La estrella de la jornada fue el empresario argentino Juan Carlos López Mena y su nuevo barco Francisco Papa, que unirá Montevideo con Buenos Aires en un trayecto de dos horas y media. El arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, también tuvo sus minutos de fama, cuando fue invitado al escenario para bendecir el buque y recitar algunos pasajes bíblicos. Todo se desarrolló en la terminal de Buquebus en Buenos Aires, bajo la “amenaza” de una manifestación de integrantes de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, que nunca se concretó, y con ausencias significativas. Por ejemplo, la del canciller uruguayo, Luis Almagro.
Como telón de fondo se anunciaba la reunión de Mujica y Fernández. Estaba prevista para antes de la ceremonia, pero la presidenta argentina se demoró en una reunión con autoridades de un sanatorio de Rosario en la Casa de Gobierno. El día anterior, la cancillería argentina había emitido un comunicado en el que alertaba que si Uruguay autorizaba la ampliación de la producción de UPM sin satisfacer los pedidos de información del gobierno de Fernández, recurriría a la Corte de La Haya. Uruguay alega que ya ha dado toda la información necesaria. Mujica había insinuado en Nueva York que el gobierno estaba dispuesto a dar la autorización si la empresa realizaba ciertas mejoras ambientales en su producción, como modificar la temperatura del vertido de sus efluentes. Sus declaraciones no cayeron bien en el gobierno argentino, y el comunicado del domingo fue una muestra. A su vez, el pronunciamiento argentino, un día antes del encuentro de los presidentes, generó molestia en la cancillería uruguaya. Almagro aseguró ayer en Montevideo que Uruguay ya está en condiciones de tomar una resolución, porque transcurrieron los plazos fijados por el Estatuto del Río Uruguay. “Argentina tuvo la oportunidad de hacer los planteos, de hacer las preguntas y de establecer las objeciones formales que estimaba conveniente”, indicó.
Pero ayer sonaba la orquesta, los papelitos de colores alegraban la inauguración del Francisco Papa y no había lugar para caras largas. En las afueras de la terminal de Buquebus, una hora antes del inicio de la ceremonia, no había ni rastros de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. Tampoco los hubo después. Pero por si acaso, distintos sectores kirchneristas, entre ellos La Cámpora, se concentraron en la acera de la avenida Alicia Moreau de Justo. Eran cerca de 50 personas. “Estamos esperando que vengan por acá”, explicó a la diaria Daniel Bustos, de la agrupación Nuevo Encuentro, señalando la avenida Justo hacia el este. Se refería a los ambientalistas. “No consideramos que éste sea el momento ni el lugar para manifestarse”, alegó. En ese momento llegó El Oso, un integrante de La Cámpora que empezó a dar órdenes. “Los que no van a entrar, vengan conmigo, tenemos que bancar en la otra puerta”, ordenaba. “Es por si algún boludo se quiere hacer el vivo”, explicaba. “Se necesita gente adentro, por ahí, donde va a entrar la jefa”, indicaba también, en referencia a la presidenta argentina. “El Oso nos pidió que hiciéramos el aguante por acá, porque parece que va a venir gente, para no permitirles que entren”, explicitó uno de los activistas. Finalmente todos los grupos se concentraron, con banderas, en la puerta de la terminal por donde ingresaron los presidentes.
La ceremonia se demoró, porque a las 19.30 Fernández seguía reunida en la Casa Rosada. Mientras tanto, Mujica se reunía con autoridades de la Dirección de Migraciones del Ministerio del Interior de Argentina, para conversar sobre la situación de los uruguayos que residen en ese país. En todo momento se especulaba cuándo se produciría la reunión entre los mandatarios. Había una carpa dispuesta en el predio de la terminal para el encuentro, pero los mandatarios llegaron sobre la hora y no se detuvieron. Durante el acto de botadura del barco y la posterior visita a las instalaciones del buque, Fernández lideró la marcha, conversando animadamente con López Mena y posando para las cámaras. Mujica la seguía algunos pasos atrás.
En sus discursos ante un auditorio compuesto por diplomáticos, políticos, empresarios e incluso religiosos, tanto Mujica como Fernández elogiaron a López Mena. La presidenta argentina dedicó largos minutos de su discurso a alabar su espíritu emprendedor. Mujica lo calificó como “este señorcito tan inteligente”.
El presidente uruguayo comenzó con un agradecimiento al “pueblo argentino”. “Como en cualquier familia, tenemos líos y tenemos sentimientos, pero tenemos empresas comunes. Yo no me siento hermano del pueblo argentino, pertenezco a una nación que nació en la misma placenta, que es otra historia. Cuando vengo a esta ciudad encuentro mucho de lo mío pero más grande, más primer mundo”, comentó. “No les pido a mis amigos que renuncien de pensar lo que piensan, pero antes que nada son mis amigos, y mis sentimientos no me los va a sacar nadie”, continuó el presidente.
Como hermanos
El intendente de Colonia, Walter Zimmer, viajó en Buquebus para presenciar el acto. Coincidió con la visión del gobierno respecto de la actitud que debe adoptarse con Argentina. “Acá si nos ponemos duros, marchamos”, comentó el intendente a la diaria. Consideró que “hay que ser cuidadosos, sin perder soberanía”. “Acá cuando Perón le cerró las puertas a Uruguay, Uruguay se vino a pique”, recordó. En tanto, López Mena consideró que “las diferencias son normales” y que la conflictividad entre ambos países se da porque tienen “muchas cosas en común” y porque “son hermanos”. “Cuando uno discute siempre discute más con los que más quiere”, afirmó.
Remarcó que no va a “hacerles el juego” a quienes piensan que “las repúblicas latinoamericanas tienen que estar espalda con espalda”. “Jamás tenemos que cometer el error de que nuestras inevitables contradicciones nos separen. Vendré todas las veces que tenga que venir, mientras me den los huesos, para intentar un abrazo con el pueblo argentino”, concluyó.
Fernández comenzó llamando a Mujica “compañero y amigo Pepe” y se refirió a su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. “El otro día Pepe se mandó un discurso en Naciones Unidas contra el consumo de aquellos, impresionante. Yo recién le decía ‘mirá, Pepe, vos con tu discurso contra el consumo’ y acá [en referencia a la entrada del barco] lo primero que hay es un free shop”, comentó. Aseguró que personalmente no está “contra el consumo” porque “necesitamos que la gente consuma, porque si consume es porque tiene un buen salario, porque tiene trabajo, porque lo puede dedicar al esparcimiento”. Concluyó su discurso afirmando que, pese a las “diferencias”, “todos los presidentes de la región hemos entendido que la unidad es el único camino para crecer en paz”.
Luego los presidentes se trasladaron a la carpa y mantuvieron una reunión de 20 minutos en la que participaron también el secretario de la presidencia uruguaya, Homero Guerrero, y el canciller argentino, Héctor Timerman. En esa instancia se expresaron sinceramente las posiciones de cada parte. “Los dos países están dispuestos a ceder un poco y los dos se van a poner muy rígidos en las posiciones, pero va a haber una conversación”, afirmó a la prensa el embajador argentino en Uruguay, Dante Dovena. Luego del encuentro, las autoridades prefirieron no hacer declaraciones. Se acordó que las negociaciones por la autorización a UPM continúen, y hoy habrá una reunión técnica en Buenos Aires. Dovena señaló que en el encuentro participarán los cancilleres y vicecancilleres de ambos países, así como responsables de otras áreas de gobierno como el Ministerio de Transporte, la Comisión Administradora del Río Uruguay y las secretarías de Ambiente.