Ayer en el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) se llevó a cabo el segundo encuentro sobre Migración y Ciudadanía organizado por la Red de Apoyo al Migrante, que tuvo como objetivo el intercambio de información sobre políticas públicas y situación de los migrantes en Uruguay.
La primera mesa redonda abordó los desafíos del país sobre el derecho al trabajo de los migrantes, pero si bien la intención era tratar la migración en general, la problemática de los uruguayos retornados acaparó gran parte del evento.
Sin documentos
La Inspección General del Trabajo comprobó ayer la situación de dos mujeres bolivianas que estaban trabajando en una residencia en Carrasco como empleadas domésticas, con jornadas de 12 horas como mínimo, sin documentos uruguayos, sin autorización para trabajar y sin registro en el Banco de Previsión Social (BPS). El director de la Inspección del Trabajo, Juan Andrés Roballo, explicó que recibieron una denuncia de una organización social sobre trabajo extranjero indocumentado y los inspectores hicieron una fiscalización en el domicilio. Roballo explicó que en esa oportunidad “atendió una trabajadora extranjera que no nos quiso dar mucha información y no pudimos fiscalizar”.
Ante esto, por primera vez, la inspección solicitóuna orden judicial para ingresar al hogar, lo que se hizo ayer con apoyo de la Policía. Las dos mujeres están en Uruguay desde hace poco tiempo. La inspección intimó a los empleadores a regularizar la situación en Migraciones, solicitando la autorización para trabajar, y ante el BPS. Roballo acotó que las dos mujeres declararon cobrar un salario, pero que no lo pudieron acreditar.
Ana María Sosa, encargada de la Oficina de Retorno y Bienvenida de la Dirección General para Asuntos Consulares y Vinculación del MRE, explicó que esa dependencia es una “puerta de entrada” de los retornados que brinda información sobre “las posibilidades de inserción laboral” y otras necesidades como vivienda y educación. Pero ese asesoramiento “no asegura” la contratación de las personas y “por ahora los empleadores siguen teniendo la llave” de la solución, aclaró.
El coordinador de la Unidad de Retorno del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Álvaro Coronel, dijo que se está tratando de sistematizar las respuestas del organismo y de la Junta Nacional de la Migración, órgano asesor del Poder Ejecutivo, que coordina las políticas públicas en el tema porque falta “coordinar mejor y dar una respuesta más integral”. Entre otras cosas, dijo que a los recién llegados les lleva “demasiado tiempo” llegar a los Centros Públicos de Empleo (Cepe) y aún no se ha podido incluir al Instituto Nacional de Empleo y Capacitación Profesional (Inefop) en los programas.
Luego de estas exposiciones, se abrió un espacio para la intervención de participantes. En ese marco, Julio César Boffano, uno de los voceros del Grupo de Retornados, dijo que el gobierno debe dejar de crear “falsas expectativas” con el “efecto titulares” que se difunde en el exterior porque “terminan siendo proyectos que nunca se concretan”. Boffano describió la situación de algunos retornados que no consiguieron trabajo ni vivienda y “terminaron durmiendo en refugios”. Insistió en que la problemática principal que tienen hoy “es el trabajo”, la discriminación de los propios uruguayos y dijo que hay cerca de 50 miembros de su grupo que vinieron a trabajar en la construcción “movidos por las promesas” de empleo y aún “no lo consiguieron”. “Que no sigan diciendo que hay trabajo” en ese sector, agregó. Según Boffano, el gobierno ya maneja datos de “retornados que vinieron y se volvieron a ir”.
Por su parte, Alejandra Filis, de la comisión de Migración del PIT-CNT, señaló que el Sindicato de Trabajadoras Domésticas (STD) está trabajando hace tiempo en el tema porque se encontraron “muchas trabajadoras migrantes en situaciones irregulares”. Carlos Valderrama, de la Asociación Cultural y Casa de los Inmigrantes César Vallejo, informó que el flujo de migración desde Perú “viene menguando” y que, en cambio, creció el ingreso de “ecuatorianas y bolivianas que vienen a trabajar en el servicio doméstico”.También reclamó atención para los asiáticos que “vienen a trabajar en barcos de bandera de conveniencia en condiciones deplorables y es difícil comunicarse por la barrera idiomática”.
Tierra de oportunidades
Luego, el dirigente del PIT-CNT Juan Castillo dijo que la problemática del migrante extranjero “no es la misma” que afecta a los retornados, que ya tienen “un conjunto de derechos” como ciudadanos, y relató algunas situaciones que le tocó vivir en el Sindicato Único de la Administración Nacional de Puertos (SUANP) -actualmente ese gremio se llama Sindicato Único Portuario y Ramas Afines (SUPRA)-, en el que, según dijo, primaban las posturas “chauvinistas”. De acuerdo a lo que relató, “hubo que debatir mucho” con los trabajadores uruguayos para que “aceptaran a los peruanos”. Castillo dijo que lo que “no acepta” el PIT-CNT es que haya trabajadores que “cobren menos” y no respeten “los convenios conquistados” por los uruguayos. “Eso no es combatir al migrante sino hacerle entender que luchamos por los mismos derechos”, agregó.
Sobre la discriminación dijo: “Hay cosas que no dependen de la gestión de una oficina pública sino que son cuestiones culturales que hay que cambiar en una batalla diaria”. Castillo confirmó que si bien el país llegó a los más bajos índices de desocupación en décadas, “sigue existiendo desocupación” y en la construcción hay unos 3.500 desocupados; de los jubilados que se autorizó a volver a trabajar en el sector, “no llamaron ni a uno solo”.
Finalmente, Sosa dijo en diálogo con la diaria que se está recibiendo un promedio de 350 personas por mes, una cifra que triplica la de 2009. Además, no todos los retornados “pasan por la oficina porque muchos vienen con todo resuelto”, explicó. Están llegando familias de “conformación mixta”, a las que “no estamos acostumbrados” en Uruguay, como por ejemplo, “un uruguayo que se fue a Estados Unidos, se casó con una nicaragüense y tiene hijos norteamericanos”, dice Sosa. Confirma que hay discriminación hacia los uruguayos retornados y el problema “es que no se está viendo a ese otro como un uruguayo igual que nosotros”, sino como un extranjero más. “La migración es un derecho y hay que ver a los que llegan como personas que vienen a aportar y no a competir. En eso hay que cambiar”, concluye.