Para un montevideano resulta extraño el ambiente del Municipio del Chuy. Quienes esperan para realizar un trámite y los funcionarios hablan en tono amable y bromean. A un vecino le comunican que tiene que pagar una multa de un par de miles de pesos por cometer una infracción y hasta parece que se lo tomara con humor.

En ese clima le pregunto a la recepcionista por Mary Urse, la alcaldesa del Chuy. Me responde que todavía no llegó porque está en una reunión “del lado brasileño”. Un rato después aparece y pide disculpas por la demora. Entramos a su despacho -que está lleno de fotos con vecinos y placas de reconocimiento-, le entrega sus celulares a la secretaria y pide que no la interrumpan. Empezamos a hablar de todo: su pasado, su presente político, el Chuy, el Frente Amplio (FA) y el futuro de esa zona fronteriza.

La historia de Urse no es la de cualquier político. Nacida en Florida, en el seno de una familia blanca, al morir su padrastro tuvo que salir a trabajar para mantener a su familia y llegó a prostituirse.

Respecto de esto, Urse es muy clara: “Yo nunca engañé a nadie, nunca dije lo que no soy. No me arrepiento de nada. Si mañana dejo de ser alcalde y tengo que volver a hacer lo que hice para mantener a mis hijos o a mis nietos, lo voy a hacer. Yo no robé ni maté a nadie. El Estado jamás me pagó una asignación para mis hijos. Uno es policía, el otro es chofer y la otra es gerenta de un autoservice acá. No son ni drogadictos ni ladrones”.

A pesar de eso, reconoce que en algún momento se sintió discriminada por su pasado: “La discriminación siempre está. Te discriminan si sos negra, gorda, vieja, prostituta, gay o pobre. Sin embargo, tanto una meretriz como la mujer de un presidente valen igual. Una meretriz, una negra, un gay o lo que sea; cualquiera puede llegar a ser presidente si se lo propone. Mentira que vale el estudio o la plata para ser un buen político. Importa no ser corrupto y ser cristalino, y eso lo tengo. Podrán decir de mí cualquier cosa, pero jamás van a decir que soy corrupta, que me quedé con lo ajeno. Los concejales ponen todos las manos en el fuego por mí. Yo tengo códigos. Eso no lo tiene cualquiera”.

Al llegar al Chuy fue vendedora de ropa, de discos compactos, de cigarros de freeshop en el famoso cantero central de la avenida Brasil y hasta tuvo un bar llamado Marymar, donde había chicas que ejercían la prostitución. Urse explica que ese local dejó de ser suyo cuando asumió como alcaldesa. “Las chicas iban y yo no les andaba preguntando para qué iban; si ellas querían ir a ver si enganchaban algún cliente no me parece mal, pero ahí no pasaba nada, si ni piezas había”, aclara.

Cuando llegó al Chuy militó en el Partido Nacional pero luego hubo cosas que la alejaron. “Me puse a trabajar para [el ex intendente Irineu] Riet Correa y de algún modo me fui decepcionando. Creo que con la muerte de Wilson [Ferreira Aldunate] el Partido Nacional que yo quería dejó de existir”. Luego tuvo un pasaje de tres meses por el Partido Colorado, hasta que llegó al FA porque “el pueblo me lo pidió. Por eso, cuando el doctor Mario Ansa armó la lista 40, me sumé”.

Dice que en el FA la llegaron a discriminar por su pasado en los dos partidos tradicionales, a pesar de que, por ejemplo, “todo el mundo sabe que Pepe [Mujica] era blanco y nadie le dice nada; lo que pasa es que yo soy chica. El FA fue armado de alguna manera por los partidos tradicionales. Quizá Wilson, si viviera, estaría en el FA”.

“Ayudar a la gente”

Esa falta de apoyo se notó en las últimas elecciones, en las que ganó, cuando los candidatos del Movimiento de Participación Popular no fueron a saludarla y hasta hicieron una caravana paralela. “Yo gané sin apellido, sin dinero, sin apoyo político. Le debo todo al pueblo del Chuy. Tengo el apoyo de la intendencia de Rocha y de [Danilo] Astori, de [Daniela] Payssé, de [José Carlos] Mahía, toda la 2121, el sector al que me integré recientemente y que me defiende a muerte. Y fundamentalmente de mi pueblo; en carnaval todo el mundo me saludaba”.

Cuando asumió la alcaldía encontró una ciudad con serios problemas. “El hambre, la pobreza, la falta de trabajo y de vivienda eran problemas graves. Hoy compramos 22 hectáreas para la construcción de 250 viviendas. Hay empresas constructoras que han tomado mucha gente, han abierto muchos free-
shops dando trabajo”, explica Urse, quien también ha recibido críticas en los últimos meses.

A finales del año pasado, ediles nacionalistas denunciaron que Urse le había dado a una familia un terreno que ya tenía dueño, y que éste, cuando llegó al lugar, se encontró con una nueva construcción en su propiedad. Sobre ese episodio, Urse afirma: “Lo que hice lo volvería a hacer, con permiso o sin permiso. Lo único que hice fue atender la pobreza, después el tema de los papeles se arregla. Las críticas me dan lástima. Es triste que tengan que hacer política con la pobreza”.

Ahora en el Chuy se está hablando de la construcción de un hotel cinco estrellas. “Hay dos inversores. Tengo una persona que me dijo que este año lo empezaba, quizás en mayo, ya que tiene sus propias tierras, pero también hay otros inversores interesados. Necesitamos más hospedaje en el Chuy, en el carnaval la capacidad estaba colmada y la gente no tenía dónde quedarse”. Además, se proyectan otras obras importantes: “El polideportivo ya comenzó a hacerse, la terminal de ómnibus en poco tiempo estará pronta, el parque eólico está en camino y van a trabajar más o menos 1.500 personas. También nos estamos preparando para el mundial de fútbol de 2014, porque queremos que el Chuy no sea sólo un lugar de paso”.

Al terminar la charla, habla de la felicidad que le genera la tarea que realiza. “Yo no lo hago por la plata. En el boliche de cuarta que tenía hacía el doble de plata de lo que gano de alcalde. Pero ahora por fin estoy haciendo lo que me gusta. Ayudar a la gente que me necesita. Mi pueblo es lo que más me interesa y por mi pueblo humilde me hago matar”.