“Cinco grandes problemas” encontró el ministro de Desarrollo Social (Mides), Daniel Olesker, cuando asumió la titularidad de la cartera. Los detalló en una entrevista con el semanario Búsqueda publicada la semana pasada. El primero, la “dispersión programática: muchos programas, mal focalizados y solapados”. El segundo, “una gestión en el territorio muy dispersa”. También se encontró, según Olesker, que la recolección de información por parte del ministerio estaba “retrasada” y que las visitas que se hacían a los beneficiarios de los planes estaban “estancadas”. Otro problema, apuntó el jerarca, fue que 80% de la plantilla del ministerio estaba compuesta por trabajadores tercerizados y con niveles salariales por debajo del promedio de la administración central. Y finalmente, que la “comunicación” entre programas estaba “fragmentada”.

Ante esta situación, continuó Olesker, cuando asumió la titularidad de la cartera se dedicó a “ordenar” la casa, con lo que obtuvo “resultados mejores” en la aplicación de las políticas.

Los comentarios del ministro socialista no le cayeron bien a su antecesora, Ana Vignoli (Partido Comunista), quien escribió una carta de respuesta dirigida a Búsqueda y enviada también a la diaria. “No es la primera vez que el ministro del Mides sale a la prensa a hablar de su gestión y comienza hablando de los ‘grandes problemas’ que encontró en el ministerio en julio de 2011, cuando nos sustituyó en el cargo”, comienza la misiva. Vignoli señala que “hasta ahora” se había llamado “a silencio” porque las dificultades en materia de gestión deben discutirse “en los mejores términos y con la mayor profundidad”, y no “a través de los medios de prensa”.

No obstante, puntualiza que en ningún otro traspaso de funciones durante el actual período de gobierno se ha asistido a la “notoria necesidad de desprestigiar la gestión anterior” que se advierte en los comentarios de Olesker.

Vignoli señala que en las primeras etapas del Mides se debió afrontar un proceso de “construcción, estructuración y ordenamiento administrativo” del ministerio. “En sus inicios, frente a las urgencias que debió afrontar, para proveerse del personal imprescindible lo hizo mediante contratos realizados por medio de ONG o de pases en comisión de otros organismos públicos. Los procesos de concurso llevan un tiempo que no se compadece con las urgencias existentes en ese momento”, justificó. “Nada de esto es desconocido por las actuales autoridades, pues también el actual ministro debió recurrir en este período a la figura del pase en comisión para proveer múltiples lugares que él entendió imprescindibles”, continuó.

Respecto del proceso de reestructuración del ministerio, Vignoli recuerda que éste se enmarca en el proceso de reforma del Estado, que incluye a varios ministerios, y puntualiza que se acordó en el gabinete que la reestructura en el Mides comenzaría en 2011, luego de su sustitución en la titularidad de la cartera. “Los ‘cinco grandes problemas’ descubiertos por Olesker al ingresar al ministerio, estaban ya descubiertos por las primeras autoridades del ministerio, que comenzaron a tomar medidas para resolverlos en el corto período que les quedó luego del Plan de Emergencia, y por nosotros desde el comienzo de nuestra gestión”, sostiene. Vignoli concluye que deben encontrarse “las formas de discutir en un marco de respeto y seriedad en torno a las diferencias”. Afirma también que la “profundización de los cambios no implica empezar de nuevo”.

Olesker ya había tenido un cruce el año pasado con Marina Arismendi, titular del Mides durante el gobierno de Tabaré Vázquez. Arismendi discrepó con la reestructuración que está llevando adelante el actual ministro y con los criterios “político partidarios” que utilizó para la designación de los coordinadores departamentales del Mides. “Cuando fuimos oposición a esto le llamábamos clientelismo”, había sentenciado Arismendi en aquella instancia.