Mientras la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, le hacía entrega de las llaves de la ciudad a Nicolás Maduro, venezolanos y uruguayos opositores al mandatario se manifestaban en la plaza Independencia. No eran más de 30, en su mayoría venezolanos radicados en Uruguay. Fernanda Escuder y Claudia Briceño, dos venezolanas residentes en Uruguay que habían convocado el caceroleo, dijeron que emigraron de su país por la “inseguridad” y que ahora, “desde aquí”, están “luchando para que se restablezca la democracia en Venezuela”. “En nuestro país no podemos manifestarnos sin que nadie nos venga a atacar. No estamos de acuerdo con las políticas de intimidación que se están llevando a cabo”, dijo una de ellas. Casi como colado entre la amplia mayoría venezolana estaba el diputado Martín Elgue, suplente de la lista 71 de Montevideo. Todos juntos cantaron el himno venezolano y el uruguayo.

Lejos de eso, en uno de los salones de la Intendencia de Montevideo, el respaldo que recibía Maduro era total. “Maduro, a los yanquis dales duro”, gritaba un señor que escuchaba con atención al mandatario. Tras las palabras de Olivera y de la presidenta de la Junta Departamental, Gloria Benítez, el venezolano hizo un discurso extenso y focalizado en la figura de Hugo Chávez. Dijo que el difunto líder “ha dejado una huella gigante, un vacío gigante que lo ocupa otro gigante: el pueblo de Venezuela”. Se congratuló porque Chávez logró “convertir al pueblo en poder” y recordó que llegó “por la vía de Cristo Redentor al socialismo”. Al finalizar, rememoró con alegría cuando el presidente José Mujica vistió una “chaqueta militar de Bolívar” en diciembre de 2011, durante la cumbre constitutiva de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe.

Desde allí fue hasta la sede del PIT-CNT, donde lo esperaban los dirigentes de la central, Mujica, autoridades del gobierno y unas 400 personas que vieron el acto desde una pantalla gigante colocada en la calle. En el público había más banderas de Cuba que de Venezuela. Antes de que tomara la palabra Maduro, el coordinador de la central sindical Fernando Pereira se refirió a los “pedidos de reclamo” a Maduro que le había solicitado la oposición (especialmente la diputada nacionalista Ana Lía Piñeyrúa). El dirigente recordó que se trata de “la misma oposición” que no convocó consejos de salarios, que no votó leyes de negociación colectiva y que permitía que echaran a los trabajadores que hablaban en cada 1º de mayo. Remató aclarando que “el movimiento sindical no es neutral y apoya al régimen de Venezuela porque está del lado de los desposeídos”.