para la izquierda, donde también tenemos diferencias. La competitividad es un problema para todos nosotros. Por eso en algún momento en la región tendremos que tener algunas políticas macroeconómicas comunes.

-¿Es posible en este escenario?

-Estamos en un buen momento. Por lo menos es más posible ahora que antes. Nosotros ahora estamos con un tema inflacionario, pero bueno. Yo creo que la herramienta de tipo de cambio flexible está muy bien, pero... Por eso digo, solos no podemos. Tiene que ir de la mano con una política regional. No podemos estar más a los vaivenes de esas grandes presiones de los países desarrollados.

-Mi pregunta apuntaba a la política cambiaria de Argentina.

-Argentina está defendiéndose a su manera, pero de una manera solitaria. Creo que en un esquema más virtuoso, ese tipo de medidas no sería necesario. Argentina no hace esas cosas contra nosotros. Indefectiblemente algún coletazo tenemos, pero está defendiéndose de ese problema con el exterior.

-El nuevo concepto de funcionario público [ver nota relacionada], ¿puede ser replicable a otras relaciones laborales, por ejemplo a la Intendencia de Montevideo?

-Siempre hay cosas para tomar cuando uno hace una reforma. No me animo a decir si es un modelo a tomar en cuenta por la intendencia. Con esto lo que se pretende es lograr una mayor eficiencia en la gestión mediante criterios como el trabajo, el mérito, la capacitación, y desalentar a los contrarios. Ahora, esto está relacionado con determinado tipo de conducción política, y es un juego dialéctico entre ambas. Yo tengo que tener una gestión política fuerte y buena. Te puede frenar la parte administrativa, pero pueden ser no operantes los cargos jerárquicos.

-¿El Estado debería aportar recursos para una solución en el tema Pluna?

-Es una discusión interesante, y es un buen momento para darla. Como toda política, se trata de priorizar. Yo apoyo lo que está haciendo el gobierno en un tema complejo, que tiene muchos años, pero me parece que estas circunstancias abrieron la posibilidad de una discusión de este tipo.

-¿Va a decir su opinión?

-No.