Pirulo le dicen al tesorero del Sipes, quien ayer fue recordado por sus compañeros. Había estado el sábado de noche en los preparativos de la actividad, en el salón comunal de Punta de Carretera, pero ayer tuvo que volver a su trabajo porque los terrenos estaban inundados y muchos animales podían morirse. Pirulo trabaja en la estancia La Tortuga, una de las 14 que tiene su patrón, el contador Diego Ortiz, conocido en la zona por su participación en la industria frigorífica. En mayo de este año, la Inspección General del Trabajo detectó varias irregularidades en ese establecimiento, entre ellas filtraciones de agua en el techo, paredes sin pintar, falta de frazadas, un botiquín que tenía sólo algodón, personal sin equipos adecuados, ningún análisis de potabilidad del agua, problemas en la instalación eléctrica y peligro de accidentes, sobre todo en época de crecientes. 15 días después, volvieron y encontraron todo en la misma situación. Voceros del Sipes denunciaron ayer que el empresario prefiere pagar las multas en lugar de regularizar las situaciones que detectaron los inspectores del MTSS. “Lo que precisamos es que la responsabilidad sea también penal; no alcanza con multas”, dijo uno de los militantes. En diciembre del año pasado, uno de los trabajadores de La Tortuga había sido despedido por afiliarse al sindicato, pero luego debió ser reintegrado tras negociaciones en la Dirección Nacional de Trabajo.