En 1998 el actual vicepresidente de Ecuador, Lenín Voltaire Moreno Garcés, recibió un disparo en la espalda al ser asaltado y perdió la movilidad de sus piernas, por lo cual se desplaza en silla de ruedas. Desde hace años desarrolla actividades públicas y escribe libros para promover el buen humor y la alegría. Quizás esa actitud lo ayudó a sobrellevar ayer una situación muy poco feliz.

De visita oficial a Uruguay, Moreno Garcés visitó el Palacio Legislativo, donde se reunió con el vicepresidente Danilo Astori. Pero para llegar al despacho de la Presidencia del Senado debía ingresar, según el protocolo, por la escalinata de la entrada principal. Y resulta que ni en esa entrada ni en ninguna otra del Palacio hay rampas: las personas que usan silla de ruedas sólo pueden llegar al interior del edificio si ingresan por el anexo y recorren el túnel bajo la Avenida de las Leyes. Como eso habría desvirtuado el ceremonial, los acompañantes del vicepresidente lo subieron a pulso.

El director de la Secretaría de Gestión Social para la Discapacidad de la Intendencia de Montevideo, Federico Lezama, explicó a la diaria que la reglamentación actual sólo obliga a facilitar la accesibilidad cuando se construyen edificios nuevos o se reforman los ya existentes, y señaló que algunos piensan que no conviene alterar el aspecto tradicional de construcciones históricas, pero destacó que en el Teatro Solís, bastante más antiguo que el Palacio Legislativo, se añadió una rampa en la entrada principal. Quizás la mala experiencia de ayer con un gobernante extranjero ayude a ver los problemas cotidianos de muchas otras personas.

En 2007 Moreno Garcés fue electo vicepresidente como compañero de fórmula de Rafael Correa y en el mismo año fue nombrado presidente del Consejo Nacional de Discapacidades. Por su motivación y dedicación a ayudar a otros que están situaciones similares a la suya este año fue candidateado para el Premio Nobel de la Paz.

En los últimos años la mayoría de sus esfuerzos estuvieron dirigidos a desarrollar en Ecuador la iniciativa “Manuela Espejo”, que ha sido imitada por otros países. Justamente, en su reunión con el vicepresidente uruguayo Danilo Astori le contó cómo la iniciativa brinda atención integral a las personas con discapacidad y las ayuda a reclamar todos sus derechos.

Antes de reunirse con Astori, Moreno visitó el laboratorio de prótesis del Programa Nacional del Discapacitado (Pronadis) y ofreció la colaboración de su país, que logra una producción de 360 prótesis mensuales, lejos de las 15 que obtiene Uruguay.

Astori coincidió con Moreno en que los sectores vulnerables deben ser considerados especialmente por los gobiernos y reconoció que Uruguay avanzó poco en este sentido; también manifestó interés de parte de Uruguay por replicar la experiencia Manuela Espejo.