El convenio de asistencia militar entre Estados Unidos y Uruguay, firmado el 30 de junio de 1952, está “fuera de época”, coinciden en asegurar las autoridades del gobierno uruguayo. El texto base es muy general, aunque incluye calificativos que no son comunes en el lenguaje diplomático. Por ejemplo, el artículo nueve establece: “El gobierno de la República Oriental del Uruguay conviene en aportar en forma adecuada a su capacidad, sus recursos y su estado económico, toda la contribución que aquellos le permitan y que sea compatible con su estabilidad política, social y económica, para el desenvolvimiento y mantenimiento de su fuerza defensiva, así como de la fuerza defensiva del mundo libre”. Pero lo más problemático es el anexo A, que se caratuló como secreto, y que en base a investigaciones recientes se sabe que apuntaba a preparar a Uruguay, desde el punto de vista del adiestramiento y de la logística, para actuar completamente alineado con Estados Unidos en política exterior y en defensa específicamente.

En su momento, el dirigente nacionalista Luis Alberto de Herrera y otros legisladores del mismo partido manifestaron su oposición al convenio. En el diario El Debate, Herrera opinó en setiembre de 1952 que el convenio “compromete en demasía nuestra política exterior futura, quiebra la unidad del continente, asfixia nuestra economía y nuestras finanzas” y “subordina nuestra economía al esfuerzo bélico norteamericano” (citado en una investigación de Florencia Méndez Figares, “Las relaciones diplomáticas de Uruguay con Estados Unidos en el gobierno de Martínez Trueba y el primer colegiado”).

En marzo de 2010, pocos días después de que José Mujica asumiera la presidencia, el entonces ministro de Defensa, Luis Rosadilla, viajó a Estados Unidos y anunció a su regreso que el gobierno uruguayo tenía la voluntad de firmar un nuevo acuerdo de defensa con ese país. En octubre de este año, en ocasión de la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas en Punta del Este, Estados Unidos entregó una propuesta a Uruguay al respecto.

El 11 y 12 de diciembre hubo una reunión por este tema en Montevideo, en la que participaron, entre otros, Conde y el asesor principal del departamento de Estado de Estados Unidos para las Negociaciones de Seguridad y Acuerdos, Thomas F Daughton. Según una fuente del MDN, allí se dejó a un lado “la línea que había propuesto Estados Unidos” y se avanzó en lo que planteó Uruguay, que a juicio de la fuente está “mucho más en línea con la realidad de nuestro país” y perfila las negociaciones hacia la firma de un convenio similar al que tienen el resto de los países de la región con Estados Unidos.

Conde señaló que todavía se está en una etapa de “intercambio de puntos de vista entre los dos países”. Estimó que las negociaciones se retomarán en febrero y sostuvo que se informará al FA en cuanto se tenga un texto acordado entre los dos países.

Espacio de discusión

El viernes, la Mesa Política del FA concretó lo que habían reclamado, entre otros, la senadora Constanza Moreira (Espacio 609) y el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP): la creación de un ámbito de discusión sobre la participación de Uruguay en las denominadas misiones de paz y sobre la firma de un acuerdo de defensa con Estados Unidos. Todavía no está definido cómo se conformará, pero sí que participarán el canciller Luis Almagro y el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro.

Las bases de Montevideo, el Partido Comunista y el Frente Izquierda de Liberación (Fidel) se abstuvieron de votar la resolución, que señalaba en otro de sus puntos el respaldo a la prórroga por un año de la participación de las tropas uruguayas en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah por su acrónimo en francés), aprobada la semana pasada en el Senado, si bien reiteraba su apoyo al retiro programado de los efectivos.

María Ema Alba, representante de las bases de Montevideo en la Mesa, explicó a la diaria que entienden que debe haber otro tipo de ayuda a Haití y no una intervención militar, en la misma línea de lo que plantean el Partido Comunista y el Fidel. También señaló que pretenden que el acuerdo de Defensa que se firme con Estados Unidos no proponga una relación “tan cercana” con ese país.

Durante la reunión de la Mesa Política, Carlos Coitiño, del PVP, cuestionó que la discusión sobre la permanencia de las tropas no se haya procesado antes de la votación en el Parlamento. Rechazó por otra parte el argumento del gobierno de que Uruguay debe actuar en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas. Recordó que Venezuela y Colombia, que integran la Unasur, no participan en la Minustah, y que Brasil resolvió para el año próximo reducir en 400 el número de efectivos de ese país en la misión, mientras que Uruguay no los reducirá en 2013. “O sea, hay aspectos de la voluntad de cada país que también juegan”, advirtió.