La condición de locatario del Partido Colorado (PC) no sólo se reflejó en el color rojo que casi abrumaba en el decorado de la mesa, sino también en la extensión de los aplausos a Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti frente a las protocolares palmas a quien será probablemente el candidato del Frente Amplio en las próximas elecciones. Los ex presidentes entraron juntos, Batlle dialogando animadamente con Vázquez.

Previo a las exposiciones, hubo algunas exaltaciones patrióticas, como la entonación de las estrofas del Himno Nacional y reiteradas manifestaciones de “orgullo” por ser uruguayos por parte de los expositores y del moderador. “Siento orgullo, como uruguayo integrante de este sistema político, de que en una casa de un partido se reúnan ex presidentes de partidos distintos a dar sus visiones. Es una muestra de republicanismo y de democracia de la que gozan pocos países en el mundo”, destacó Bordaberry. “Es una jornada de ejemplo de madurez cívico republicana que Uruguay está transmitiendo al mundo entero”, sentenció la organizadora del evento, la secretaria general del PC, Martha Montaner. La misma excepcionalidad fue destacada por Vázquez. Lacalle hizo del patriotismo el centro de su discurso.

El moderador invitó al ex presidente frenteamplista a hacer uso de la palabra en primer término. “Doctor Vázquez, esta tribuna es suya”, le indicó. En su discurso, Vázquez hizo referencias elogiosas a Lacalle y a Sanguinetti. Del primero destacó su “innata sagacidad” y del segundo una “profunda enseñanza política” que le dejó respecto de la necesidad de tener visión de largo plazo.

El retorno prometido

Antes de comenzar su discurso, Lacalle comentó que era una de las pocas instancias en que se reunía el sindicato de los ex presidentes, y aseguró que hará “lo posible” para que Vázquez no lo abandone. El ex presidente frenteamplista prendió su micrófono. “Prometo volver”, le respondió, sin especificar si se refería al sindicato o a la presidencia de la República, aunque ambas hipótesis llevan a la misma conclusión.

Vázquez sostuvo que quiere un Mercosur “sustancialmente mejor dentro de lo razonablemente posible” y estimó que el bloque, en sus 20 años de vida, no ha sido “ni un jubileo ni un suplicio”. Consideró que hay problemas no resueltos y asuntos pendientes “desde hace tiempo en la agenda del Mercosur”. “Como consecuencia de diversos factores, los estados empezaron a encerrarse en sí mismos, desatendiendo lo que se promete cumbre tras cumbre”, evaluó. Entre las materias pendientes mencionó la implementación de mecanismos más ágiles de internalización de las normas, mecanismos efectivos de solución de controversias, incorporar a la agenda los servicios y la propiedad intelectual, y lograr una mayor institucionalidad. Advirtió que los logros de la cumbre de San Juan, como la aprobación del Código Aduanero del Mercosur y la eliminación del doble cobro de arancel externo común, no se están implementando con la velocidad que deberían. “Vamos con una lentitud que echa por tierra las mejores voluntades”, lamentó.

En medio de la enumeración de los asuntos pendientes, una de las asistentes interrumpió para agregar un elemento a la lista. “¡Que regrese Paraguay!”, exclamó. “Sí, señora, que regrese Paraguay”, le respondió Vázquez. Envalentonada por los aplausos que recibió del público, la mujer continuó. “Y que se vaya Venezuela”. Pero en este caso Vázquez no coincidió y Bordaberry le pidió amablemente que se guardara sus impresiones para comentarlas en privado.

Vázquez sostuvo que para mejorar el Mercosur debe existir “voluntad política”. Puso como ejemplo el fallo del tribunal de solución de controversias del Mercosur que consideró ilegítimo el corte de ruta de Arroyo Verde; sin embargo, apuntó, “los puentes siguieron cortados”. Estimó que debe haber una “sensata administración de los conflictos coyunturales” y que debe exigirse “verdad, transparencia y cambios”. “Es fundamental que se cumplan los compromisos asumidos con los países parte. No hay más espacio para la retórica respecto del Mercosur”, manifestó.

Sí, pero...

La respuesta de los restantes ex presidentes al dilema que planteaba la convocatoria no fue un “no” absoluto. Batlle opinó que el Mercosur no ha cumplido con ninguno de sus compromisos, y propuso “decirle a Brasil” que Uruguay quiere hacer acuerdos con Estados Unidos. “Estoy seguro de que lo va a entender”, consideró. Opinó que en caso de que la respuesta brasileña sea negativa, Uruguay debería plantearse pasar a ser Estado asociado como Chile. “Yo no lo veo tan mal a Chile porque no está en el Mercosur”, deslizó.

Sanguinetti manifestó que “nunca se imaginó al Mercosur como una fortaleza neoproteccionista”, sino como “una economía de escala mayor para producir al menor costo”.

La respuesta de Lacalle fue “menos y mejor Mercosur”. Dijo que el bloque ha sufrido un “vaciamiento jurídico de la peor especie que se haya visto en el mundo” y que es “la negación de todo lo que se acordó” inicialmente. Sostuvo que Uruguay debe diversificar sus alianzas y dar preferencia a las relaciones con países “poderosos y lejanos”. “No se trata de ser pro americanos, hay que ser pro orientales. Ése es el pragmatismo que exige el patriotismo”, sentenció. Opinó que hay que “revisar” la política exterior actual y darle “un baño de pragmatismo y de nacionalismo, en el sentido de patria”. “Tenemos que volver al egoísmo del patriotismo que lo que quiere es hacer adelantar al país”, insistió. Estimó que Uruguay debería mantener una “independencia absoluta de lo que pasa al otro lado de las fronteras” y aseguró que no le importa el resultado de las elecciones en Estados Unidos. “A mí me importa lo que pasa acá”, manifestó.