El ex subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) durante el gobierno de Tabaré Vázquez y a principios de la actual administración, Conrado Ramos, se incorporará hoy formalmente al Partido Independiente (PI), tras haber vivido una serie de progresivos alejamientos con el gobierno y con el Frente Amplio (FA).

El ex jerarca dejó su cargo en agosto de 2010, luego de mantener notorias diferencias con el director de esa oficina, Gabriel Frugoni. En una entrevista a la diaria en 2011, cuestionó duramente el rol que tomó la OPP en el actual gobierno, al expresar que este organismo “no debe salir a disputar espacios de poder ni a pelear con el Ministerio de Economía, a chocarle con un impuesto o a embromarle”. Un año y pocos meses después, dio a conocer un artículo en el que interpretó que las afirmaciones de esta entrevista habían generado “enojo” en el gobierno. Aseguró que antes de estas declaraciones venía trabajando “como consultor para algunas reparticiones del Estado” y que luego de ellas no pudo seguir desempeñando este trabajo porque no lo contrataron más.

En noviembre del año pasado, Ramos fue propuesto como asesor del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) por el directorio, junto a otros técnicos. El INAU elevó la propuesta a Presidencia de la República y ésta aprobó todos los nombres excepto el de Ramos. Esto motivó que el director del organismo por el PI, Dardo Rodríguez, no votara la contrapropuesta del Ejecutivo, que excluía al ex director de la OPP. En los últimos meses, Ramos fue un duro crítico del nuevo proyecto de Estatuto de Funcionario Público que la Cámara de Diputados se apresta a votar la próxima semana. Según entiende, se trata de un proyecto anticuado, con bases sobre las que “no se trabaja más en los países desarrollados”, y que impone clasificaciones escalafonarias caducas.

Ramos dijo a la diaria que se integra al PI reafirmando su apoyo a “un proyecto socialdemócrata de izquierda”. Si bien entiende que el FA “ha iniciado ese camino de generar un modelo socialdemócrata desarrollista” con una participación estatal fuerte y generadora de “acuerdos neocorporativistas entre capital y trabajo”, también sostuvo que tiene “muchas dudas” respecto de las “luchas intestinas” que hay en el gobierno y en la fuerza política, que tuvo “su impulso y su freno”. Entre sus cuestionamientos, dijo no tener claro si el actual rumbo “tomará los vicios que tienen las democracias populistas de la región” o, en cambio, tomará el rumbo de un “partido programático”. Además, entendió que al llegar al poder el FA repitió “tradiciones de politización en la gestión y patronazgo político” características de los partidos que gobernaron tradicionalmente el país.

Por último, cuestionó que el FA no incorpora a la “agenda política” importantes temas en los que él ha trabajado (como la “profesionalización de la gestión pública”, la transparencia y la “participación de la sociedad civil”), y a la vez sostuvo que está limitado en el abordaje de estos temas porque tiene “ataduras clientelares”.

Según dijo, a diferencia del FA, el PI puede tratar estos asuntos e incluso le ha dado la oportunidad de “aportar en sus discusiones programáticas”. Consideró además que el PI puede ser “un buen espacio” para instalar estos asuntos en la opinión pública.