-¿Considera que debe haber un rediseño del Mercosur?
-El Mercosur es un mecanismo absolutamente apto para la integración productiva, para la integración social y política incluso. Pero obviamente se ha demostrado durante la historia que en algunos puntos no ha sido todo lo eficiente que hubiéramos querido. El Mercosur se construyó en 1991; por supuesto, tenemos que pensarlo para este siglo y para una realidad nueva. Ahora hay gobiernos que toman en cuenta lo que les pasa al pueblo y a la gente, y quizá en aquellos momentos no pasaba tanto. Hay que modificar la cuestión institucional, la carta de funcionamiento, absolutamente todo el sistema de decisiones, hay que ser más eficientes. El mecanismo de integración de los países más chicos tiene que ser mucho más fluido, los países más grandes tienen que tener más contemplación.
-Los países chicos, como Uruguay, tienen hoy una visión crítica del proceso.
-La visión crítica no es mala nunca, es lo que hace cambiar las cosas. Yo no veo que haya una crítica generalizada al Mercosur, al contrario.
-¿Coincide con lo que exponía uno de los panelistas, sobre que hay una agenda del Mercosur signada por el libre comercio y que ésta debería dejarse de lado en pro de una agenda de la integración productiva?
-Coincido absolutamente con ese punto de vista.
-¿Por qué dejar a un lado la agenda del libre comercio?
-Habría que preguntarles a los propios presidentes, yo supongo que un acuerdo entre ellos puede dar facilidades para que haya un rediseño rápido. La agenda del libre comercio es una agenda utópica, convertirla en una agenda real es más difícil, de mayor inviabilidad.