El ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker (Partido Socialista), afirmó que está de acuerdo con incrementar los gravámenes a las “ganancias extraordinarias”. Negó en diálogo con la diaria que una medida de este tipo desestimule la inversión y recordó que lo mismo se decía cuando se discutió la Ley de Negociación Colectiva.

En los últimos días se ha reavivado en el seno del gobierno la discusión sobre política tributaria, que ha estado presente reiteradamente durante el actual período de gobierno. El semanario Búsqueda informó a fines de diciembre sobre una reunión de integrantes del gobierno, con la presencia del presidente José Mujica, en la que se debatió el tema. El MPP y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Gabriel Frugoni, habían propuesto el año pasado incrementar el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE) del 25% actual a 30% para aquellas empresas que superen determinado margen de ganancia.

La semana pasada, el vicepresidente Danilo Astori advirtió en entrevista con El Observador que hay medidas que “creen fomentar la equidad pero afectan la inversión”. El ministro de Economía, Fernando Lorenzo, ironizó sobre la propuesta ayer en entrevista con La República. “Si por proponer cinco puntos porcentuales de aumento de impuestos se es más de izquierda, entonces quien propone aumentar ocho puntos es aún más de izquierda y así sucesivamente”, comentó. “Ninguno de nosotros -en el Frente Amplio- tenemos derecho a definir cuál de nuestros compañeros es de izquierda y cuál no”, acotó, y lamentó que haya “compañeros” que “no valoren los avances logrados”.

Consultado sobre este debate, Olesker consideró “correcto” que se procure “hacer más justo el sistema de gravámenes cuando hay ganancias extraordinarias”. Evaluó que el IRPF ya tiene “una progresividad importante”, aunque pueden introducirse cambios. Respecto de las ganancias empresariales, sostuvo que “la posibilidad de que haya un plus es buena”. Consideró que la recaudación que se extraería de ese incremento podría destinarse a “fortalecer la competitividad de la economía”. Específicamente, Olesker entiende que podrían otorgarse subsidios u otros apoyos a las actividades industriales de alto valor agregado. “Si quiero que la economía agregue más valor y empiece a tener menos estructura primaria, voy a tener una etapa en que hay algunas áreas de la economía que tengo que subsidiar”, opinó.

Respecto del argumento de que una medida de este tipo podría afectar las “reglas de juego” y por ende la inversión, el ministro remarcó que la iniciativa “entra en las reglas de juego” porque se trata de “un mismo gravamen” que “actúa diferente cuando hay ganancias extraordinarias”. Recordó que se utilizó el mismo argumento en el proceso de discusión de la Ley de Negociación Colectiva. “Se dijo que ningún inversor iba a venir por los costos salariales, y Uruguay es uno de los países de mayor inversión en la región”, apuntó, y evaluó que un eventual incremento del IRAE no alterará “ni la rentabilidad ni la competitividad”.