Juristas de la Universidad de la República, de la Universidad Católica y de la Universidad de Montevideo (UM) concurrieron el miércoles a la comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración de la Cámara de Diputados para dar su punto de vista sobre el proyecto de ley de matrimonio igualitario, elaborado por Ovejas Negras e impulsado por la bancada del Frente Amplio.

Walter Howard, profesor de la Cátedra de Derecho de Familia de la UM, opinó que la ley no es necesaria, ya que “no se va a utilizar”. “Se seguirá utilizando el matrimonio heterosexual, pero las personas homosexuales no se van a casar”, afirmó. Consideró que la Ley de Unión Concubinaria, que comenzó a aplicarse en 2008, se utilizó para uniones concubinarias que terminaban, pero no para aquellas que comenzaban.

Para Howard, la mayoría de las parejas del mismo sexo no han recurrido a la unión concubinaria y por lo tanto “dudo que recurran a ampararse en la ley matrimonial”. “El intento de aprobar esta ley es sólo para que exista un derecho, pero éste no se va a ejercer”, 
concluyó.

Por fuera de aspectos jurídicos sobre el proyecto dijo que su mayor preocupación tiene que ver con la “situación de la crianza de los niños por parejas del mismo sexo”. “Estudios psicológicos han determinado que si bien la genética determina la pertenencia invariable, inquebrantable y permanente de cada ser humano al sexo masculino o femenino, no debe perderse de vista que la formación social de cada ser humano y sus roles sociales dependan no sólo de lo biológico. Los factores familiares, educativos y culturales, entre otros, así como las propias opciones que asuman las personas, determinan la formación de sus identidades y los roles que habrán de desempeñar en la sociedad”, dijo, y citó al psicólogo español Aquilino Polaino-Lorente, que fue consultado por el Partido Popular español cuando el Senado debatía la adopción de niños por parejas del mismo sexo.

Para Howard, los estudios citados por Polaino-Lorente “manifiestan una mayor incidencia de trastornos de identidad de género en los niños que han convivido con padres con conducta homosexual. Asimismo, en esos niños se da una mayor promiscuidad en su conducta sexual y es mayor el número de contactos homosexuales antes y durante la pubertad”, dijo. El jurista aseguró además que las parejas homosexuales son más inestables que las heterosexuales, que “el índice de ruptura en las parejas homosexuales es sustancialmente mayor que en las parejas heterosexuales” y que “es mayor el índice de fidelidad de las parejas heterosexuales frente a las homosexuales”.

Cuando el diputado socialista Julio Bango le consultó sobre estudios que dicen “lo contrario” a los citados por Howard, en relación a desaconsejar la crianza de niños por parejas homosexuales, el jurista reconoció que hay “material de los dos lados, pero no uruguayos” y aclaró que no fue su intención oponerse “a que las parejas del mismo sexo tengan niños a su cargo”.

“En clase doy muchos ejemplos y digo tranquilamente que entre una pareja del mismo sexo 
-de hombres o de mujeres- que esté cuidando a un niño hace diez años y la posibilidad de que intervenga el INAU para dárselo a una pareja heterosexual, es obvio que me quedo con los primeros si lo están criando en forma normal”, agregó. Ante otra pregunta de Bango, el catedrático dijo que si esos estudios comprobaran que la inestabilidad familiar es mayor en las parejas heterosexuales eso no debería inhabilitar a que estas parejas tengan hijos, ya que pueden tenerlos “sin una ley que lo establezca”.