La posibilidad de elevar el Impuesto a la Renta de las Actividades Empresariales (IRAE), que ayer fue calificada como “interesante” por el asesor presidencial Pedro Buonomo, generó rápidos cuestionamientos desde las cámaras empresariales.

El tributo actualmente grava en 25% las ganancias de las empresas, pero la idea que se maneja en el entorno del presidente José Mujica y por técnicos de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) es elevarlo a 30%.

El presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Washington Burghi, consideró que la eventual suba de cinco puntos porcentuales significa un nuevo “cambio de las reglas del juego en la cuestión impositiva”. De todas maneras, Burghi aclaró que el tema todavía no ha sido discutido formalmente en el ámbito gremial porque la iniciativa solamente se ha manejado en “versiones de prensa”.

El titular de la CIU opinó que el incremento del impuesto, además de tener consecuencias en los niveles de inversiones, terminaría generando “una afectación muy grande en la credibilidad de Uruguay como país, que es tanto o más grave que eso”. A Burghi le parece que las opiniones favorables a aumentar la tasa del IRAE “no le hacen bien al país”, sobre todo porque “Uruguay se ha caracterizado por tener reglas que se mantienen en el tiempo”. “Eso nos ha sido de gran ayuda y nos distingue de distintos Estados de la región, pero debemos hacer las cosas para diferenciarnos más y no para igualarnos más”, planteó.

En esa línea, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay, Marcelo Lombardi, también hizo referencia a la necesidad de mantener “reglas de juego estables”, aunque aclaró que conocía la propuesta gubernamental sólo por trascendidos de prensa. Sostuvo que cuando se evalúa una inversión “se toman en consideración el marco impositivo y los mecanismos de promoción a los efectos de hacer sus estimaciones y eventualmente resolver”; en ese marco, consideró que “un sistema tributario poco estable en el tiempo no es algo que favorezca el clima de inversiones”.

Para Lombardi en Uruguay “ya existe una presión tributaria elevada”, que en los últimos años “ha crecido en función del PIB”, por lo que “no sería adecuado un mayor aumento de esta presión”. Por el contrario, según recomendó el dirigente gremial, lo importante sería avanzar hacia “una mayor eficiencia en el gasto público”.

Del campo a la ciudad

En tanto, el presidente de la Federación Rural (FR), Miguel Sanguinetti, expresó que una eventual suba de cinco puntos del IRAE sería “triste y lamentable”. “No es oportuno. Nunca puede ser bueno aumentar los costos cuando lo que hay que hacer es producir más para generar más exportación y más riqueza para todos”, sostuvo.

Sanguinetti también opinó sobre el interés por aumentar mediante esta medida la redistribución de la riqueza, una línea argumental que esgrimen quienes impulsan esta modificación tributaria. Sobre ese punto, el titular de la FR disparó que en Uruguay “más redistribución que la que hace el agro no existe”. “Es claro que cuando el agro anda bien, en Uruguay la redistribución se hace evidente. No hay más que verlo por Montevideo y otros lados del país”, sostuvo el dirigente. Además, conjeturó que “a la gente que está preparada y trabaja le llega la redistribución, pero al que no tiene trabajo o está agarrado al Plan de Emergencia no le va a llegar nunca”.

Por último, el presidente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (CAMBADU), Mario Menéndez, dijo que este tipo de aumentos tributarios “nunca son bienvenidos”. “Actualmente hay mucha cosa para pagar y hay que ver hasta dónde se puede hacer”, añadió. No obstante, Menéndez dijo estar “confiado” en que el Poder Ejecutivo “estudiará bien” las ventajas y las desventajas de esta iniciativa antes de avanzar en su puesta en marcha.