La Intendencia de Florida tuvo que devolver un coqueto bloque de granito que pretendía ser el huevo cósmico de uno de los buques insignias de la administración departamental en materia de inversiones. El bloque era ajeno. Lo sustrajeron funcionarios de la comuna en el lugar en el que lo había dejado su dueño, un constructor que lo había trasladado desde Melilla.

La historia arranca el 29 de enero: con mariachis, tacos, tequila, embajadores y hasta con el canciller de la República en la escena, la Intendencia de Florida celebró ese día la promitente instalación de la empresa mexicana AITI, asegurando una inversión inicial de 900.000 dólares, que con los años ascendería a cinco millones de dólares. AITI ensamblará luminarias en base a inducción magnética, para exportar a países de la región.

Carlos Enciso, Luis Almagro y empresarios mexicanos, colocaron la piedra fundamental y descubrieron, retirando la bandera de Florida, una placa fijada a un enorme bloque rosado que, ahora se sabe, resultó ser ajeno.

La piedra, que había sido protagonista de la tarde de celebración entre corridos y rancheras, tuvo que ser retirada del lugar, ya que la comuna la consiguió sustrayéndola del sitio en el que la había dejado su dueño, Feliciano Sosa. El constructor había presentado una denuncia policial que, poco después, como consecuencia de las averiguaciones, terminó en la aclaración del motivo de la desaparición del pesado elemento.

El caso tomó estado público en un informe del canal local TVFlorida. Lo fueron recogiendo diferentes portales, que agregaron nuevos datos. Pero ayer de mañana restaba conocerse aún la responsabilidad dentro de la comuna. “Fue una equivocación, un error involuntario del cual tenemos responsabilidad porque estamos a cargo de la Dirección de Obras”, irrumpió, con una llamada telefónica de motu proprio a la radio CW33, el director Germán Fierro. “Se necesitó la piedra, y como estaba ahí, y no era propiedad privada, se sacó para el monolito, para poner la placa”, explicó Fierro, aclarando siempre que nada de lo que decía justificaba lo hecho.

Cuando se obtuvo el bloque de granito del predio en el que lo había dejado Sosa, fue trabajado y mejorado para el destino dispuesto por la comuna. Pero ahora Sosa no está dispuesto a aceptar algo que no está “tal como cuando se lo llevaron”. Ayer aún no había visto su bloque de granito, que perteneció al ahora demolido edificio de una escuela de Melilla. “Yo la piedra la voy a aceptar, siempre y cuando esté en las condiciones en las que yo la tenía. Quiero lo mismo que se llevaron”, apuntó. No obstante, se prepara para negociar, en caso de que no esté como pretende verla. “De por medio ya hay algo, que ya se ha estado hablando”, señaló.