-¿Qué pasó en la última asamblea?

-Yo pedí la reconsideración de la medida, presenté un escrito que hizo un abogado, en el que se refutaban los argumentos. Me habían mandado una nota con los motivos que, más allá del trabajo en Promejora -sólo por eso no podía ser porque, de lo contrario, tenían que desafiliar a todos los que trabajamos en los Pro [Promejora, Proarte, Prolee, Prociencia, Prorazona], que somos unos cuantos-, agregaron otras cosas disparatadas, como que perseguía compañeros, que no acataba las medidas desde hace años; todas cosas de las que es fácilmente demostrable que no eran ciertas. Con un abogado armamos un escrito en el que se demostraba que nada de eso era cierto y lo presentamos. Por supuesto, la directiva no reconsideró nada y llamó a asamblea. Y en la asamblea... La gente no va porque ya hay un rechazo visceral. Van pocos cuando se va a resolver si se trabaja o no, o si comienzan o no las clases; entonces, en vacaciones y por un tema personal, había muy poquita gente. Fue gente de peso, argumentó, no había prueba alguna, pero con que se vote es suficiente. Si se vota que dos más dos es tres, se vota y ta. Eso es lo que pasó.

-¿Cómo explica la resolución?

-Lo que pasó es que cuando el gremio informaba mal, hacía campaña para que la gente no se anotara y se resistiera en los liceos, yo informaba de qué se trataba en realidad el programa, porque se estaba difundiendo información falsa, se estaba argumentando en contra sobre la base de un documento que no estaba actualizado. Se podía estar a favor o en contra, pero no de lo que no era; había que partir de información real. Muchas de las cosas con las que argumentaban ya no estaban, y yo ponía en evidencia eso. Estoy segura de que fue eso lo que molestó, porque no había argumentos, eran interpretaciones y sospechas de malas intenciones... Lo otro son acusaciones falsas: acaté todas las medidas de paro siempre y en mis antecedentes, en ningún lado, ni siquiera en los boletines de ADES, nunca tuve denuncias de nada. En la asamblea dijeron que tenían guardadas unas cartas de denuncia que alguien había presentado, pero no quisieron pasar los nombres; eso no es una denuncia. Fue todo muy traído de los pelos.

-¿Piensa que su afiliación política tiene que ver con la resolución?

-Honestamente creo que sí, porque si te ponés a mirar otras personas que trabajan en otros Pro... A una persona le dije embromando: '¿Y a vos cuándo te toca?', y me respondió jorobando: 'No, si pertenecías al Partido Comunista no te tocaba'. No tengo nada que lo pueda demostrar, pero creo que eso sí se cruzó.

-¿Cómo califica la desafiliación?

-Injusta y arbitraria. Más allá de mi situación personal, es un gremio que está muy desprestigiado. Yo era una de las que tenía que convencer a muchos para tratar de acatar las medidas, ir a las asambleas; hay un descreimiento muy grande en la gente. Hay un sector muy ultra, muy militante, que está siempre en las asambleas. Y en las asambleas, si en el segundo llamado hay 30 personas, 30 personas sesionan y resuelven. Se han resuelto huelgas o paros entre 40 personas, entonces la gente, por un lado, está en general en desacuerdo con la actuación, pero, por otro lado, está también descreída y no va a las asambleas. Es una situación muy perversa. Hay un grupo muy ultra, que siempre está como en conflicto; pero también hay otros sectores que no son ultras pero hay como una especie de complejo de que parecen menos de izquierda, entonces si el sector ultra propone, aunque sea descabellado, una huelga general, nosotros, aunque no estemos muy de acuerdo, proponemos cinco días de paro. Es como ir a la cola del sector ultra; creo que hay un error estratégico, porque se le está haciendo el juego. Es mi interpretación. Creo en la herramienta sindical, creo que los trabajadores tienen que estar sindicalizados, peleando por sus derechos, por mejorar las condiciones de trabajo, y creo que la situación se debe cambiar desde adentro, pero bueno, no tuve suerte.

-¿Cree que no se entendió el Promejora?

-Le tocó al Promejora como le podría haber tocado a cualquier otra cosa. Hay un aditivo: el que propuso inicialmente este programa fue [el consejero Daniel] Corbo, que es blanco. Ése fue un ingrediente extra. Pero ha pasado con la oposición al Plan Ceibal, a las Aulas Comunitarias, a casi cualquier programa; ha habido una oposición casi sistemática. No hay un solo argumento que se sostenga. Te dicen 'hay fondos concursables' y no hay fondos concursables; que 'es un modelo chileno' y no tiene nada que ver con el modelo chileno: acá no hay privatizaciones, municipalizaciones... Hay muchas cosas por las que pelear, pero a veces pareciera que no son suficientes y se busca algún caballito de batalla. En este caso le tocó al Promejora. Hablo de los sectores moderados, porque para los radicalizados cualquier motivo es válido para estar en conflicto, porque el conflicto es un objetivo en sí. Lo milagroso es que, a pesar de la oposición del Consejo de Secundaria de ese momento -que bajaba la información de la página porque estaba en contra-, a pesar de la presión de los sindicalistas, que iban a los liceos y amenazaban con que les iban a hacer la vida imposible si se anotaban, se anotaron más centros de los que van a ser. Se anotaron 30, hay unos 24 que estarían en condiciones y quedan 20.

-¿Cómo evalúa la participación de los representantes de los docentes en los consejos de Educación?

-Más allá de que uno pueda discrepar con algunas actitudes, creo que no hay motivos para que se ponga en cuestión la participación docente. En esto la oposición hace su juego, pero en las decisiones [los representantes docentes] nunca constituyeron mayoría como para definir.

-¿Qué expectativas hay respecto al Promejora?

-Hay un buen equipo. Los especialistas aportan un montón para la parte metodológica. Los liceos y las UTU parecen entusiasmados; la semana que viene ya salimos a recorrerlos. La primera etapa es de autodiagnóstico de la institución: cuáles son los principales problemas, dónde se quiere focalizar. Después se hace el plan de mejora, se instrumenta a lo largo de los tres años y se evalúa.