Faltan dos meses y medio para las elecciones internas que realizará el Frente Amplio (FA) el 27 de mayo, y el panorama luce complicado, en gran medida por el modo en que ha procedido el Movimiento de Participación Popular (MPP), sector mayoritario del oficialismo, al cual el veterano dirigente tupamaro Julio Marenales calificó hace tres años de “gigante estúpido” y que en este proceso se ha movido por lo menos como un gigante torpe.
Hace un mes y poquito, el 12 de febrero, la dirección emepepista decidió no presentar una candidatura de ese sector a la presidencia del FA, cuya votación directa y a padrón abierto impulsó con fuerza el año pasado. Pero desde entonces quedó en evidencia su falta de consenso para definir a quién era mejor apoyar. En las últimas semanas, referentes del grupo han expresado preferencias por el senador vertientista Enrique Rubio (postulado formalmente por la lista 711, que lidera Raúl Sendic, y por la 5005, entre cuyas principales figuras están los ex ministros María Julia Muñoz y Víctor Rossi, así como el prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa); por Alejandro Zavala (Ir), asesor del Ministerio de Economía; por el propio Sendic, quien no aceptó ser postulado, y por Miguel Fernández Galeano, ex subsecretario de Salud Pública. Sin descartar que otros se inclinen por apoyar al comunista Juan Castillo, o por rever lo resuelto y poner en carrera a alguien de la casa. De hecho, la más reciente decisión de la cúpula del MPP, anunciada el sábado 10 luego de prolongados debates, fue “buscar apoyos” para las candidaturas de Fernández Galeano y de Zavala, pero aclarando que si no se lograban quedaba abierta la posibilidad de proponer a un integrante del grupo.
Sea como fuere, ha llamado tanto la atención sobre su propio proceso decisorio que cualquier postulación que respalde será vista como “del MPP”, y eso la hará arrancar con viento en contra. Los bamboleos del gigante han causado varios machucones y molestias, y es previsible que muchos coincidan en la voluntad de frenarlo. Los grupos más votados del FA suelen afrontar ese tipo de resistencia, y el hecho sin precedentes de que los emepepistas hayan reiterado su predominio en dos elecciones nacionales consecutivas no hace más que reforzar la tendencia (aunque el doblete se haya debido en cierta medida a que en el período 2004-2009 representaron, más que una verdadera mayoría interna, un contrapeso de la alianza entre Tabaré Vázquez y Danilo Astori).
En ese sentido, larga mejor el Frente Liber Seregni, segundo agrupamiento del FA en votos, que se mantuvo en la decisión de no presentar una candidatura propia y apoyar la de la senadora socialista Mónica Xavier. Pese a su inequívoca filiación partidaria, Xavier puede resultar atractiva más allá de los alineamientos sectoriales porque, siendo una figura conocida y de ya larga trayectoria, no aparece identificada con la cúpula más alta y veterana del FA ni etiquetada en el marco de sus principales polarizaciones, porque es mujer y porque se ha comprometido con la causa de la despenalización del aborto.
De todos modos, y hasta que las encuestas canten, no hay que descartar la eventual convocatoria de terceros, cuartos y ainda mais en disputa, cuya suerte dependerá en buena parte de que logren presentarse como alternativas viables a una confrontación bipolar con ganadores y perdedores. Mientras tanto, qué quiere lograr el MPP el 27 de mayo sigue siendo un misterio tan insondable como el de la titularidad de Diego Placente en Nacional.