El dirigente metalúrgico y del Partido Comunista Marcelo Abdala comenzó con una referencia a las discusiones públicas que se dan en materia de política económica. Estimó que éstas aparecen de una forma “muy promiscua” y sostuvo que “no hay dos equipos económicos”. “Obviamente que hay lucha ideológica, pero hay que buscar el camino y sintetizar”, indicó. Manifestó que quienes catalogan al movimiento sindical como un “palo en la rueda” del gobierno se equivocan. “Es al revés, el movimiento sindical empuja”, sostuvo.

Abdala consideró necesario “generar las condiciones para abrir una nueva etapa de transformaciones” en el país. Opinó que se requiere un cambio en la matriz productiva, para volverla más equilibrada, y lograr una mejor distribución de la riqueza. Afirmó que deben “desmercantilizarse algunas cosas que deberían ser derechos”, como la salud, la educación y la vivienda.

El sindicalista manifestó su preocupación por la inflación y la política cambiaria, se preguntó si no habrá otra forma de combatir la inflación y sugirió “controlar los precios de alguna manera”. En cuanto a la política cambiaria, evaluó que se está desestimulando la producción nacional. Remarcó por otra parte que se debe gravar más “a los que se llevaron ganancias extraordinarias”. “Hay que meter la mano ahí”, sentenció.

Lorenzo comenzó su exposición afirmando que los trabajadores “siguen y seguirán representando el elemento motor fundamental en nuestra sociedad” y que “no tiene sentido la autocomplacencia” respecto de lo que se ha hecho. Aseguró que para el Frente Amplio (FA) es “normal esta sensación de que el debate es permanente”. “A mí me gusta mucho debatir”, sostuvo.

El ministro enumeró cuatro señas de identidad que a su entender definen el pensamiento de la izquierda en materia económica y política. En primer lugar, el impulso al desarrollo productivo. En segundo lugar, que el crecimiento económico y la justicia social deben darse en forma simultánea. En tercer lugar, que no cualquier estructura productiva garantiza el crecimiento duradero ni la justicia distributiva. Y finalmente, que es necesario ampliar la base de derechos efectivamente ejercidos por los ciudadanos.

Lorenzo aseguró que quedan cosas por hacer pero enfatizó que el gobierno está cumpliendo con el programa establecido. “Yo soy el primer impaciente, pero cuidado, que no por tener esa actitud vamos a lograr que los procesos de cambio terminen consolidándose con cierta durabilidad en el tiempo”, advirtió.

Lorenzo coincidió con Abdala en que es necesario un nuevo “impulso”, y que su definición debe concretarse en el debate de cara al próximo programa del FA. No obstante, puntualizó que los problemas “se revierten con esfuerzo sistemático”. “Si nos volvemos impulsivos y creemos que con un empujoncito más ya está, le erramos, porque son muy profundas las causas que llevaron a que las cosas funcionaran mal”, apuntó.

Aseguró que el FA tiene una agenda distributiva y que sigue vigente la distinción entre izquierda y derecha. “Hay distintas nociones sobre lo que la igualdad significa. Para la derecha es un problema de igualdad de oportunidades. Para la izquierda es un problema de acción deliberada sobre la desigualdad, con la intención de que se mitigue”, remarcó.

Afirmó que se está concretando un proceso de cambio estructural en la producción y coincidió en que es necesario diversificar la matriz productiva, pero apostando al mismo tiempo a sectores con alta demanda internacional. Alertó que hay sectores productivos con problemas y “con pocas oportunidades de que esos problemas se resuelvan” e hizo notar lo “esencial” que es para Uruguay la integración regional en materia productiva.

Al cierre de esta edición, el intercambio continuaba con la participación de los asistentes al comité.