-Cuando fracasó el interpretativo de la caducidad se consideró que había habido falta de comunicación entre la fuerza política y el gobierno, y se decidió establecer mecanismos de contacto periódicos. ¿Se han implementado?
-La relación entre gobierno y fuerza política no siempre es sencilla. En el período pasado teníamos una situación si se quiere favorable, porque uno de los ministros a su vez era el presidente del FA, Jorge Brovetto. De primera mano y en forma inmediata se tenía el resumen de lo que había pasado en el Consejo de Ministros. Eso no pasa en este gobierno. Se mencionó que una forma alternativa podría ser que Danilo [Astori] o la Secretaría de Presidencia participara en las reuniones, pero eso no ha funcionado, por las propias dinámicas de trabajo. Y si a eso le agregás que en alguno de estos temas ha habido más de una opinión en el FA, eso complejiza más la situación. En los casos de la caducidad y de la educación eso se ha visto. Hay que corregirlo, mejorarlo.
-¿Mujica debería consultar más a la fuerza política antes de lanzar propuestas?
-Es el presidente de la fuerza de gobierno, por la que fue puesto allí. Que haya consultas es una cosa; ahora, que el gobierno dependa de la fuerza política no sé si es posible, por los tiempos del gobierno y por los tiempos de la fuerza política. En el Consejo de Ministros es donde se discuten los temas, y va por ahí. En el anterior gobierno los principales ministros eran referentes de las principales fuerzas del FA. En este gobierno hay una situación distinta y se tenía todo el derecho a elegir la forma que se eligió. Me parece que ése [el Consejo de Ministros] es un primer ámbito de consulta.
-¿El presidente del FA tiene que ser una figura independiente?
-Uno escucha que muchos plantean nombres, y algunos dicen que tiene que ser alguien joven, pero si es joven y es presidente del FA, hoy o mañana es interlocutor de Mujica, Tabaré, Danilo, Huidobro; entonces no es sencillo. Tiene que ser una persona que tenga un prestigio tan grande que pueda imponer su forma de pensar y ser respetado, y crear las condiciones para ser escuchado. A eso se le suma la situación de la elección a padrón abierto, que es nueva para el FA. Es un desafío enorme.
-¿Debería elegirse un candidato de consenso?
-No sé. Si van a competir A y B, y son completamente distintos, desde el punto de vista del marketing político hace que la gente participe, porque se genera confrontación. Pero esa confrontación es contraria al espíritu que vos querés generar después para construir, porque la figura tiene que ser referente de un todo y no de una mitad. La otra: si tenés un candidato de consenso que sea lo mejor para el FA, generar las condiciones para que haya una amplia participación es difícil, porque, ¿qué va a decir Juan pueblo? "Ah, se pusieron de acuerdo, y no van a votar". Y algunos van a decir "qué disparate, otra vez nos cocinaron". Espero que tengamos la inteligencia de resolverlo bien. Cuando se pensó en esto [en las elecciones internas de mayo] no se pensó en que es como un dominó, y en que van una a una cayendo las fichas que terminan en 2014. Esto tiene que ver con el funcionamiento del gobierno, con la elección de los candidatos. Cuando uno empieza a ver la proyección que esto tiene, aparecen intereses que en un principio no estaban.
-Tabaré Vázquez ha dicho que se retira de la actividad política pública, pero en el FA nadie lo ha tomado muy en serio...
-Si yo viniera de alguna consultora de algún país europeo y tuviera que opinar, y alguien me dice que hay un candidato que fue presidente, que tiene el 70% de apoyo de la población pasados dos años y medio de su gobierno, es difícil no considerar… Como se venía perfilando, sus apariciones públicas, no me lo imagino no participando en la gesta electoral. Él planteó un tiempo, y habrá que esperar.
-El FA no se plantea un escenario sin Vázquez.
-En determinadas situaciones políticas vos tenés que dar plazos. Suena muy lindo decir que hay montones de candidatos y que todos son posibles, pero después, por los hechos, y en un país como Uruguay, con una pirámide etaria invertida, donde a los 50 años somos jóvenes, esa situación va a requerir un tiempo. Al propio Tabaré le llevó varios períodos llegar a la presidencia. Yo pienso que hay mucha gente que puede ser candidato, pero si vos me preguntás si el tiempo que resta para la elección es suficiente para imponerlo con fuerza y para ganar... eso no va, hay tiempos para que todo el mundo te conozca. ¿Cuáles son las figuras que todo el mundo conoce del FA? Mujica, Tabaré, Danilo. Fijate la cantidad de años que les llevó a todos ellos llegar a eso.
-Pero esas tres figuras pertenecen a una generación determinada. ¿Qué viene después?
-Hay todo un proceso cultural, intelectual... las cosas no son iguales que en los 60. Después de tantos gobiernos de izquierda, y pasó en la intendencia, se va generando una cultura dirigencial, y quedás en cierta medida rehén de esas situaciones. Porque esa gente está ahí, y en un momento fueron lo mejor que había, y después, con el paso del tiempo, aparece un joven que sale de la universidad y que sabe diez veces más que el que hace 20 años que está. Pero éste tiene a su familia, a sus hijos, tiene 50 años y ya no consigue más nada, y eso te genera una contradicción. Determinadas situaciones que les han pasado a las intendencias son inexplicables en el funcionamiento privado. En una empresa, el que es responsable de algunas de esas áreas que se trancaron o que tuvieron problemas al mes está sin trabajo, y se terminó. A su vez, en el FA hubo gente que pasó enormes vicisitudes, que había dado poco menos que su vida, y se mezclan emociones, compañerismo; el loco que se bancó todo en la cana y vos decís “ta, Jorge, sos vos para tal cargo”, y va al cargo y es un desastre. Todo eso se dio en el gobierno, en las intendencias, y con todos los sectores, no hay nadie exonerado de esto. Y la gurisada, pasado un tiempo, pasado aquel encantamiento después de la dictadura, se va retrayendo. Y sucede que en algunos lados llegan los jóvenes, y bienvenidos sean, y en otros lados “tenés que hacer esto, esto y esto”, entonces se van. Y a su vez, para el que está, que de repente es un veterano en el comité, ésa es su vida, porque se comió 13 años de cana, su proyecto de vida quedó cercenado por esa opción que hizo, e incorporar lo nuevo le cuesta pilones. Entonces no es sólo lo político, es lo cultural.