“Vivimos en un país pequeño”. Los libros de geografía liceal hacen notar que esta percepción se origina en la ubicación de Uruguay junto a los dos gigantes de América del Sur. También señalan que las fronteras con Brasil son territorios “fácilmente accesibles y penetrables” (Geografía 3: Las dinámicas del espacio uruguayo, de Roberto de Souza y Walter Álvarez). Hablan de integración social y cooperación fronteriza. Diez o 20 años atrás -el historiador Gerardo Caetano lo recuerda a menudo- los niños dibujaban mapas de América del Sur donde el único país coloreado era Uruguay, y más allá de sus fronteras se extendía un territorio blanco, lejano, incomprensible. El pensamiento de la integración parece haber dejado sus frutos.

Detrás de la decisión

El prosecretario Diego Cánepa, representante de Presidencia en el GAN, asegura que el futuro de Uruguay está ligado al futuro estratégico de Brasil, y en ese contexto tener diálogo “directo, al más alto nivel” es algo “esencial” para Uruguay. “Cuando Brasil empieza a ser un emergente, ¿qué tiene que hacer un país de tres millones y medio de habitantes que nació por una decisión del Imperio británico para resolver una guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata? Tenemos que entender los signos de los tiempos”, sostiene.

Afirma que la estrategia de Uruguay se basa en la apertura al mundo dentro de la región. El primer paso de esa apertura es el Mercosur, pero si éste “no va tan rápido”, vale la pena hacer “este experimento de integración fuerte con Brasil”. Cánepa consideró que Brasil precisa a Uruguay porque le da “una plataforma de legitimidad política” a sus “aspiraciones de liderazgo”. “Brasil necesita un liderazgo basado en una demostración de que el Brasil imperial se terminó. Y eso qué mejor forma de demostrarlo que con una relación construida en base a la igualdad entre un país de 200 millones de habitantes y un país de tres y medio”, evaluó el prosecretario. Consideró que el liderazgo “hay que ganárselo como los líderes de la Unión Europea, creando confianza en que Brasil va a liderar generando condiciones de igualdad para los países como Uruguay”.

Vaticina que sobrevendrán críticas al gobierno uruguayo por ir “en el estribo de Brasil”, como le gusta graficar a Mujica. “Yo creo que hay gente con una visión muy antigua y muy equivocada de este tema que va a terminar diciendo que Mujica y el gobierno buscan una nueva Cisplatina. Ya nos criticaron por ser sumisos. Eso es no comprender el lugar geopolítico que tiene Uruguay”, sentenció.

Cánepa cree que el principal hecho que los uruguayos debemos asumir es que “conocemos muy poco de Brasil”. “Uno de los grandes problemas uruguayos es la autocomplacencia, creer que sabemos de los temas. Los uruguayos tenemos una humildad impostada, porque en realidad cerramos la puerta y creemos que somos mejores que los argentinos, que somos más inteligentes, que sabemos más que otros, y en realidad tenemos un continente al lado al que conocemos muy poco”, afirmó. “Conocemos muy poco de su historia, conocemos muy poco de la política de Brasil. El 80% de los políticos uruguayos no saben qué es el PMDB, que es el principal partido político brasileño en los últimos treinta años”, apuntó.

Alberto Methol Ferré -vinculado al Partido Nacional e integracionistadecía que la historia no es tiempo, sino espacio-tiempo. “La geopolítica es obviamente anterior a la geografía, una abstracción muy posterior, que separa la tierra de la política”, señalaba. En esas fronteras accesibles, uruguayos y brasileños practicaron la integración durante décadas, pero las políticas gubernamentales parecieron ir a contramano de esa cotidianeidad: sistemas energéticos no compatibles, vías férreas que acababan en la frontera, políticas lingüísticas de las instituciones de enseñanza formal que ignoraron durante años la lengua de ese otro que habitaba en la puerta contigua de esa abstracción llamada “nación”.

El 31 de julio, los presidentes José Mujica y Dilma Rousseff firmaron un acuerdo para la constitución de un Grupo de Alto Nivel (GAN), con miras a definir un Plan de Acción para el Desarrollo Sostenible y la Integración entre ambos países. Y como la construcción identitaria nacional se define muy a menudo en oposición a Argentina, fue el propio Mujica el que aseguró que el “mano a mano” con Brasil se dio por motivos casi sentimentales. “Si contigo no puedo bailar, bailo con otro”, declaró, en referencia a las dificultades en las negociaciones con Argentina en diversas áreas (El Observador, 22/7/2012).

Sin embargo, la obsesión de Mujica con Brasil no surge a raíz del despecho con el otro vecino. En plena campaña electoral del año 2009 estrenó su primer traje en el encuentro que mantuvo con el entonces presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien calificó de “modelo” para el continente. Recientemente llamó a los empresarios a invertir en Brasil ante los obstáculos comerciales impuestos por Argentina. Durante el lanzamiento de las transmisiones digitales de Televisión Nacional, algunas semanas atrás, Mujica se refirió a Brasil como “la gran potencia emergente de nuestro continente” que es “parte de nosotros mismos”. “El futuro de América Latina se juega con la Amazonia, nunca contra ella”, manifestó.

“Nuestra China es Brasil, y muchos empresarios uruguayos no lo entienden. Basta que nos abramos a Brasil para tener un mercado que para nosotros es casi como el mundo”, sostiene el prosecretario Diego Cánepa, representante de la Presidencia en el GAN.

En el acuerdo que constituye el GAN, Mujica y Rousseff hablaron de un “nuevo paradigma” en las relaciones entre ambos países. Para la diplomacia de Itamaraty, el documento firmado en julio no es uno más del rosario de acuerdos que surgen del intercambio bilateral. “La importancia de Uruguay creo que es evidente para Brasil. Pero lo que es más importante, Brasil y Uruguay se han dado cuenta de que en determinadas áreas y campos podemos avanzar mucho más rápido solos que en el Mercosur, donde tenemos ritmos distintos”, declaró João Luiz Pereira Pinto, director del Departamento de América del Sur de la cancillería brasileña, encargado de las relaciones con Uruguay y Argentina. “En algunas cosas, Uruguay y Brasil ya están listos. Y es la falta de definición de los otros socios lo que nos impide implementar estos avances. Entonces, la idea es avanzar nosotros y les damos el ritmo y el ejemplo a los demás”, explicitó el jerarca brasileño, y mencionó como ejemplo la libre circulación de personas.

El GAN trabajará en seis subgrupos: integración productiva; ciencia, tecnología e innovación; comunicación e información; integración de la infraestructura de transportes; libre circulación de bienes y servicios; y libre circulación de personas. Cada subgrupo estará integrado por un funcionario brasileño y uno uruguayo de alta jerarquía. El subsecretario de Economía, Luis Porto, será el coordinador general por el gobierno uruguayo.

La primera reunión del grupo se realizó el 17 de agosto. “Nos hemos puesto un plan de trabajo y un cronograma muy ambicioso, que espera recoger los aportes fundamentales que se han hecho hasta ahora en la elaboración teórica, pero con la fuerte impronta de bajarlos a tierra y concretar resultados”, explicó en aquel momento el canciller Luis Almagro. En dos meses aproximadamente se realizará la primera reunión plenaria del GAN para sintetizar los planes de acción trazados en cada subgrupo.

Obstáculos en la frontera

El director de Integración y Mercosur de la cancillería uruguaya, Álvaro Ons, coordinará el grupo que se encargará de proponer planes específicos para la libre circulación de personas y de bienes entre ambos países. “Establecer sólidamente la libre circulación de bienes con Brasil tiene potencialmente gran impacto en términos de atracción de inversiones y de transformación de la estructura productiva”, remarcó Ons, y consideró ésta un área prioritaria. “Hay que concretar el objetivo de que alguien que invierte en Uruguay tenga la certeza de que va a poder vender en el mercado brasileño”, acotó.

Los empresarios arroceros uruguayos se quejan a menudo de las trabas impuestas para el ingreso a Brasil de sus productos, ya sea mediante barreras fitosanitarias o a través de disposiciones sobre el pasaje de los camiones por la frontera, por poner dos ejemplos. “El ex canciller Celso Amorim tenía una expresión muy adecua- da para eso. Él decía que la integración sólo sería una realidad el día que el guardia de la esquina fuese integracionista. Eso refleja bien la mayor parte de los problemas, porque lo que ocurre es que muchas veces las resistencias son locales”, argumentó Pereira Pinto. “El funcionario está acostumbrado a una rutina, no la quiere cambiar, muchas veces acaban surgiendo reflejos en el nivel administrativo de antipatías personales. Es algo en lo que tenemos que avanzar mucho y es un trabajo casi que de convencimiento a nuestras propias burocracias”, agregó. Acotó que la libre circulación de bienes es lo que está “dificultando Mercosur”, donde “cada uno tira para su lado y la sábana queda corta de un lado o del otro”.

Ventajas idiomáticas

Con la decisión del presidente José Mujica de adoptar la norma japonesa-brasileña para la televisión digital se abren múltiples áreas de cooperación bilateral. Para la primera quincena de octubre está prevista la inauguración del Centro de Desarrollo de Contenidos en televisión digital, que constará de tres laboratorios para desarrollar investigaciones de televisión interactiva de alta definición. Brindará, además, capacitación a cargo fundamentalmente de técnicos de Brasil y Japón. El director del Departamento de América del Sur de Itamaraty, Pereira Pinto, aseguró que la posibilidad más importante de cooperación en la materia pasa por la producción de contenidos en idioma español. “En Uruguay tienen un capital humano fantástico y que en muchas áreas es complementario al que tenemos acá. La idea es que cosas que ustedes ya dominan sean absorbidas acá, y viceversa. Porque es un área que todavía tiene un potencial de desarrollo extraordinario. Incluso hay una cuestión básica: es más fácil desarrollar productos con contenido en español en Uruguay que en Brasil”, explicó.

Cánepa estimó que será “difícil” avanzar en este tema, pero consideró que se hará porque hay “mucha voluntad política”. “Cada vez que surjan problemas, los presidentes estarán dispuestos a levantar el teléfono y zanjarlos”, aseguró.

Energía compatible

Otra de las áreas de trabajo del GAN será la compatibilización e integración de los sistemas energéticos. Uno de los problemas a superar consiste en que Brasil y Uruguay tienen ciclajes distintos. La red eléctrica uruguaya funciona con 50 ciclos y la de Brasil con 60, lo que dificulta la exportación de energía. Esto se solucionará parcialmente cuando se ponga en funcionamiento, en 2013, la línea de 500 kw que va de Candiota a San Carlos que incorporará una conversora de ciclaje (ver nota sobre integración energética). Un problema adicional surge de las diferencias en los marcos legales de ambos países. En Brasil, las empresas generadoras de electricidad son unas y las distribuidoras son otras, mientras en Uruguay UTE se encarga de ambas tareas. “Hay un marco legal muy distinto del de Uruguay, y entonces para vender energía necesitamos toda una traducción. Estamos trabajando para buscar la forma de que cuando haya necesidad en Uruguay se pueda vender desde Brasil y viceversa, pero de forma automática, no como se está haciendo desde hace algunos años, de forma ad hoc cuando hay necesidad, sino una forma más permanente, transparente y eficaz”, explicó Pereira Pinto.

Cánepa destacó que el acuerdo energético permitirá a Uruguay tener por primera vez “un respaldo de energía firme para cuando haya escasez”.

Perspectivas

El gobierno uruguayo piensa el 2013 como el año clave para concretar estos avances con Brasil que permitan “dar el ejemplo” a la región. “Yo creo que va a haber avances muy importantes en aspectos económicos, de complementación productiva. Se va a avanzar en bienes, en acreditaciones comunes, sacando las excusas del medio”, pronosticó Cánepa.

Pereira Pinto aseguró que la prioridad de Brasil “es y siempre será América Latina, y dentro de América Latina, América del Sur”. “Brasil en este momento está con una visibilidad global muy grande, pero en ningún momento a alguien aquí se le puso en la cabeza que vamos a ser un actor global. Ese tipo de acontecimiento puede ser circunstancial o permanente, pero la prioridad nuestra siempre será con América del Sur y con nuestros vecinos”, remarcó.