En Uruguay se lava dinero. A ese dato hay que agregar otros, por si alguien no los conoce: también hay homicidios, explotación sexual de la infancia, violencia doméstica, hurtos, rapiñas y muchas otras conductas perjudiciales para la sociedad. La Organización Mundial de Sanidad Animal certifica que somos un país libre de aftosa, pero lamentablemente no estamos libres del delito. Tampoco somos un país libre de influencias de los programas de televisión argentinos más exitosos. Esta desgracia es menos grave, pero no debe subestimarse su importancia.
Como casi todos sabemos a esta altura, Jorge Lanata difundió el 14 y el 21 de este mes en su programa Periodismo para todos, emitido por el Canal 13 argentino, informes sobre presuntas maniobras de lavado de dinero realizadas por personas vinculadas con el ex presidente Néstor Kirchner. Según esos informes, parte de las operaciones ilegales pudo haberse llevado a cabo en Uruguay, y en el primero de los programas se comentó, con ironía, que si alguien viene a depositar cinco millones de dólares en nuestro país, lo único que se le pregunta es si quiere un café. A esa referencia se agregó, para agitar las aguas locales, que la intrincada controversia causada en Argentina por la denuncia incluyó declaraciones en el programa Intrusos en el espectáculo, transmitido allá por América TV y aquí por Canal 10. El tema se instaló en los medios uruguayos, conocimos múltiples y diversas opiniones sobre la posibilidad de que fuera verosímil lo de los cinco millones de dólares y el café, hasta el presidente José Mujica comentó el asunto, Lanata se refirió en su programa de Radio Mitre a lo que había dicho Mujica, y así seguiremos hasta que alguna otra cuestión, más o menos importante, sustituya al escandalete en curso.
A Lanata seguramente le importa poco si la presunta ruta del dinero sacado de Argentina pasó por Uruguay o por Eritrea. El centro de su actual interés es postular la relación de Kirchner y de su viuda y sucesora, Cristina Fernández, con una trama de operaciones ilícitas. Como dijo en una inefable entrevista con El Observador publicada el martes 23 (ver http://ladiaria.com.uy/UCk y http://ladiaria.com.uy/UCl), no puede probar esa acusación “en términos judiciales”, pero considera que no le compete hacerlo. También le importa, según señaló en la misma entrevista, mantener 33 puntos de rating, desde su actual posición como emblema de la oposición al kirchnerismo y en el marco de un sistema de medios masivos en el cual todo parece ser a la vez política y farándula.
La precisión técnica no es el punto fuerte de Lanata. Cuando el periodista de El Observador le preguntó “¿Uruguay es un paraíso fiscal?”, su respuesta fue: “Quizá no lo sea formalmente, y también es cierto, para ser sincero, que en el último tiempo han aumentado un poco los controles, pero por lo que yo creo sigue siéndolo de algún modo, de una manera indirecta”.
Resulta, sí, que “en el último tiempo”, durante los gobiernos de Jorge Batlle, Tabaré Vázquez y Mujica, nuestro país ha desarrollado y fortalecido un dispositivo institucional contra el lavado de dinero, o sea contra las maniobras realizadas para que quienes obtienen ganancias ilícitas (ya sea mediante narcotráfico, cobro de coimas o simple evasión de impuestos) puedan disfrutarlas como si las hubieran obtenido legalmente. Durante muchos años las normas uruguayas fueron poco rigurosas en esta materia (aunque nunca llegamos a ser un “paraíso fiscal”), y hubo incluso quienes consideraron conveniente que así fuera, invocando el objetivo de hacernos atrayentes como “plaza financiera”, pero hace unos cuantos años que ese tipo de curro tiene viento internacional en contra.
Lo que importa para nosotros es perseverar en esa difícil tarea de prevención y represión contra los grandes y refinados recursos del crimen organizado, y ocuparnos de cualquier denuncia fundada e investigable. El resto es espectáculo.