El director general de secretaría del Ministerio de Educación y Cultura, Pablo Álvarez (Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, CAP-L), teme que la elección frenteamplista del 27 de mayo se transforme en una “suerte de plebiscito” al gobierno de José Mujica. Eso, fundamentalmente, a partir de los riesgos de una polarización entre los candidatos que apoyan el Movimiento de Participación Popular (MPP), Ernesto Agazzi; y el Frente Liber Seregni junto al Partido Socialista, Mónica Xavier.

“En el escenario que está planteado, una polarización termina siendo un plebiscito a la gestión. La conducción de esa fuerza política necesita discutirse más allá de esa cuestión coyuntural”, opinó.

La CAP-L dejó en libertad de acción a sus militantes, y algunos dirigentes más jóvenes del sector, entre ellos Álvarez, evalúan darle su apoyo a Enrique Rubio (Vertiente Artiguista) o a Juan Castillo (PCU). Más allá de cuál termine siendo la opción, Álvarez visualiza “limitaciones” en la oferta electoral propuesta a instancias del último Plenario. “Es claro que la opción por la renovación no aparece en este esquema, lamentablemente perdimos la chance de dar esa señal”, continuó.

El dirigente de la CAP-L, que acompañaba la idea de respaldar a Alejandro Zavala del grupo Ir, piensa que el FA atraviesa una situación “crítica” y que a pesar de que eso parecía estar “claro” en la previa, terminó cometiendo errores también durante la definición de las candidaturas. “Ahora lo peor que puede suceder es que el frenteamplista no sienta ni siquiera las ganas de votar en blanco. No estoy de acuerdo con el voto en blanco, pero entiendo que al menos es una forma de mostrar una visión crítica, todavía con cierto sentido de pertenencia”, reflexionó.

A pesar de este diagnóstico negativo, Álvarez destaca que en todo este proceso se generó un espacio de jóvenes frenteamplistas que comparte “universo simbólico y agenda”, y que terminó generando una “articulación muy positiva de cara al futuro”.

“No es un espacio político reglado o una orgánica; sin embargo, y quizás sea todavía más importante, logramos discutir transversalmente a pesar de las diferencias, algo que está en los orígenes del FA”, manifestó. Otra cosa importante en esta etapa fue la posibilidad de conocer mejor el terreno: “No podemos hacer política con ingenuidad y reconocer cuáles son las fuerzas que están jugando, porque una cosa es hacer un análisis politológico y otra cosa es estar en la cancha”.

De cara al 27 de mayo, esos jóvenes van a estar abocados “en las decisiones de sus organizaciones”, pero al menos dejaron “planteado un debate y una preocupación” por renovar cuadros y discusiones en la interna frenteamplista. “No podemos plantear una falsa dicotomía entre los jovencitos y los veteranos. Parte de las discusiones tienen que ver con eso, pero no son la discusión última. En política lo principal terminan siendo las ideas y la capacidad de llevarlas a cabo”, dijo Álvarez, que puso como ejemplo las coincidencias por la urgente aprobación de la Ley de Salud Sexual y reproductiva, la construcción de un nuevo concepto de ciudadanía republicana y la lucha por los denominados “derechos de cuarta generación”.