-¿Cómo debe interpretarse la decisión del vicepresidente Danilo Astori de salir en defensa del Ministerio de Economía?

-No fue una reacción espontánea sino la necesidad de expresar una opinión, luego de un cúmulo de opiniones que no estaban dando cuenta de qué era lo que nosotros pensábamos sobre muchas cosas. Respondió a la necesidad de decir: “así pensamos nosotros”, y que nuestro pensamiento no fuera expresado mediante de la interpretación distorsionada o intencionada de otros. Y además fue como un llamado a hacer las cosas de otra manera. Fue la necesidad de dar cuenta de que había un estado de ánimo especial. Tengo la impresión de que es producto de que se conversa poco de política, y se conversa poco en los ámbitos que generan la fraternidad necesaria para decirse las cosas más crudas con la mayor sinceridad, de la manera más afectuosa posible. Como hacen los amigos, intercambiando una comida. En la propia discusión del Consejo de Ministros planteé mi coincidencia con Astori pero también lo planteé del lado de que yo le tengo mucho afecto a Pepe, y que a la lealtad que teníamos como gobierno en mi caso se agregaba una unión afectiva. Por eso el FLS salió a conversar con los distintos sectores. Me preocupa mucho que por el exceso de marcar perfil nos rifemos el destino de la gente.

-¿Plantearon al MPP en la reunión que mantuvieron con ese sector la preocupación del FLS por las filtraciones de información?

-El tema de las filtraciones es un problema general de toda la izquierda. Tiene que ver con la incapacidad que tenemos de debatir las cosas de frente y entonces buscamos caminos laterales, en los que a vos no te critican, no hay respuesta. No tenemos ningún lío especial con el MPP, eso se lo dijimos a los compañeros. No sentimos que haya una discrepancia con el MPP desde el punto de vista de los objetivos, aunque los instrumentos a veces son distintos.

-Sí se han expresado diferencias sobre quién conduce la política económica.

-Nosotros aclaramos en la reunión que no pretendemos que no se opine sobre los temas económicos. Rafael [Michelini] pone un ejemplo muy bueno: si el ministro de Salud dice que hay que empezar la campaña de vacunación el 15 de marzo, que venga el ministro de Transporte a decir que tiene que empezar el 20 no corresponde. Daría la impresión de que no es bueno enterarse por la prensa de las iniciativas que tienen que ver con la cartera de uno, y eso tiene más que ver con una metodología de trabajo.

-¿Tuvieron receptividad por parte del MPP?

-Para mí fue una muy buena reunión, porque no hablamos tanto de lo que pasó sino de lo que tenemos que construir. El hilo conductor es cómo construimos la victoria. Las condiciones mínimas son que éste termine siendo un buen gobierno, tener un mejor programa y condiciones necesarias para que el mejor candidato, que es Tabaré Vázquez, asuma toda la responsabilidad de conducirnos a la victoria. Porque la derecha viene por todo, a hacer el mayor ajuste fiscal, social y económico nunca visto en la república, porque ellos no quieren que quede absolutamente nada de lo que estamos construyendo.

-¿En estos días Mujica le expresó de alguna manera su respaldo al ministro de Economía, Fernando Lorenzo?

-Yo creo que es claro que hay un solo equipo económico, es notoriamente claro, y lo que planteó Pepe es cómo nos reorganizamos para rendir y trabajar mejor.

-Hay frenteamplistas que plantean que la fórmula de crecimiento y políticas sociales está agotada.

-Que me traigan un frenteamplista que esté conforme con esa fórmula. Hoy no estamos en la discusión de si reforma o revolución. Yo ofendería si dijera que en el FA hay quién quiere ir hacia un modelo cubano; sin embargo, eso es socialismo. Hay otros a los que les gusta el modelo chino y dicen que eso es socialismo. Yo creo que hay que construir una sociedad que supere al capitalismo, no sé cómo se tiene que llamar, pero sí sé que nunca vamos a llegar, porque cada vez que nos aproximemos a la meta, siempre habrá un nuevo sueño. Y el solo hecho de decir que nuestro destino está aca es plantearse una opción conservadora. Es como decir que Marx es la Biblia. Yo me resisto a pensar que un flaco que fue muy inteligente, que nos dio categorías muy útiles, nos esté gobernando el pensamiento ahora. Por eso no hablamos de modelo, somos un proyecto: la búsqueda de una sociedad que supere el capitalismo. Refugiarse en catalogar a los demás como algo para sentirme el superado es el principal error de sectarismo que no hay que cometer. Cuanto más inseguro se está de lo que se piensa, más sectario se es. El Ñato [Eleuterio Fernández] Huidobro nos decía que señalar al otro en realidad está reflejando una inseguridad. A mí no me gusta que me digan que soy de derecha, porque voy y los agarro a trompadas a los que me dicen eso. Yo no me puedo sentar al lado de un traidor ni de un tipo de derecha, no puedo compartir el mismo partido. Podré compartir la sociedad. Pero no puedo hacerle el agravio a alguien, porque tengo que ser consecuente. Y si yo pienso que en la izquierda hay un tipo que es de derecha, le tengo que decir: “O te vas tú o me voy yo”.

-Desde la oposición se manifiesta mayor coincidencia con el FLS que con otros sectores del FA, por lo menos en política económica. Los catalogan de socialdemócratas. ¿Se sienten cómodos con ese calificativo?

-No. Pero además, la realidad indica otra cosa. Con quien es más dura la derecha es con nosotros, y yo entiendo por qué. Yo soy de Peñarol y me encanta halagar a los de Nacional porque sufren como locos cuando los halago, porque lo que esperan de un aurinegro es una actitud de rivalidad, porque halagarlos implica que uno no los respeta mucho ni los considera. La derecha ha sido muy dura con nosotros. A los ministros que más les ha pegado ha sido a los nuestros. ¿Por qué? Porque yo siento que somos la izquierda que la derecha teme, porque somos capaces de captar la base social que hace que tengamos el triunfo. No somos los únicos, porque el MPP en la elección pasada, cuando trajo blancos y colorados, también buscó ampliar la base social, y también era muy enemigo de la derecha. ¿Y cuál es la forma de golpear? Decirte que sos parecido a ellos. Ese juego nosotros lo hacíamos. Hoy si hubiera un sector medio progresista en la derecha, que no lo hay, hablaríamos loas de ese sector para ver si lo podemos traer o debilitar. Es parte del juego político.

-¿Considera que en un eventual tercer período de gobierno del FA sería necesario incrementar los recursos destinados a infraestructura?

-De cara a un tercer período, tenemos que ir constituyendo un fondo de mantenimiento vial nacional y departamental. Hay que incrementar además la obra nueva, y que la financiación tenga alguna ligazón con el uso de la infraestructura. Creo que la prioridad tiene que estar en la conectividad este-oeste del país.

-Hasta ahora sólo se presentaron dos contratos de PPP. ¿Por qué?

-A lo largo de la historia del Parlamento pusimos tantas cosas para que las conductas no se desviaran, que al final terminamos haciendo que sea ineficiente, porque hay que pasar por tantos controles que al final, o terminás no respetando la norma para hacer, o cuando hacés, llegás tarde. Y lo que es peor, no evitás los desvíos de conducta. En Uruguay parece que hay de por sí una sospecha instalada de que todas las personas tenemos la voluntad de embromar al Estado. Si no cambiamos esa cabeza, va a ser muy difícil. ¿Eso quiere decir que no haya controles? No, pero tiene que haber controles post. Creo que la ley de PPP, y lo planteó Pepe en el Consejo de Ministros, tiene muchos organismos intervinientes. Hay que establecer que si el organismo no se expide en tantos días, es aprobación tácita.

-¿Está preocupado el gobierno por eventuales declaraciones de inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia de la ley sobre Pluna y de la ley de patente única?

-Orgánicamente no lo hemos tratado. Yo sí estoy preocupado, por supuesto que con mucho respeto por las decisiones. Pero la ley de Pluna y las patentes me preocupa, porque ahí uno siente que no dañaste a nadie. Lo otro se podrá discutir, pero las patentes, con lo que todos los gobiernos departamentales estuvieron de acuerdo, solucionó un problema. En Pluna, lejos de dañar la masa de acreedores, sacamos una deuda. Pero bueno, también tengo que expresar en lo previo mucha confianza en que no hay un prejuzgamiento respecto del gobierno.

-El Poder Judicial pasaría a incidir en temas claves para el gobierno.

-Sí, pero también es cierto que el Poder Judicial no pidió que le dieran esos temas, alguien se los llevó. La judicialización de la política es un riesgo, pero eso no es responsabilidad del Poder Judicial sino de los actores que promueven eso. Aunque también el Poder Judicial debería tomar recaudos para no ser utilizado para zanjar dificultades políticas de las minorías.

-De cara a las próximas elecciones, ¿el tema Pluna puede afectar la imagen de los ministros del FLS?

-Yo se lo he dicho a los compañeros con mucha franqueza en estas reuniones: en realidad no es un tema de preocupación de la gente. Le preocupa a alguna dirigencia de izquierda, pero todo el mundo sabe que procedimos con las mejores herramientas en una situación difícil. Y tomamos decisiones valientes, porque alguien tenía que decir en algún momento: “pará”. Y el camino de apostar a que los trabajadores hagan su emprendimiento y apoyarlos en eso, no como papitos sino como compañeros, es un buen camino. Nosotros no podíamos, por salvar nuestro pellejo, complicarles la vida a los uruguayos. Las encuestas dicen que el equipo económico tiene un respaldo altísimo, y ese equipo económico lo integran compañeros que fueron protagonistas en esto. Eso no quiere decir que tengamos la soberbia de decir que no nos equivocamos. Probablemente hayamos cometido errores, capaz que había otros caminos que no nos fueron sugeridos, probablemente actuamos muy presionados, y cuando uno toma decisiones casi que por necesidad, pierde por obligación. Pero no se nos puede imputar que no quisimos buscar una solución rápida. También fue un gran aprendizaje. Aprendimos que pudimos recuperar la conectividad en tiempo récord. Se nos cayó un mito; yo estaba convencido de que era un negocio fantástico, de que iban a venir y se iban a pelear, y no se peleó nadie por este negocio.

-En todo el episodio del aval a Cosmo jugó esa necesidad de actuar rápidamente. Luego Cosmo no concretó la compra. ¿Eso también fue un aprendizaje?

-Nosotros estábamos vendiendo aviones, y a todos les decíamos que se apuraran, que presentaran todo rápido porque había como 1.000 interesados. Porque yo no voy a decir: “Mire, tengo estos tomates pero nadie los quiere, ¿usted me los compraría?”. Nosotros lo que hicimos fue empujar y empujar. Acá nos ofrecían cartas de compañías de seguros que estaban en el país pero con radicación en otro país, y les dijimos: “Vale igual, tráigala”. Y si no la traían, les decíamos: “A ver cómo podemos hacer”. Todo eso lo hicimos. Claro, algunos son inversores como yo: están llenos de ideas y no tienen un peso. La primera subasta la suspendimos porque dijimos: “No viene bien la mano, los cuatro que andan en la vuelta no es seguro que puedan presentarse, vamos a estirar el plazo”. Una de esas empresas nos dijo: nos faltan 48 horas. Otra pedía plazo. Era un ítalo argentino con cuentas en Suiza, un panorama rarísimo. Pero pedían plazo, y lo dimos. Al final sentías que había gente tratando de vender un negocio que no era propio, consiguiendo los clientes para ver si lo podían comprar. De eso fuimos víctimas también. Ahora, tú me podés acusar de que ayudé a esos tránsfugas. Y sí, capaz que los ayudé. En buena fe, no haciendo nada ilegal, a ver si podía conseguir alguien que se hiciera cargo de la deuda de los aviones.

-¿El gobierno no sabía del vínculo del representante de Cosmo con Juan Carlos López Mena antes de la subasta?

-No teníamos por qué saberlo. Y además, si lo hubiéramos sabido, ¿qué importaba? No se hizo nada ilegal. Los ministros llaman siempre preocupados, no por una empresa, preocupados porque determinadas cosas salgan. “Mirá, estamos en esto, no lo tranquen por un sello, no le digan: che, llegaste 16.15”. Nosotros no hacíamos un identikit, estábamos vendiendo aviones. Si venía alguien con 137 millones le decíamos: “Tomá, un gusto haberte conocido”, y se llevaba los aviones. Y capaz que era el tipo más requerido del mundo. Cuando uno vende cosas, no pide un certificado de buena conducta.