Desde el motín del 24 de abril en el Comcar, 365 reclusos permanecen a la intemperie durante todo el día. Se refugian bajo un alero, además de las lonas y carpas que se han deteriorado desde aquella fecha. La lluvia y el frío intenso de los últimos días complicó todavía más la situación. Los internos se mojan y permanecen así, sin lograr secarse o cambiarse de ropa.
Funcionarios del establecimiento comentaron a la diaria que en las últimas horas el deterioro físico de los reclusos resulta evidente, claramente a raíz de las inclemencias climáticas, además de la falta de colchones y frazadas, y de una alimentación que “no alcanza para todos”. El comisionado parlamentario para el Sistema Carcelario, Álvaro Garcé, confirmó a la diaria que los internados “están en situación de calle” y los comparó con quienes están “durmiendo en una vereda”. Garcé presentó ayer una serie de recomendaciones preventivas al Ministerio del Interior (MI) a los efectos de “evitar posibles casos de hipotermia o afecciones respiratorias”. El proceso de techado de la obra que albergaría a los reclusos temporalmente se ha retrasado por las lluvias y va a durar “unas semanas más”, dijo Garcé. El comisionado propone la instalación de policlínicas en los patios para monitorear de forma permanente la salud de los reclusos y completar su vacunación, que se ha hecho parcialmente. Garcé también sostuvo que hay que cuidar la alimentación porque “es clave para que las defensas no bajen”.
Según Garcé, las autoridades le informaron que “no existen otras alternativas en el corto plazo” y que, por lo tanto, “ante esta realidad” hay que prevenir posibles hipotermias y complicaciones respiratorias porque “la combinación del frío y la lluvia, sumada al transcurso del tiempo, puede tener consecuencias importantes en la salud”.
Según informaron desde el Comcar, en este mes y medio las carpas que entregó el MI terminaron siendo utilizadas como toldos, y en los recientes días de lluvia y frío los reclusos también colocaron frazadas y prendas de vestir para resguardarse. Además, la última visita permitida fue el 11 de mayo y, si bien los reclusos pueden recibir encomiendas, no han ingresando abrigos suficientes.
Ayer de tarde llegaron las primeras cuchetas, que todavía están empacadas y sin armar. Los colchones todavía no. La obra de techado de los patios se retomó ayer tras ser suspendida por la lluvia y se terminó una mitad de uno de los tres resguardos proyectados. Pero además los reclusos se quejan de que son levantados por la guardia “a golpes de escopeta” y que la comida no está alcanzando para todos.
Hace unos 20 días se presentó el primer caso de un recluso con problemas pulmonares que fue trasladado a un hospital. La asesora en temas penitenciarios del MI Gabriela Fulco informó que la evacuación de reclusos se sigue haciendo “diariamente” y estimó que el número de los que permanecen en los patios han disminuido significativamente. Se solucionó la falta de agua caliente, aunque se organizó “afuera” porque hubo un incidente “cuando tenían cocinillas adentro”; se están armando cuchetas y “tienen colchones y frazadas”, agregó Fulco.
“Según la empresa que está a cargo del trabajo de techado, cada tramo lleva tres o cuatro días, por lo que la semana que viene estarían prontos los cerramientos”, dijo la asesora, que aclaró que los familiares pueden enviar “todo lo que quieran sin restricciones”. Sobre el riesgo sanitario Fulco informó que la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) está monitoreando a los internos diariamente y que las indicaciones de los médicos priman sobre cualquier otra. “Si el servicio dice que a una persona hay que trasladarla o internarla se hace”, expresó. En algún momento “se va a evacuar a todos porque ese lugar tiene que volver a su condición de patio”. Mientras tanto “se está haciendo un esfuerzo importante y se les está dando todo lo que han demandado”, concluyó Fulco.