Amado tuvo que remarla ante la indiferencia del resto de los legisladores de la oposición y buena parte de su primer punto de la interpelación fue desactivado rápidamente por Bonomi. Se trata de la presunta violación ocurrida en el Comcar el 31 de diciembre de 2011 entre funcionarios policiales en servicio, un punto que fue desmentido por Bonomi en los primeros minutos de la interpelación.

El ministro aseguró que otra funcionaria fue quien hizo la denuncia recién el 13 de marzo de 2012, pero luego la Justicia comprobó que no se había tratado de una violación sino de una relación sexual consentida entre dos oficiales (un hombre y una mujer), que además estaban ebrios.

El debate en la comisión volvió por momentos a ese episodio. Bonomi informó que los funcionarios habrían incurrido en una falta grave al estar brindando un servicio policial en estado de ebriedad, por lo que se les había iniciado una investigación sumaria todavía en curso.

Más tarde, Amado salió al cruce de ese argumento: dijo que las autoridades no tienen el control de lo que ocurre en las cárceles, que de todas maneras los policías estaban borrachos y que una situación similar ya había sucedido en la Navidad de 2012, como se desprende de las denuncias cruzadas entre el sindicato policial y los jerarcas del establecimiento penitenciario.

Arrancó movida

Cuando empezó su discurso, Amado mencionó, además de la presunta violación, los robos ocurridos en Maldonado durante este verano, el récord de homicidios en 2012 (267 en total) y la continuidad en 2013 de esa tendencia (31 en enero). “Han dicho varios legisladores del oficialismo que los temas por los que hemos llamado al ministro del Interior son ‘temas menores’. ¿Cuáles son los temas menores para el Frente Amplio [FA]?”, preguntó el legislador.

Luego se lamentó porque “ni los robos taquilleros” habían alterado las vacaciones del ministro, así como tampoco el comienzo del año en materia de homicidios, con cifras similares a 2012. “¿Considera que esto es una situación de emergencias?”, preguntó. Después atacó directamente a Bonomi que, según Amado, “no sólo no cortó sus vacaciones, sino que fue incapaz de asumir la responsabilidad para dar la cara de la seguridad de todos los uruguayos. Debió interrumpir su licencia [...] ¿Cómo se manejan las licencias en el Ministerio del Interior?”, preguntó.

Quizá previendo un discurso aburrido y tedioso de Bonomi, Amado le dijo al ministro que “ya tenía ganada” la interpelación, porque el jerarca sabía que se iba a ir del Parlamento sin ningún tipo de consecuencias. Sin embargo, le advirtió que “la soberbia es mala compañera de viaje” y que si bien le podía ganar “la interpelación, no habrá dado respuesta” a la ciudadanía.

Esto último provocó una fuerte reacción de Bonomi: dijo sentirse “profundamente desilusionado” porque “un diputado joven, que se había mostrado con posiciones diferentes, propias, independientes, haya sido el impulsor de esta interpelación veraniega”. Después aclaró que el problema no era con el llamado sino con sus motivos, y que Amado primero iba a llamarlo a sala por la presunta violación, luego por los robos en el este del país y luego por los homicidios. “Lo que quedó en pie es la voluntad de llamarme a sala. Son excusas”, expresó.

Se abre la cancha

Rápidamente la bancada del FA logró desactivar uno de los puntos del debate propuestos por Amado -la licencia de Bonomi- bajo el argumento de que no estaba en los puntos de la interpelación. El encargado de denunciarlo fue el diputado Yerú Pardiñas (Partido Socialista), cuya intervención fue avalada por el presidente de la Comisión Permanente, Enrique Rubio (Vertiente Artiguista). Más adelante, Bonomi haría referencia al tema diciendo que nunca se tomó 32 días de licencia.

También se refirió a los robos en el este del país y dijo que el que más le preocupó fue el de la joyería. Sin embargo, recordó que el empresario argentino Alejandro Bulgheroni reconoció que el robo de joyas que sufrió “era un problema suyo”, y recordó el caso de la esposa del italiano Edward Elkann. “Supuestamente [las joyas] eran por 3,5 millones de euros, pero no pasaron por la puerta de nuestro país ni salieron de Barajas y cuando hace la denuncia no incluye el robo de las joyas”, manifestó.

En relación a estos casos, Bonomi adujo que le dedicaron “ocho tapas a los problemas de seguridad en Maldonado y dos al ministro”. “Estas tapas tienen que ver con declaraciones de dirigentes de Vamos Uruguay [VU, sector del Partido Colorado al que pertenece Amado], que están lejos de defender nuestro turismo”. También cuestionó a ciertos medios de prensa que habían “magnificado los hechos”. Bonomi pasó luego a referirse a las cifras de hurtos en 2005 y en 2012 en Maldonado, mostrando que en el primer caso habían sido 949 y en el segundo 746, y mostró un recorte de prensa de 2005 para probar que, sin embargo, en aquel momento se hablaba de un “balneario seguro”.

Homicidios y “paternalismo”

El capítulo de los homicidios fue el más complicado para Bonomi, ya que 2012 registró un récord histórico. En este pasaje el discurso del ministro se entreveró un poco más especialmente en su primera parte, cuando cuestionó a la Fundación Propuestas que responde al sector de Amado (y que no había sido mencionada en toda la interpelación) por no utilizar los criterios internacionales para generar sus cifras sobre inseguridad ciudadana.

Acto seguido, Bonomi desmenuzó los números sobre homicidios. Dijo que durante 2012 en Montevideo, en 64 asesinatos participaron personas con antecedentes penales y en los 91 casos restantes no, mientras que en 2013, 16 de los 31 muertos fueron por ajustes de cuentas.

Los 31 homicidios de 2013 fueron números inferiores, según dijo, a los del mismo mes de 2012, cuando se registraron 37. El ministro volvió a advertir sobre el aumento de los ajustes de cuentas (“aumentó la participación de las armas de fuego en los homicidios”) y también desglosó que 40% de las víctimas de asesinatos tenía antecedentes penales.

Tras la exposición del jerarca, la bancada del FA pidió un cuarto intermedio para convocar a una conferencia de prensa en la que Bonomi dio un resumen de su discurso, lo cual molestó notoriamente a Amado, que terminó dando otra conferencia paralela. “Las cosas deben decirse primero en el recinto parlamentario”, expresó.

El interpelante cuestionó que el ministro criticara a VU y a la prensa, y que haya culpado “a los gobiernos anteriores” cuando en realidad “la herencia maldita es el gobierno de Vázquez, y eso lo dijo el propio Bonomi”. También volvió a referirse al tema de la licencia, diciendo que “no hay ningún uruguayo que tenga 32 días de licencia”. Por último, dijo que el ministro “justifica los ajustes de cuentas” un término que calificó como “amplio, difuso e impreciso”. “No puede haber muertos de primera y de segunda”, cuestionó.

Cuestión de cara

Ya en sala, Amado le pidió al gobierno “un poco de humildad y autocrítica” y dijo que no iba a referirse a las cifras: “No me da el estómago ni la cara para ver si tenemos 20 muertos más o menos”. Terminó su discurso cuestionando la “estigmatización” que el propio Ministerio “hace”, cuando “la Policía detiene a gente de otros barrios en Pocitos, Malvín”. “La idea es que no los van a estigmatizar, pero que se queden en su barrio. ¿Usted soportó lo peor de este país y luchó para esto?”, expresó.

Finalizado este discurso, Amado se vio atormentado de cuestionamientos de todos los legisladores del FA, que criticaron muchos puntos de su discurso, con el plus de que dentro de la oposición se encontraba cada vez más solo (literalmente, al punto de que por algunos minutos fue el único legislador de la oposición presente, ya que los seguidores colorados que estaban en las barras ya habían abandonado la sala en su gran mayoría). Los frenteamplistas, un gran número (porque muchos diputados que no pertenecen a la Comisión Permanente asistieron de todas formas) dijeron sentirse “desilusionados” del diputado colorado. “Tenemos simpatía con Amado, pero es preocupante el planteo que ha hecho el joven legislador”, dijo Pardiñas. En tanto, Alejandro Sánchez sostuvo que “esperaba otra interpelación del diputado”, y Juan Carlos Souza, que no vio “hacer uso de su inteligencia” a Amado.

Sobre el final, cuando se iba a votar la moción de satisfacción, hablaron algunos legisladores de la oposición que no habían dicho una sola palabra hasta entonces. El senador colorado José Amorín fue el primero, al defender un “ataque injustificado” a su partido, y luego los nacionalistas Pablo Iturralde y Sergio Abreu, que habían sido indiferentes al debate, se quejaron del “botijeo” y el “paternalismo” de algunos legisladores oficialistas.