El gobierno y la conducción económica recibieron ayer un espaldarazo de la calificadora de crédito estadounidense Standard & Poor’s (S&P), que informó su decisión de elevar al nivel de grado inversor las notas de riesgo de las deudas públicas soberanas de la República.

Mediante un comunicado expresó que la cautelosa administración económica resultó en una diversificación de la economía, mejoró su posición externa y también el perfil de su pasivo, emparejando la cadencia de sus vencimientos. Con todo ello Uruguay disminuyó su vulnerabilidad a potenciales shocks externos, ponderó. S&P evaluó en términos políticos su expectativa positiva en que la estabilidad del sistema político uruguayo y sus instituciones continúen apuntalando su política económica junto con la determinación de sus próximos desafíos. Así, elevó la calificación crediticia de la deuda soberana local y exterior de largo plazo de “BB+” a “BBB-”, el escalón más bajo de la categoría de grado inversor (investment grade), reclamada en reiteradas oportunidades y circunstancias por el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo. Evaluó como “estable” la perspectiva de la economía uruguaya, que ahora comparte en Latinoamérica un selecto núcleo con Brasil, Colombia, Chile, México y Perú. S&P espera que la administración mantenga la prudencia fiscal, incluso bajo condiciones externas más severas.

Pero hubo más galardones. También subió de “A-3” a “B” la nota de la deuda local y externa de corto plazo, así como la nota soberana del pasivo local y externo de largo plazo emitido por el Banco Central, de “BB-” a “BBB”. Asimismo, subió la nota a la deuda corporativa de largo plazo de ANCAP, de “BB-” a “BB”, cuya perspectiva también fue definida como estable. Esta mejora se basa en la “muy alta” probabilidad de que el gobierno daría respaldo extraordinario en tiempo y forma a la petrolera estatal en caso de enfrentar dificultades financieras.

En diálogo con la diaria, Lorenzo evaluó “positivamente que S&P haya reconocido el grado inversor de Uruguay. Entendíamos desde hace mucho tiempo que nuestra política, sus resultados y reducciones de vulnerabilidades le hacían merecer al país el grado inversor”, enfatizó, analizando luego la labor de las calificadoras. “Entendemos que su trabajo es importante y valioso para informar correctamente a los inversores sobre las situaciones en que toman decisiones de riesgo, y para quienes toman crédito en los mercados, como nosotros. Cuando no realizan su trabajo correctamente, generan efectos, y en muchos casos de países hubo errores de oportunidad, reconocimientos tardíos y muy poco ágiles frente a cambios de circunstancias”. Cuando ello ocurre, “se pone en entredicho un trabajo que consideramos valioso: cuando reclamamos una evaluación acorde a la situación es porque valoramos su papel, y cuando lo hacen bien ayudan mucho, a los mercados y a los países”, reflexionó. “Pero cuando [las evaluaciones] se disocian del análisis riguroso, cuidadoso, consistente sobre las situaciones económicas de los países, eso tiene efectos. Las calificaciones de grado especulativo tienen efectos: reducen el número de inversores en condiciones de comprar deuda uruguaya”, ejemplificó. No obstante, en el caso uruguayo los perjuicios de la dilación no fueron de magnitud. “Afortunadamente, en cuanto a tasas, plazos y monedas de denominación de nuestra deuda, sobre todo en los últimos dos años no tuvimos efectos negativos, y los operadores de mercado reconocieron la solidez de la situación del país con su demanda. Algunos efectos potencialmente adversos, que hoy se reconocen, no operaron en la práctica”, explicó el secretario de Estado. Para Uruguay, la suba de ayer “aporta información útil, que ayudará a tomar mejores decisiones”, y acerca de la oportunidad, respondió: “Lo esperábamos hace un buen tiempo: es un reconocimiento que siempre cuanto antes se haga es mejor. Con situaciones críticas en varios países importantes, nos permitirá diferenciarnos en escenarios adversos”, destacó.

En torno al valor doméstico de la noticia, Lorenzo descartó gratificaciones personales y sectoriales. “Todos los que trabajamos en fortalecer la economía uruguaya, trabajadores, empresarios, inversores que creyeron en el país, generamos las actuales fortalezas con un trabajo muy amplio y colectivo, que de ninguna manera puede atribuirse exclusivamente al gobierno. Para nosotros implica el cierre de una etapa iniciada en 2002, con la peor crisis financiera del país, que llevó a perder el grado inversor”. Sin embargo, “ese hito no fue lo peor: lo peor fue la crisis económico-social sin precedentes, con aumentos inéditos de la pobreza y la indigencia y la pérdida de ingresos de la población”. De ahí que “la recuperación” de la nota implique, “de algún modo, ponerle fin a ese ciclo, ahora desde el lado financiero, y colocar al país como inversor internacional, con sus atributos y condiciones”.