La ciudad de Durazno comenzó a vivir el despliegue militar los días previos al desfile, con la llegada de vehículos blindados de gran porte transportados en tren. Muchos de esos tanques se van a quedar ahí, porque el Batallón de Infantería N° 13 será trasladado de Montevideo a Durazno como parte de la reestructura de la fuerza.

Aviones de Venezuela

Fernández Huidobro confirmó ayer que el miércoles en la sede del MDN hubo reuniones entre el comandante de la Fuerza Aérea y representantes del grupo inversor venezolano que pretende instalar en la Base Aérea de Santa Bernardina, en Durazno, una zona franca, una terminal de carga aérea e instalaciones para el montaje de aviones. El ministro dijo que es un tema que se está estudiando, y que por la magnitud de la inversión, las decisiones no serían tomadas sólo por su cartera. Respecto del rol de las Fuerzas Armadas en la seguridad pública, dijo que en las recientes reuniones del Gabinete de Seguridad se planteó “la custodia de las puertas y revisación” que comenzaría primero en el Comcar y en el Penal de Libertad, con el “uso de aparatos tecnológicos” como arcos y sensores, “que todavía hay que instalar”. “Apenas estén instalados esos aparatos” se comenzaría con la tarea, anunció.

A un lado de la plaza Independencia, en la castrense esquina de las calles General Oribe y General Rivera, se montó un gran estrado para que las autoridades presenciaran la parada militar, ordenada por Aguerre para conmemorar el Día del Ejército, en sus 201 años.

Media hora antes de empezar, las veredas de la calle Oribe, por la cual transcurriría el desfile, estaban colmadas. Muchos habían sacado sillas de sus casas y preparaban las cámaras de fotos. Otras personas, que parecían venir de más lejos, estaban vestidas como para una fiesta. ¿Carnaval? ¿Llamadas? No, pero casi. Había vendedores de algodón de azúcar, manzanas acarameladas, juguetes, pop, banderas uruguayas, etcétera. Niños de túnica y moña con sus maestras, apostados en primera fila, y en la vereda de un jardín de infantes habían sacado todas las sillitas afuera para que ni los más pequeños se perdieran el acontecimiento.

Pero a pesar del gentío y del bullicio, todo estaba muy ordenado. No hizo falta vallado ni excesiva custodia policial, y los oficiales en uniforme de gala se paseaban entre los vecinos, sacándose fotos y estrechando manos.

Antes de la largada, las unidades formadas a lo largo de la avenida mostraban a mujeres y hombres, soldados, cadetes, oficiales, blandengues, comandos con la cara pintada, unos armados de ametralladoras, otros con oboes, todos juntos, distendidos, informales. Todo lo contrario a cuando les tocó pasar frente al estrado, en rígida formación y demostrando todos los rituales marciales incorporados.

El centro del estrado lo ocuparon el vicepresidente Danilo Astori junto al ministro de Defensa Nacional (MDN), Eleuterio Fernández Huidobro, y el general Aguerre. También estuvieron el nuevo comandante en jefe de la Armada, Ricardo Giambruno, el de la Fuerza Aérea, Washington Martínez, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Daniel Castellá, los ministros Tabaré Aguerre (Ganadería, Agricultura y Pesca) y Luis Almagro (Relaciones Exteriores), el presidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, Javier Salsamendi, así como varios legisladores.

Ni olvido

Antes del desfile, Aguerre pronunció un breve discurso. Dijo que en esta fecha el Ejército vive un momento de grandes cambios estructurales “buscando el criterio de eficiencia de las Fuerzas Armadas”, según la Ley de Defensa vigente. Explicó que se está aplicando el concepto de “empleo de armas combinadas”, que va a llevar a integrar unidades. Aguerre se refirió a la situación interna y dijo que se esfuerza “en obrar inteligentemente” para conducir la institución y “evitar caer nuevamente en el enfrentamiento entre orientales y dejar de poner líneas en la historia”. Agregó que los soldados se preparan para la muerte y en “todo conflicto puede haber víctimas”. “Durante las guerras se pueden producir muchas muertes”, pero cuando terminan las “heridas tienden a sanar con el tiempo”, explicó, pero enseguida aclaró que “cuando las muertes y agresiones se producen en conflictos entre connacionales las heridas no terminan de sanar”.

Luego afirmó que no se puede intervenir en el comienzo de un conflicto, pero sí en forma individual y colectiva “en el cese de la hostilidad”, y que el Ejército “está en ese camino”. Finalmente, dijo: “Juntar pero no dividir debe ser nuestra meta, para que sin olvido de nuestros actos, podamos crecer, y que los habitantes de nuestro país sepan reconocernos, valorarnos y sentirse orgullosos de su Ejército”.

En este sentido se propone “estimular esa capacidad de razonar, sin caer en maniqueos simplismos, propios de mentes fundamentalistas y carentes de hidalguía para ayudar a componer”, y convocó a todos los integrantes del Ejército, en actividad y retirados, “a transitar juntos este camino” y evitar “pasar las diferencias a las nuevas generaciones, para evitar que vivan en el rencor, eternamente”.

La parada militar se activó luego de que el general Wille Purtscher, jefe de la División de Ejército 2, se paró, firme y sable en mano, frente a Astori y al general Aguerre y les pidió permiso para comenzar. El vicepresidente respondió “autorizo” y empezó el desfile. Primero, cadetes de la Escuela Militar con su banda, encabezada por una mujer que portaba el bastón mayor. Luego llegaron los jóvenes del Liceo Militar, que como iban tocando y cantando la marcha “Mi bandera”, hicieron parar a todas las autoridades. Luego los blandengues, la infantería, la artillería, las unidades blindadas y finalmente las de a caballo.

Una vez culminado el acto, el ministro Fernández Huidobro dijo en rueda de prensa que el discurso de Aguerre fue “aprobado” por él y por el presidente José Mujica. “Todos estos discursos son puestos a consideración del mando superior”, explicó.

Dijo además que existe un cambio “desde hace un tiempo” en la mentalidad del Ejército, que se debe “al tiempo transcurrido” y a que la mayoría del personal “ha cambiado” por gente nueva con “otras preocupaciones”.

Finalmente, y consultado sobre los costos de este despliegue militar, el ministro dijo que se gastó lo mismo que si se hubieran hecho actos separados en todas las unidades y agregó que “ésta es una demostración de transparencia” del Ejército porque se puede ver el estado en que está el material, “si anda o no anda” y si los oficiales “están capacitados logísticamente para un despliegue de esta naturaleza”, porque “todo esto que se vio pertenece al pueblo”, concluyó.