Varias cuadras antes de llegar, la cantidad de ómnibus estacionados, sumados a los puestos de ropa, recuerdos y objetos religiosos, daban la pauta de que estábamos cerca de la Gruta de Lourdes. Ayer, 11 de febrero, se celebraba el Día de la Virgen y los fieles concurrieron en masa al santuario.
Algunos vendedores se mostraron decepcionados por la concurrencia de este año. Mientras ofrecía imágenes religiosas a la gente que llegaba, María contó que “antes venían un montón de ómnibus de excursiones de acá, pero también de Argentina y Brasil. Esto se llenaba, y todos vendíamos bien. El tema es que ahora los mormones y los ‘pare de sufrir’ se llevaron mucha gente”.
En la puerta había un vendedor de panchos, un churrero, una señora que vendía cuadros con imágenes religiosas y otra que tenía roscas de chicharrones y velas. Al lado de ellos, el diputado Pablo Abdala (Corriente de Acción Renovadora) juntaba firmas para plebiscitar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobada a fines de 2012. Lo acompañaban varios militantes que estaban desde las 8.00 interceptando a los fieles para pedirles su firma e impresión dactilar.
La más entusiasta, Josefina, explicó que no pertenece a ningún partido y que se sumó a la campaña porque “no puede ser que cuatro tipos sentados en sus sillones decidan por todo el pueblo. El pueblo está enojado por esto, vas a ver que cuando sea la votación: vamos a ganar por muchos votos”.
El diputado Abdala también es optimista: “Falta que lleguen todas las papeletas que andan circulando por el interior, repartidas entre los líderes partidarios de cada pueblo”. Puso como ejemplo de quienes “han trabajado mucho” a los diputados blancos Gerardo Amarilla, en Rivera, y Carmelo Vidalín, en Durazno, aunque también destacó los respaldos que obtuvieron entre integrantes del oficialismo. “Ya tenemos la firma de [Víctor] Semproni y Andrés Lima y hace unos días conseguimos la de Tabaré Vázquez. En estos días firmarían Esteban Pérez y Jorge Pozzi. Nuestro objetivo es conseguir la del presidente [José] Mujica”, adelantó Abdala.
Luego destacó la concurrencia a ese tipo de eventos masivos, en los que siempre ha tenido buena respuesta: “Fuimos a las ferias de Piedras Blancas y Parque Rodó, entre otras, y lo bueno es que el que no acompaña, por lo menos no rechaza despectivamente, como en otras convocatorias”.
Por otro lado, o a propósito de la ubicación en la que estaban juntando las firmas, afuera del santuario, Abdala se mostró preocupado por el apoyo “desparejo” que le ha dado la Iglesia católica a la iniciativa. “En comunicados y declaraciones han brindado su apoyo pero en los hechos ha sido desparejo. Es entendible; la Iglesia católica es como el Partido Nacional: cada párroco va por su lado”, planteó el diputado, entre risas. Y agregó: “Por un lado, personas como monseñor Daniel Sturla nos han ayudado mucho, pero luego nos encontramos con negativas como la de hoy. Creo que está mal, porque esto no se trata de una iniciativa partidaria. Las que sí nos han apoyado mucho han sido las iglesias evangélicas”.
Fieles divididos
La mayoría de los interceptados accedía a firmar. Una de las más vehementes fue Marta, quien se declaró “indignada” por una ley que “aprueba el asesinato” y que va en contra de las leyes divinas: “Si Dios eligió engendrar vida en ese cuerpo, con qué autoridad una persona puede negar eso”.
En la misma línea de confrontación estaba Agustín. Dijo que la aprobación de esa ley “demuestra que estamos viviendo una dictadura. Esto se suma al matrimonio homosexual y a la idea de legalizar la marihuana. Todos sabíamos que el Frente Amplio es ateo, pero nunca pensamos que iba a emprender tan duro contra la iglesia”. Mientras esperaba que estuviera pronto el pancho que había pedido, concluyó su razonamiento sin mucho optimismo: “Esto no va a parar. El Frente Amplio no va a parar el ataque mientras la Iglesia católica esté presente en Uruguay”.
En un tono más moderado, Héctor dijo apoyar la propuesta porque “este tipo de temas, tan complicados, los tiene que resolver el pueblo. Como votamos el tema de las privatizaciones hace unos años, ahora debería pasar lo mismo”. Manifestó no saber qué votaría si es que se llega al plebiscito pero en todo caso opinó que lo importante es que “se pueda decidir entre todos”. Su indecisión ante una posible votación está basada en que “es un tema con muchos matices, porque hay distintos casos con los que no se puede actuar igual. Una cosa es permitir el aborto en casos de malformación o de violación y otro es el caso de esas madres que se embarazan por descuido y sólo quieren sacárselo así pueden seguir descuidándose tranquilas. Eso no debería ser así, es capricho y la vida no se hace por capricho”.
Otro de los firmantes fue Giovanni, el vendedor de churros, quien estaba con su hijo Ariel, que también había adherido a la campaña. No arrancó muy convencido con el éxito de la convocatoria pero enseguida pareció cambiar de opinión: “Esto es todo cuento, no sirve para nada. Pero lo que están haciendo los locos está bien: que decida el pueblo, aunque el aborto lo tiene que decidir la mujer, si lo quiere tener que lo tenga, si no lo quiere tener que no lo tenga. Lo bueno es que esté controlado porque si no es un peligro”.
En su corcel
Entre los que no quisieron firmar estuvo Elvira, una señora que al salir del santuario se sentó en el piso, se descalzó y estiró las piernas con cara de alivio. “Los que firman se quejan de que decidieron sin consultarle a la gente, pero no entienden que de eso se trata nuestro sistema de gobierno. Imaginate si el gobierno o el Parlamento le tuviera que consultar al pueblo cada vez que tiene que tomar una decisión y encima esperar a que nos pongamos de acuerdo. Se aprobaría una ley por año. Las discrepancias que podamos tener con esas decisiones las tenemos que poner en práctica cuando nos toque elegir nuevamente a aquellos que nos van a representar”, afirmó, mientras se hacía aire con una mano de cartulina que una mutualista estaba repartiendo junto a unos volantes. Para terminar, criticó la ley vigente: “Ojo, yo defiendo la ley pero me parece que tiene cosas malas. Todavía las mujeres somos vistas como bobas pecadoras que cometemos el error de abortar porque no tenemos información o porque tomamos una decisión apresurada. Pero es mejor que lo que teníamos antes, cuando se nos morían las jóvenes en esas clínicas truchas”. Luisa, en tanto, fue enfática al concluir que “esta juntada de firmas es una movida para captar votos de los católicos” y “para poner el palo en la rueda del gobierno”.
Para los militantes que acompañaban a Abdala la recolección viene muy bien en las últimas semanas. Emerson, por ejemplo, contó que recibieron “muchas firmas de personas que se manifiestan a favor de la ley pero que quieren que se someta a la aprobación de la ciudadanía”. Dijo que la recolección avanza a buen ritmo y destacó que el contacto con la gente le ha permitido enfrentarse a distintas realidades y también a varias anécdotas curiosas. Una de ellas es la cantidad de gente que dice apoyar la convocatoria, pero “cuando va a firmar dice que no sabe hacerlo”. Otra anécdota que recordó fue cuando un tipo disfrazado de El Zorro se acercó a la mesa en que recogían adhesiones con la intención de firmar. Consultado por la diaria sobre si el enmascarado estampó su firma de ciudadano o su conocida letra Z, Emerson aclaró que “firmó normalmente”.