Este fin de semana se llevó adelante el Congreso de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (CAP-L), en donde el sector formalizó su apoyo a la precandidatura presidencial de Tabaré Vázquez y eligió su nueva dirección. También se aprobó el documento sobre coyuntura “A ocho años de 2013”, escrito por el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, en el que se hacen algunas apreciaciones sobre la realidad política mundial y nacional. Allí se afirma, por ejemplo, que la izquierda cometió el “grave error” de no fijar su atención en “el dinero”: “Debemos avanzar con el pueblo en pos de monedas populares, locales y alternativas como una de las tareas de emancipación más importantes de esta hora. Se trata de un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de los Bancos (incluso Centrales) y como para que no le propongamos al pueblo que lo tome en sus manos”.
El documento critica que el crecimiento económico se mida por una “bárbara unidad de medida”, como el Producto Interno Bruto: “No sólo no mide nada sino que llama ‘crecimiento’ a cualquier desastre. En la izquierda hemos estado omisos en cuestionar y problematizar también esos dos conceptos: ‘crecimiento’ y ‘PBI’”, a los que, se sostiene, “no los debemos aceptar nunca más”.
El texto hace además un fuerte énfasis en la problemática de la vivienda. Sostiene que el tema alcanza “dimensiones civilizatorias” y que es un asunto “demasiado grave” como para dejarlo “en manos de los arquitectos”: “A ellos, más que a nadie, les costará muchísimo romper con los paradigmas de su academia. Ello nos ha conducido a grandes fracasos y seguirá conduciéndonos a desastres sin remedio”. En ese marco, cuestiona la imagen que el país presenta de sí mismo: “Ofrecemos al mundo el traste de un gigantesco desierto fértil y verde, lleno de recursos al alcance de la mano, y peligrosamente vacío. Corremos un riesgo monumental”.
Luego interioriza en la realidad capitalina: “¿Cómo puede un profesional universitario hoy en día seguir denominando ‘saneamiento’ al desastre ambiental de la red cloacal montevideana (que conocemos como nadie)?”. “Aguas de lluvia, aguas servidas y efluentes hospitalarios e industriales por un mismo caño y sin tratamiento previo alguno, son evacuadas con la única salvedad de que gracias a una financiación del BID (¡Parece joda!) colocamos un caño para tirar esa asquerosidad un poco más lejos. Es impresentable”, describe el texto, y añade: “No debe haber cosa más contaminante del Río de la Plata que Buenos Aires y Montevideo”.
El documento lanza una mirada crítica de la burocracia estatal: “El Estado actual es funcional al más rígido statu quo. Tiene vida propia y milita activamente contra los cambios” y guarda “enormes intereses burocráticos entrelazados con poderosos intereses corporativos públicos y privados”. “Está casi totalmente privatizado y por eso grita a favor de cuanta estatización sea posible”, afirma. El clientelismo “ya no pertenece a ningún Partido: fue privatizado por el Estado como monstruosa supercorporación con vida propia, sea cual sea el color gobernante de turno. Cinco años, ocho años, no es nada ante su permanencia secular inamovible”.