Mediante una carta dirigida a su presidente, el coronel Guillermo Cedrés, y que hizo pública Subrayado, el comandante del Ejército, Pedro Aguerre, manifestó su voluntad de “no continuar siendo socio” del Centro Militar, luego de 40 años “de colaboración”.

Entre los motivos de su renuncia, explica que “últimamente en esa sede se han incrementado los rumores y murmuraciones sin fundamento, lógica, ni mucho menos verdad y que sólo muestran egoísmo y falta de hidalguía”, cosa que ha verificado con “varias fuentes confiables”. Luego, agrega que en el Centro Militar “se ha cuestionado el trato” que le dispensa a su padre, “lo que no es ético, no es lógico y no es racional, pero sobre todo no es humano”. El padre del actual comandante del Ejército es el general retirado Pedro Aguerre, que se opuso al golpe de Estado de 1973 y que a raíz de eso terminó preso.

En la carta, el jefe del Ejército plantea que ha sido amigo de sus amigos y “camarada leal de todos los soldados: sin prejuicios, sin preconceptos y sin distinción de grado. Sin embargo, “la hemiplejia en la crítica continua” hacia su persona, “anónima e indirecta, persiste”.

Aguerre advierte que así no se construirá “un futuro de unión” en el Ejército sino que se fragmentará “cada vez más”. “Menos aún lograremos una integración total, ya que si algunos de nosotros no somos capaces de respetar a nuestro camaradas, prestándonos a la calumnia solapada, no pretendamos el respeto de los demás”, agrega. Luego menciona que ha recorrido “el interior profundo”, transitando “metro a metro” la frontera para “conocer, dialogar y aprender” y que “hacía treinta años que un comandante no conversaba con algunos integrantes” del Ejército “en el Norte del país”. Aguerre decidió además que su renuncia al Centro Militar fuera informada mediante un comunicado a los oficiales generales, en el que explica que si bien se trata de una decisión “personal”, el impacto de ésta “no puede aislarse del plano institucional”.