Hoy a las 19.00 el gabinete de seguridad -integrado por los ministerios de Defensa, Interior y Relaciones Exteriores- informará sobre algunas de las medidas que planea adoptar el gobierno en materia de seguridad. Las otras se irán conociendo en el correr de la semana. Ayer en cadena nacional, el presidente José Mujica se limitó a convocar a organizaciones sociales y educativas, clubes deportivos, empresas, sindicatos y al propio Estado, a iniciar un mes de reflexión para “colocar el tema de cuidar la vida como primero cotidiano a considerar”.

Explicó que no quería anunciar ninguna medida concreta porque de lo contrario las “estaríamos discutiendo inmediatamente” y ésa sería una forma de “escabullirnos de la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene”.

Luego de una breve reflexión general sobre la vida -que incluyó conceptos como “la vida hay que defenderla”, “la vida no se compra pero se puede gastar inútilmente”, “constituye el valor más fundamental de todos los valores” y “la vida es casi un milagro”-, ensayó hipótesis diversas sobre el incremento de la violencia en “todos los estamentos” de la sociedad.

Por momentos pareció que asignaba al consumismo un rol central. “Parecería que en este tiempo tan especial, donde estamos un poco más ricos, llenos de chiches nuevos, de buenas comunicaciones, de autitos, de motitos, tal vez por tanta abundancia en lo cotidiano material terminamos olvidando que el valor central es la defensa de la vida”, manifestó. “No podemos concebir que haya jóvenes que balean a otros para conseguir un par de championes o algo por el estilo”, continuó. “Cuando éramos jóvenes no se separaban las hinchadas. Éramos más grises, más pobres, andábamos de alpargatas, pero no había necesidad de separar a las hinchadas”, dijo también, en referencia a la violencia en el deporte.

Luego estimó que estamos ante una “crisis de convivencia”. Conjeturó a continuación que “tal vez” se esté “pagando el precio de alguna vieja fractura en nuestra sociedad”, para finalmente concluir que la violencia es “irracional”. Sobre el final de su mensaje, el presidente afirmó que, más allá de las acciones que el Estado va a tomar, éste “no puede entrar en el corazón y en la mente de los ciudadanos”. “Sólo el amor a nuestros hijos, a nuestros compatriotas, puede ser la llave maestra que haga colocar este tema como un tema central”, concluyó. Las medidas en materia de seguridad que adopten la forma de proyectos de ley serán enviadas a la bancada del Frente Amplio para su discusión. “Vamos a tener chance de discutir”, aseguró el diputado socialista Julio Bango. Uno de esos proyectos de ley consistiría en el diseño de un Código Penal Adolescente, y se dejaría el capítulo de los derechos de los niños y adolescentes para el Código de la Niñez y la Adolescencia. “En realidad, lo que tenemos que discutir es qué va a tener adentro el Código”, acotó Bango. En mayo, Enrique Rubio (Vertiente Artiguista) se mostró inclinado a endurecer las penas a los adolescentes. Dijo que los delitos violentos deben ser castigados severamente, “cualquiera sea la edad de su autor”. Consultado luego por El Observador, Danilo Astori acotó que es “un tema que hay que analizar” y el gobierno “lo está haciendo”.

Esta idea no es compartida en filas del Partido Socialista. En una columna en Montevideo Portal, Bango advirtió que es “contradictorio” por un lado rechazar la baja de la edad de imputabilidad y por el otro estar a favor de endurecer las penas a adolescentes, “puesto que la lógica de la rebaja de imputabilidad y de aumento de los topes máximos es la misma: aumento liso y llano de penas”. “No hay lugar en el mundo donde el aumento de penas haya colaborado en el descenso del delito”, consideró Bango. “Si como piden algunos llevamos a diez años el máximo de penas de los adolescentes, entonces lo que estaremos devolviendo a la sociedad será una persona ‘a-socializada’, un ‘cóctel molotov’ en potencia, y no un adolescente reeducado”, acotó. Y concluyó: “Ya va siendo hora de que explicitemos por qué nos jugamos: por el aumento de penas o por la reeducación. No se puede quedar bien ‘con dios y con el diablo’”.